El 28 de octubre de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, en los astilleros navales de Filadelfia, en Pensilvania, Estados Unidos, se desarrolló uno de los experimentos más fabulosos de todos los tiempos: el llamado “Experimento Filadelfia”.
A grandes rasgos, el experimento se trató de lo siguiente: basándose en la teoría del campo unificado de Albert Einstein, que regía la interacción de la materia, la luz y la gravedad; y la teoría dinámica de la gravedad de Nikola Tesla, la Marina de los Estados Unidos comenzó a desarrollar experimentos para lograr la invisibilidad de los barcos a través del uso de campos electromagnéticos.
En esa fecha, el buque USS Eldridge DE-173, tras poner en funcionamiento dos enormes generadores que había en su interior para generar campos electromagnéticos, logró lo imposible: hacerse invisible al ojo humano.
Varios testigos relataron que luego que los generadores del barco comenzaran a zumbar, una niebla verde comenzó a envolver toda la nave hasta que desapareció de la vista de todos los presentes. Sin embargo, también habría ocurrido otro hecho insólito.
A la misma hora, cientos de testigos afirmaron que el USS Eldrige había aparecido durante 15 minutos en la base naval de Nolfork, Virginia, ubicada a cientos de kilómetros de Filadelfia, para desaparecer después. Es decir, el experimento que buscaba la invisibilidad de los barcos había derivado accidentalmente en un caso de teletransportación.
Los mismos testigos relataron que cuando el crucero USS Eldridge comenzó a materializarse de nuevo en sus coordenadas originales, en la bahía de Filadelfia, algunos marineros aparecieron fundidos con la sensación estructura metálica del buque, mientras que otros comenzaron a sangrar por las narices, experimentaron terribles mareos o simplemente desaparecieron para no volver a ser vistos jamás.
La marina de Estados Unidos, posteriormente, negó en forma categórica haber realizado dicho experimento, aunque sospechosamente los archivos de la tripulación se esfumaron de la faz de la tierra, y la bitácora y las cartas de navegación de la nave también se perdieron para siempre.
El barco, en tanto fue vendido en 1951 a Grecia, con 300 toneladas menos de instrumentos en su interior que también desaparecieron.
En 1984, basado en estos extraordinarios hechos, se estrenó la película “El experimento Filadelfia (“The Philadephia Experiment”), adaptación de un libro sobre la mencionada conspiración gubernamental.
En la película se mostraba a dos jóvenes marineros del U.S.S. Eldridge, quienes durante el experimento saltaban en el tiempo y aparecían 40 años en el futuro, para darse cuenta de que el mismo experimento había renacido a manos del gobierno americano, aunque esta vez sus enemigos no eran los Nazis sino que la Unión Soviética.
La película mostraba que ambos experimentos, el de 1943 y 1984, se habían conectado porque los generadores del barco USS Eldridge habían abierto un portal en el tiempo.
Poster de la película de 1984 “El Experimento Filadelfia”, protagonizada por Michael Paré y Nancy Allen.
Cuatro años más tarde, un hombre de 57 años llamado Al Bielek, quien sufría desde hace años un severo cuadro de amnesia relativo a varios detalles de su propia vida, después de ver esta película tuvo una especie de revelación. Bielek reveló que comenzó a recordar varios pasajes ocultos de su vida, por lo que acudió a varias terapias para desbloquear su memoria.
De ese modo, descubrió que había trabajado supuestamente en el Proyecto Montauk, un presunto proyecto secreto del gobierno de Estados Unidos llevado a cabo en la década de los 70’ y 80′ en la estación de la Fuerza Aérea de Montauk, en Long Island, que, como una inmediata consecuencia del Experimento Filadelfia, había desarrollado técnicas de guerra psicológica e investigaciones increíbles, incluyendo viajes en el tiempo. Bielek estaba convencido de que sus recuerdos habían sido reprimidos y bloqueados para mantener en secreto dicho proyecto.
Conforme sus memorias fueron reapareciendo, Bielek aseguró haber recordado que su nombre de nacimiento era Edward Cameron y que en el Montauk Project había trabajado junto a su hermano Duncan Cameron, un joven con habilidades psíquicas, cuando ambos tenían poco más de veinte años.
Unos años después, Bielek presentó públicamente su historia en una conferencia, afirmando que el “Experimento Filadelfia”, aparte de lograr la invisibilidad y teletransportación del barco USS Eldridge, también había abierto un agujero de gusano que conectaba el presente con el futuro (también conocido como puente de Einstein-Rosen, el agujero de gusano es una hipotética característica topológica de un espacio-tiempo, descrita en las ecuaciones de la relatividad general, que esencialmente consiste en un atajo a través del espacio y el tiempo).
Bielek explicó que él y su hermano fueron comisionados en 1983 para viajar al pasado en este agujero de gusano para destruir el equipamiento del USS Eldridge, dado que su llegada a 1983 estaba provocando varios problemas, por lo que la única opción era ir al pasado y evitar su llegada.
De acuerdo a Bielek, él y su hermano completaron la misión, sin embargo, por un accidente ambos terminaron en el año 2137, donde pasaron seis semanas en una cama de hospital recuperándose de unas quemaduras por haber estado en contacto con el hiperespacio. Allí estuvieron 6 semanas hasta que Al Bielek, por medios desconocidos para él, terminó viajando al año 2749, época donde, según su versión, permaneció dos años.
Bielek relató que, cuando llegó al año 2749, se despertó en un hospital. Lo primero que le llamó la atención fue el avanzado material quirúrgico y típico del establecimiento, increíblemente revolucionario, el cual no tenía nada que ver con los actuales. Según Bielek, el sistema médico del futuro utilizaba “tratamientos vibracionales y ligeros”.
El mundo en el año 2749
El relato que el mismo Bielek hizo del futuro también fue increíble. Afirmó que había numerosas ciudades flotantes que podrían ser transportadas a diferentes partes del planeta.
Al Bielek, el supuesto crononauta que viajó al año 2749, en la actualidad.
Algunas de ellas tenían más de 2,5 millas de altura, todo gracias a años de investigación que permitieron controlar la ley de la gravedad. Y la población mundial era extremadamente reducida, pues en el año 2749 apenas vivían 300 millones de personas en el mundo entero.
Y Estados Unidos, uno de los mayores países del planeta, contenía alrededor de sólo 50 millones de habitantes. Según Bielek, esto se debía a que sólo algunas personas habrían conseguido adaptarse al “nuevo mundo”.
Bielek aseguró también que en el 2749 ya no habían guerras, aunque sí había existido una gran conflagración entre los rusos y los chinos, así como entre Estados Unidos y Europa. Pero en el año 2749, según Bielek, las guerras eran prácticamente imposibles. N
o había militares ni soldados, marina de guerra ni ninguna fuerza aérea, por lo que cualquier conflicto que se produjeran entre los países era irrelevantes. De hecho, tampoco existía el gobierno, pues un sistema informático de inteligencia sintética, construido en el siglo 26, ejecutaba todo y hacía funcionar todo correctamente. Este sistema, por lo demás, había eliminado para siempre el trabajo físico.
Bielek también relató que nadie necesitaba tener dinero, pues simplemente “no había necesidad de tenerlo”. Todo el mundo tenía sus propios “créditos”, lo que les permitía “comprar” todo lo que quisieran y desearan en cualquier momento.
También la tierra había pasado por drásticos cambios climáticos y geográficos, pues las costas de los continentes habían cambiado considerablemente y el nivel del agua era muchísimo más alto. De hecho, dos tercios del actual estado norteamericano de Florida habían desaparecido bajo el océano.
La inversión de los polos de la tierra, en tanto, había sido detenida por una estructura de poste artificial que había sido especialmente diseñada para detener el gran colapso que pudo producirse.
Bielek, tras regresar a buscar a su hermano en el año 2137 -según relató- habría regresado con él al año 1983 por el mismo agujero de gusano, aunque los encargados del proyecto Montauk, después de registrar toda su fabulosa historia, se preocuparon de borrar sus recuerdos para evitar que ésta se propalara públicamente.
Bielek, tras recuperar todos sus recuerdos, ha relatado desde entonces su inaudita y presunta experiencia en el futuro en más de 40 conferencias y más de 50 entrevistas de radio. Muchos, por descontado, lo han sindicado como un charlatán o mitómano, aunque no son pocos los que creen que se trata de un auténtico crononauta o viajero en el tiempo.
Héctor Fuentes
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