Colgó la estelada en el campanario de Jafre y le dijo a la esposa de Boadella que si no le gustaba pusiera ella una bandera española en su casa.
Pablo Planas (Barcelona)2019-05-0458
El nuevo arzobispo de Tarragona, Joan Planellas | @MCSTGN
La renuncia del arzobispo de Tarragona Jaume Pujol por razones de edad y tras varios escándalos de pederastia en su diócesis ha dado pie a una rápida sustitución.
El papa Francisco ha decidido nombrar a Joan Planellas, decano de la facultad de Teología de Barcelona y párroco administrador de varias poblaciones gerundenses, entre ellas Jafre, donde tiene su casa el dramaturgo Albert Boadella.
El papa Francisco ha decidido nombrar a Joan Planellas, decano de la facultad de Teología de Barcelona y párroco administrador de varias poblaciones gerundenses, entre ellas Jafre, donde tiene su casa el dramaturgo Albert Boadella.
El nuevo arzobispo es uno de los curas separatistas más radicales de Cataluña, fiel seguidor e impulsor de los postulados de la "esglèsia catalana" y decidido y firme partidario de la república supremacista.
Además de ser conocido en los cada vez más reducidos círculos clericales por su creencias nacionalistas, Joan Planellas tuvo sus cinco minutos de fama cuando Dolors Caminal, esposa de Albert Boadella, denunció al obispo de Gerona que el párroco de su pueblo había izado una bandera separatista en el campanario y se dedicaba a tocar las campanas a petición de los dirigentes políticos para conmemorar las efemérides del separatismo.
La carta de Dolors Caminal
En el blog religioso no nacionalista Germinans Germinabit se hicieron eco de la polémica surgida en 2015 y reprodujeron la carta que Caminal envió al obispo Francesc Pardo:
"Monseñor,
Durante la semana del 11 de septiembre la bandera que promueve la independencia de Cataluña ha ondeado en el campanario de la iglesia de Jafre en cuyo pueblo tengo mi residencia. Es exactamente lo mismo que sucedió el pasado año en estas mismas fechas.
Sin embargo, esta vez hay que añadir otro hecho insólito, las campanas han tocado quince minutos en el día y la hora que habían decidido las fuerzas políticas que promueven la bandera secesionista y la separación con España.
No puedo comprender como ahora el cristianismo se dedica a publicitar las proclamas de los partidos políticos de una forma tan descarada como es ofrecer el campanario de sus iglesias para que dichos partidos cuelguen sus particulares estandartes y las campanas sean utilizadas con el fin de llamar a sus seguidores a la manifestación.
El campanario, símbolo de llamamiento a la oración, se convierte así en objeto de propaganda de una política que promueve la separación y el enfrentamiento entre hermanos de una misma comunidad. A partir de este momento se puede producir una lamentable paradoja; cuando toquen las campanas no sabremos si lo hacen para convocar a un acto religioso o a la revolución.
Esta situación me lleva a considerar que la doctrina universal desarrollada por la Iglesia Católica se encuentra, en este caso, en radical contradicción con sus postulados, ya que se implica en una vía política que fomenta la insolidaridad y el odio entre el resto de nuestros hermanos españoles.
Resulta incomprensible que la misma Iglesia que fue tan lamentablemente víctima de estos enfrentamientos en la pasada guerra civil no haya extraído una profunda lección de aquella dolorosa experiencia para no volver a inclinarse por esta clase de aventuras.
Unas aventuras que pueden ser propias del mundo de la política, pero que utilizadas por una religión contribuyen a la fractura social y la violencia entre los ciudadanos.
Permítame que dude, Monseñor, si en las actuales circunstancias, podría explicarme el mensaje cristiano de estos hechos. Parece que a vuestros ojos no todos somos iguales sino que son preferidos por ustedes aquellos que enarbolan la bandera separatista y al resto les tocará entrar en la iglesia con la cabeza cota.
También en lo personal, me coloca en una situación incómoda al ser contribuyente fiscal de las necesidades materiales de la Institución que preside. En el futuro, no podré moralmente continuar participando en dicha contribución, pues me niego a colaborar con este enfrentamiento en el que se encuentra hoy involucrada su iglesia.
Finalmente, quiero expresarle mi repulsa, Monseñor, ante los hechos que le expongo y que lamento especialmente en estos momentos en los que la sociedad cristiana tan necesitada se encuentra de la irradiación del Espíritu Santo sobre sus dirigentes. Lamentablemente, la inspiración divina parece muy alejada de esta sede episcopal.
Cordialmente,
Dolors Caminal".
La respuesta de Planellas
El obispo Pardo, cuenta Germinans, invitó a Caminal a una reunión privada, pero ella exigió explicaciones públicas. El "afectado", el cura Planellas, respondió así: "Estos señores no son de la parroquia. La estelada se puso porque el pueblo la pidió.
Y no puedo ir contra el pueblo. Que se pongan la bandera española en su casa, si quieren". Ya era decano de la Facultad de Teología, cargo que conciliaba con el gobierno de varias parroquias en la provincia de Gerona orientado a la difusión del discurso del odio a España.
Cabe recordar que la familia Boadella ha tenido que soportar escraches separatistas a las puertas de casa y actos de vandalismo y avisos en forma de talado de los cipreses de la entrada y pintadas en los muros de la propiedad.
La renuncia de Jaume Pujol en Tarragona había dado pie a una campaña separatista para exigir que el nuevo arzobispo fuera catalán ante el temor de que el papa Francisco optara, como en el caso de Omella en Barcelona, por un obispo "de fuera".
El nombramiento de Planellas ha satisfecho sus expectativas y se interpreta como una apoyo implícito de Bergoglio al sesgo separatista de la Iglesia en Cataluña, cuyos obispos no han dejado de mostrar en declaraciones públicas y sermones su apoyo a los golpistas.