“No tengo nada en contra de los masones como personas. Muchos de ellos no son conscientes del aspecto luciferino, del tipo de adoctrinamiento y pensamiento único que rodea la doctrina masónica”.
Serge Abad Gallardo, ex alto funcionario del gobierno francés y venerable maestro de los masones, revela las raíces espirituales e ideológicas anticristianas de la masonería y su impacto en la vida política democrática.
(NCR)- Serge Abad Gallardo se unió a la masonería cuando era joven, con la convicción de que podría contribuir a hacer del mundo un lugar mejor. Pero 24 años después volvió a Cristo, convencido de que había estado sirviendo a la causa equivocada y, sobre todo, al Maestro equivocado.
Arquitecto y ex alto funcionario del gobierno territorial francés, Gallardo ha sido un venerable maestro y miembro de los altos rangos de la orden masónica internacional Le Droit Humain, que abandonó en 2012 después de experimentar una conversión repentina en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes.
Desde entonces, Gallardo ha dedicado su tiempo a compartir su larga experiencia en la masonería, informando sobre los mecanismos y los peligros potenciales de dicha institución a través de conferencias periódicas en todo el territorio francés.
Para ayudar a difundir su mensaje sobre la masonería, prohibida por el Código de Derecho Canónico (1374), también ha escrito una serie de libros, entre los que se incluyen Serví a Lucífer sin saberlo (HomoLegens) y La Franc-maçonnerie démasquée (“La Francmasonería desenmascarada”, Good News, 2017).
Su último trabajo, Secret maçonnique ou verité catholique (“Secreto masónico o verdad católica”, Artege, 2019), arroja luz sobre la dimensión problemática del secreto en la masonería, especialmente sobre sus consecuencias en la sociedad y la democracia.
Mientras habla de su trayectoria personal con el entrevistador, Gallardo explica por qué las actividades masónicas son profundamente incompatibles con la fe cristiana.
Decidió abandonar la masonería después de una asombrosa conversión en el santuario mariano en Lourdes. ¿Puede contarnos más al respecto?
El primer paso de mi conversión ocurrió ante una estatua de Santa Teresa de Lisieux en la Catedral de Narbona. Mi hijo tenía problemas y yo estaba pasando por un momento difícil. Un día, decidí ir a la catedral, que estaba cerca de mi oficina, para rezar.
Poco después, le dije a mi esposa que sería bueno ir a Lourdes para rezar un poco por mí y por mi hijo. En aquella época no tenía la fe que tengo ahora, pero un pequeño rayo ya estaba apareciendo en mí cuando decidí ir a Lourdes.
Allí, fui a la gruta y por primera vez recé un rosario completo. Al final de la oración, cuando me levanté, mis piernas cedieron y quedaron paralizadas. Vi una luz fuerte que salía de la estatua de la Virgen María. Algunas personas alrededor intentaron ayudarme a ponerme en pie, pero mis piernas permanecieron paralizadas durante largo rato.
Había pasado por una experiencia increíble. Inicialmente no se lo dije a mi esposa porque primero quería someterme a algunos análisis médicos. Resultó que no me pasaba nada. Vi a un psiquiatra para asegurarme de que no estaba teniendo una especie de delirio místico, y confirmó que estaba cuerdo.
En ese momento no comprendí completamente lo que me sucedió, pero sentí que Dios había entrado en mi vida y que todo en mí estaba a punto de cambiar para siempre. Poco después participé en un retiro y todo tomó sentido. Así comenzó mi verdadera vida de fe.
Escuché a un sacerdote decir que, a veces, Dios permite que Satanás actúe para que las tentaciones y las acciones satánicas puedan contribuir a la salvación del hombre—por supuesto, con la voluntad del ser humano. Creo que es una respuesta a la pregunta del maligno.
¿Dejó la masonería enseguida?
No, no fue inmediatamente. Cuando volví a mi logia después de todo lo ocurrido, comencé a sentir que esa actividad no estaba en línea con mi fe. Poco a poco dejé de asistir a las reuniones masónicas, y hablé con algunos sacerdotes que confirmaron la incompatibilidad entre mi fe y la actividad masónica. Oficialmente renuncié aproximadamente un año después de mi retorno a la fe.
¿Ha sufrido represalias desde que comenzó a hablar públicamente de su experiencia?
Cuando me encuentro con mis antiguos compañeros masones en la calle, la mayoría de ellos me da la espalda y ni siquiera me saluda. Solo unos pocos entendieron mi postura y la han respetado, pero se pueden contar con los dedos de una mano.
Cuando eres un masón, los trámites administrativos pueden resolverse con mucha facilidad, ya que los masones están presentes en todas las administraciones públicas. Siempre tienes una salida, pero una vez que sales de la masonería lo pierdes todo, incluso pueden complicarte las cosas.
¿Su testimonio ayudó a que otras personas abrieran los ojos ante la realidad de la masonería, o los alentó a abandonarla?
Sí, ayudó a varias personas. Una vez conocí a un comerciante – yo no sabía que era un masón porque pertenecía a otra obediencia [logia]. Me reconoció y me acusó de escribir libros contra la masonería. Finalmente confesó que era católico y masón, y consideraba que ambas cosas eran perfectamente compatibles.
Me dijo que en su logia había entrado un oficial superior que de repente renunció después de leer uno de mis libros, ya que es católico y se dio cuenta de que estaba cometiendo un pecado grave. Varios ex masones me han escrito para compartir su testimonio en los últimos años. No puedo cambiar el mundo, pero puedo tocar algunas conciencias.
¿Qué hace ahora? ¿La decisión de abandonar la masonería no afectó a su vida profesional?
Dejé la masonería en 2013 y me despidieron de la administración pública en 2017. A la vez se abrió un expediente contra mí. Soy uno de los pocos altos funcionarios que han sido despedidos por “desempeño insatisfactorio”.
Y ha ocurrido después de 35 años de evaluaciones favorables de mis supervisores. Guardé todos los documentos como prueba potencial. Pasé de ser un funcionario público altamente competente a uno de bajo rendimiento. Así que hoy estoy desempleado y espero poder retirarme pronto.
Pero asumo esta situación bastante bien. Escribo y doy conferencias para la gloria del Señor, para ayudar a las personas, especialmente a los cristianos, para que eviten caer en la trampa de la masonería.
¿Al principio cómo se unió a la masonería?
Estaba buscando respuestas sobre la espiritualidad, sobre el sentido de la vida, y pensé que podría encontrarlas en una logia masónica. Tenía poco más de 30 años y un alto estatus social, lo que me convirtió en el candidato perfecto.
¿Por qué cree que el catolicismo es incompatible con la masonería?
Si alguien está muy involucrado en el paso de iniciación a la masonería, como lo estaba yo, y si al mismo tiempo vive una fe verdadera, viva y carnal, nacerá necesariamente un conflicto interior. No podemos pensar que, por un lado, Dios se hizo carne, Cristo es el Hijo de Dios y que murió en la cruz para salvarnos y, por el otro, considerar, como creen los masones, que Dios es algo abstracto, una fuerza indefinida llamada El Gran Arquitecto del Universo, que es similar a una fuerza cósmica, a una especie de naturalismo.
Esas dos cosas son doctrinalmente demasiado diferentes para ser compatibles. Algunos masones creen en el Dios Cristiano y piensan que es compatible con su actividad masónica, pero es un profundo error teológico.
La segunda incompatibilidad fundamental es que uno no puede buscar la verdad a través del esoterismo, recurriendo a rituales y procesos “mágicos”, a elementos cósmicos que no son necesariamente divinos, y recurrir al mismo tiempo al poder de Dios para caminar hacia la Verdad. Son dos caminos absolutamente incompatibles y opuestos. Este tipo de conflicto es real para la masonería de todo el mundo, incluida la de América o Europa.
¿Ha visto alguna vez a algún sacerdote en su logia?
Personalmente no, pero he oído hablar de algunos casos. No puedo testificarlo personalmente, pero es muy probable que representantes de la Iglesia pertenezcan a la masonería. El historiador español Alberto Bárcena escribió un libro sobre este tema, en 2016.
Al citar extractos de los ritos de iniciación masónica, a menudo menciona oraciones que son extrañamente similares a algunos versículos de la Biblia. ¿Cuál es el propósito de tal distorsión?
Esta es indudablemente una apropiación indebida. El Rito Escocés de la Masonería, el rito más antiguo y más practicado en el mundo, practicado también en Estados Unidos, originalmente hacía referencia a la Biblia en rituales de alto grado para enmascarar sus actividades y tranquilizar a las autoridades reales y eclesiásticas.
La presencia de pasajes bíblicos es también uno de los motivos por lo que muchos cristianos están enganchados, porque se les dice que en la masonería la gente jura por la Biblia y estudia el Evangelio de San Juan. Pero cualquiera puede hacer eso, hacer una interpretación libre de la Biblia y fundar una congregación, una secta, un grupo y decir que es compatible con la fe católica ya que busca su propia verdad en la Biblia. Hay un engaño real detrás de los relatos masónicos.
¿Qué le hizo pensar que estaba sirviendo a Lucifer, como sugiere el título de uno de sus libros recientes?
Un día, cuando era oficial en el albergue de Le Droit Humain, escuché un ritual de primer grado que nunca había escuchado antes y que rinde homenaje a Lucifer. También es parte del antiguo y aceptado rito escocés. Escuché al venerable maestro decir: “Debemos agradecer a Lucifer por traer la luz a los hombres”, etc. Quedé bastante desconcertado.
Este ritual, y la masonería en general, considera que las religiones, y especialmente el catolicismo, ocultan la verdad a los creyentes y se la guardan para sí mismos, mientras que la masonería proporciona a los seres humanos las claves para que puedan ser completamente libres.
Además, en mis dos últimos libros, cité extractos de un documento al que solo tienen acceso los miembros de alto grado y no las llamadas “logias azules” [que reúnen a los nuevos miembros]. Está tomado de Paroles Plurielles—una publicación promulgada por mi orden masónica—en la que se recopilan los mejores textos escritos sobre temas sociales o rituales masónicos y que son exhibidos en las logias.
En este documento de tres o cuatro páginas, hay un texto que alaba la transgresión y a Lucifer, que la permitió. Vale la pena señalar que los masones generalmente mencionan a Lucifer en lugar de Satanás.
¿Realmente Los miembros pueden salir de la masonería? ¿No hay un voto masónico que les obliga para siempre?
Oficialmente, desde un punto de vista administrativo, podemos irnos con bastante facilidad. Aunque no es frecuente, no es tan raro que los masones renuncien. Hay incluso una comisión ad hoc para comprender por qué algunos abandonan. Solo se debe enviar una carta al venerable maestro, aunque no tiene que ser aceptada.
Pero al contrario de lo que dice la Masonería, no pertenecemos a ella para siempre después de nuestro voto masónico. En la encíclica Humanum Genus, de 1884, el Papa León XIII recuerda que un masón que regresa a la Iglesia como católico arrepentido queda libre de cualquier voto masónico. Es muy claro al respecto.
Usted hace una distinción clara entre la institución y sus miembros, muchos de los cuales desconocen la verdadera naturaleza y las implicaciones reales de su compromiso.
Absolutamente. Es importante para mí recordar que no tengo nada en contra de los masones como personas. Muchos de ellos no son conscientes del aspecto luciferino, del tipo de adoctrinamiento y pensamiento único que rodea la doctrina masónica. Algunos de ellos son realmente buenas personas, convencidas de que están trabajando por el bien de la humanidad y que buscan mejorarse a sí mismos con gran honestidad intelectual.
Sin embargo, me opongo firmemente al aura de secreto y misterio que rodea a la masonería. Creo que las personas deberían poder saber exactamente en qué se están metiendo. Entonces, si persisten en su voluntad de involucrarse en la masonería, es su responsabilidad personal.
¿La masonería posee realmente la capacidad de hacer daño a la sociedad y a la vida política? ¿Están realmente los masones en el origen de leyes sociales como la del aborto o el “matrimonio” entre personas del mismo sexo, como se sospecha a menudo, o cree que tal afirmación es parte de teorías de conspiración tan esotéricas como las propias ideas de los masones?
No es absolutamente ninguna teoría de conspiración decir que la masonería tiene un fuerte poder político sobre la sociedad. Hay pruebas sólidas. En Francia, por ejemplo, la ley que permite la píldora anticonceptiva (1967) fue iniciada por Lucien Neuwirth, que era masón. Además, la ley francesa sobre el aborto (1975) fue promovida por Simone Veil. No sé si ella misma era masona, pero estaba abiertamente muy cerca de los ideales masónicos [recibió grandes elogios de las logias masónicas francesas más importante a su muerte, en 2017].
Además, el primer político que intentó introducir la legalización de la eutanasia en Francia fue el senador francés francmasón Henri Caillavet, en 1978. Del mismo modo, la ley sobre “matrimonio” entre personas del mismo sexo (2013) fue promovida por la política francesa Christiane Taubira, a quien conocí en Guyana, donde trabajé durante algunos años, y que es francmasona.
En mi libro, doy cifras sobre las dos asambleas francesas: el Senado y la Asamblea Nacional. Los masones representan alrededor del 0,03% de la población francesa y, sin embargo, el 35% de los diputados y senadores de Francia son masones. Es 120 veces más probable que se convierta en diputado o senador un masón que alguien que no lo es.
Luego está la llamada “Fraternelle parlementaire”, una organización informal que reúne a funcionarios elegidos en los niveles políticos más altos. Pertenecen todos a las obediencias masónicas, incluidas algunas que no son necesariamente aliadas. La Fraternelle además está presidida por personas tanto de izquierdas como de derechas. No es casualidad que los ciudadanos franceses ya no sepan a quién votar.
El ex presidente de la asociación, Bernard Saugey [senador de los Republicanos, partido político de centroderecha y abiertamente masón], dijo una vez: “Si desempeño bien mi papel, los parlamentarios de izquierda y derecha votarán juntos sobre problemas sociales”. Y ahora tenemos una nueva prueba de eso, con la ley sobre reproducción asistida [Recientemente aprobado por el Senado, predominantemente conservador].
Una solución a esta grave amenaza para la democracia sería abolir el secreto y obligar a los políticos a decir públicamente que son masones. Al menos los ciudadanos sabrían claramente a quién votan.
Una solución a esta grave amenaza para la democracia sería abolir el secreto y obligar a los políticos a decir públicamente que son masones. Al menos los ciudadanos sabrían claramente a quién votan.
Publicado por Solène Tadié en National Catholic Register.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.
Por INFOVATICANA | 01 marzo, 2020