Por SPECOLA | 12 septiembre, 2022
El tiempo vuela y ya estamos a punto de mediar septiembre. Languidecemos en este eterno final de un pontificado caótico y parece que la pertinaz y caprichosa rodilla no tiene inconveniente en estar presente en Kazajstán.
Empezamos con un interesante artículo sobre San Maximiliano Kolbe y la masonería: «En los años que precedieron a la guerra, en la capital de la cristiandad, Roma, la mafia masónica, repetidamente desaprobada por los papas, gobernó cada vez más descaradamente» .
Los hermanos del mandil «festejaron en honor a Giordano Bruno, portando un estandarte negro con la efigie de San Miguel Arcángel bajo los pies de Lucifer y agitando sus insignias frente a las ventanas del Vaticano». Sabemos que el objetivo de la masonería es destruir cualquier religión, especialmente la católica, con la propagación de la indiferencia religiosa y debilitando la moralidad: ‘No ganaremos la religión católica con razonamientos, sino solo con pervertir la moral’.
Kolbe: «Somos testigos de una actividad febril dirigida contra la Iglesia de Dios, de una actividad que por desgracia no deja de dar sus frutos y que tiene a su disposición innumerables propagadores… solo después de estas vanguardias viene el grueso del ejército enemigo.
¿Y quién es él? A primera vista, puede parecer exagerada la afirmación de que el enemigo principal, más grande y más poderoso de la Iglesia es la masonería”. En 1939: «El ateísmo comunista parece clamar de la manera más fuerte y hace todo lo posible para sembrar sus prejuicios reaccionarios donde puede. En los orígenes de la misma podemos situar fácilmente a esa mafia criminal llamada masonería”.
“El objetivo de la Milicia de la Inmaculada Concepción es la conversión de todos y en especial de los masones en primer lugar, porque desgraciadamente en nuestro tiempo están al frente de la acción contra la Iglesia, incluso donde menos se les ve. Si luego llega el momento en que la cabeza de la serpiente quiere llamarse de otra manera, eso no cambia la esencia de la cosa”.
Uno de los sueños de la masonería ha sido siempre el llegar a la llamada ‘religión universal’. No creemos que este muy lejos de lo que Kolbe describía con tanta claridad lo que vamos a ver con la presencia del Papa Francisco en Kazajstán. Es su viaje número 38, del 13 al 15 de septiembre. Es la república más grande de Asia Central y cuenta con una gran diversidad religiosa, de mayoría musulmana.
Los católicos en Kazajstán son un pequeño rebaño, el 0,01% de la población, en su mayoría cristianos ortodoxos. Los fieles están distribuidos en María Santissima Archidiócesis de Astana – Nur-Sultan, la Diócesis de la Santísima Trinidad en Almaty, la Diócesis de Karaganda y Administración Apostólica de Atyrau, con un total de 70 parroquias y cien sacerdotes.
El motivo que lleva al Papa Francisco no es visitar a los católicos del país, ni este viaje tiene objetivos proselitistas, anathema sit, nada más lejos, es la participación en la VII edición del Congreso de Líderes Religiosos Mundiales y Tradicionales, «para promover la paz y el diálogo entre los diferentes grupos religiosos».
Las Naciones Unidas están encantadas con el encuentro, que se ajusta muy bien a su agenda 2030, o para ser más precisos, forma parte de ella. No veremos a los asistentes, por ahora, con delantal, al menos en público, pero el ruido de delantales es evidente.
El patriarca Kirill ha renunciado a su presencia en el Congreso. El Papa Francisco se reunirá personalmente con algunos líderes religiosos en encuentros bilaterales, el gran imán de al Azahr Ahmed al Tayyb y el Metropolitano Antonij del Patriarcado de Moscú. Se habla mucho estos días sobre un posible encuentro con el presidente chino dada la presencia de Xi Jinping en Kazajstán en esos días. El presidente chino ha estado en Italia en 2019 y el encuentro con el Papa Francisco no se produjo.
No lejos de todo lo anterior, uno de los temas recurrentes en los países de tradición católica es la participación de los católicos en la política. En Italia tendremos pronto elecciones, pero el fenómeno se repite en todos los sitios. Es complicado que un católico participe en política sin traicionar sus principios y es complicado saber a quién votar si somos consecuentes con lo que creemos.
Los grandes partidos están todos sometidos a los dictados de los 2030, incluso tenemos ministerios encargados de su implantación. La inmensa mayoría de votantes, por ahora, está en que no falte el ‘pan y circo’ y las cosas de valores no les importan. Van surgiendo por todos los sitios nuevos partidos, que aterran a los 2030, que se enfrentan descaradamente y que ganan espacio en los gobiernos. Estamos mal, ahora por lo menos empezamos a ser conscientes de lo mal que estamos, y esto ya es muy positivo.
Proteger a la familia natural “como lugar abierto a la vida, ámbito de maduración de la persona y núcleo de la sociedad”. La libertad para las escuelas a las que se quiere imponer en la enseñanza las ideologías dominantes , sobre todo la de género.
Los distintos movimientos laicales, desde comunión y liberación, los focolares, los Sant’Egidio y los de Pro Vita e Famiglia, se van posicionando. Zuppi dice estar muy preocupado por la polarización de la sociedad: “Te unes, pero no piensas. Al tomar partido, no necesita hacerse muchas preguntas. En cambio, debemos enfrentar la complejidad sin miedo, hacernos preguntas, especialmente las relativas al ‘quién’, es decir, poner a la persona en el centro”.
Con motivo del fallecimiento de ‘le reina’ la de Inglaterra, estamos viendo algunos artículos interesantes. Nadie se lamenta del cisma con de Roma y del nacimiento de la Iglesia Anglicana. Era 1533 y Enrique VIII ocupaba el trono británico, mientras que en el de Pedro estaba Clemente VII. Este se convirtió en cabeza de su Iglesia en Inglaterra, con la muerte de Isabel II, ha pasado inmediatamente a Carlos III.
El Papa Francisco le envió un telegrama como nuevo Rey de Inglaterra y también como cabeza de la Iglesia Anglicana. No implica ninguna guía espiritual real de los 25 millones de fieles de esta confesión, tarea encomendada al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, es solo un paso formal rápido y fácil.
Las relaciones con Welby son buenas e incluso hemos visto comunicados conjuntos y estaba previsto hacer juntos el viaje suprimido a África. Welby: «Creo que uno de los desarrollos más interesantes en el diálogo ecuménico en los últimos años ha sido que hemos aprendido a no dar lecciones y a no decir ‘tenemos esto y ahora tenemos te enseñaré’, sino que ‘necesitamos aprender de ti’.
Por lo tanto, creo que así es como tenemos que comportarnos unos con otros, es decir, ambos tenemos que aprender unos de otros. Me gustaría aprender mucho de la profunda sabiduría de la Iglesia católica y, por otro lado, tener algún aporte que hacer. Pero en la gracia de Dios, esperamos y veremos”.
«Amén», de Massimiliano Coccia sobre supuestos secretos del Vaticano, es un auténtico farol. Es un libro que se nos ha vendido: «Presumido y pregonado como una de las investigaciones más convincentes de los últimos tiempos, una historia emocionante y bien documentada sobre la misión de reforma del Papa Francisco, incluso como la investigación del siglo».
El protagonista es Becciu, que no el proceso, en el que siempre hemos defendido que hay gato encerrado. «Lo que nos deja sorprendidos al principio, luego decepcionados, finalmente desconcertados e incrédulos. Porque, frente a hechos y afirmaciones, tesis e inferencias, nunca hay confirmación documental, confirmación o contraprueba. Los pocos documentos citados son extemporáneos, inconsistentes, solo incidentales”.
«Un libro, otro elemento desconcertante, que ignora todos los resultados que se desprenden del debate en curso en las salas del Vaticano. Un proceso que, para Coccia, es como si no existiera, como mucho, un detalle irrelevante y no el más auténtico esfuerzo por averiguar la verdad en la contradicción entre las partes». L’Espresso, ocho horas antes de que sucediera, e incluso que el propio interesado lo supiera, anunció la «dimisión» de Becciu.
Todo este ‘Amén’ más que la última palabra suena a justificación de la prehistoria del un caso que se va desmoronando en el tiempo. Becciu ha utilizado en muchas ocasiones está misma táctica para tapar otras cosas, hoy se encuentra atrapado en sus propias estrategias, entendemos su desconcierto y esperamos con interés el desenlace. Mucho nos tememos que el caso morirá con el pontificado, como tantas otras cosas, y nunca será resuelto, si es que hay algo que resolver.
«Dilo de palabra, y mi criado quedará sano…»
https://infovaticana.com/blogs/specola/kolbe-y-la-masoneria-hacia-la-sonada-religion-universal-los-2030-y-los-catolicos-la-iglesia-cismatica-de-inglaterra-el-amen-de-becciu/