Una marxista presidiendo el Tribunal Constitucional
ACTUALIZADO: 05/01/2023 20:06
«Soy partidaria de un derecho constructivista, es necesario superar la ley», son palabras pronunciadas la semana pasada en una entrevista concedida a Radio Nacional por la magistrada María Luisa Balaguer, que comienza a promocionar así su candidatura para presidir el Tribunal Constitucional (TC) frente al también socialista Cándido Conde-Pumpido. Balaguer lleva más de cinco años formando parte del TC, habiendo sido elegida por los socialistas del Senado en marzo de 2017.
Ella se autodefine como republicana, feminista y marxista y votó en contra de la condena por sedición a los golpistas catalanes. También se puso de parte de la concejal podemita que expresó en su muro de Facebook su alegría por la muerte del torero Víctor Barrio, al que llamó asesino, algo que para Balaguer no constituye una intromisión ilegítima en su derecho al honor, como dictaminó la sentencia del TC, sino que para ella sus ofensas debían estar amparadas por la libertad de expresión, de lo que dejó constancia en su voto particular. Y así todo.
En la mencionada entrevista, la candidata marxista a presidir el Tribunal Constitucional también dijo que ella estaba ahí «para generar nuevas posiciones en el derecho; si estoy para ratificar el positivismo jurídico, no es necesario, se coge un libro y ya está» y por eso «es necesario que nosotros seamos capaces incluso de superar la ley».
Vayan por delante mis disculpas, pero es imposible avanzar aquí si no tratamos antes de aclarar algunos conceptos que al ser tan farragosos han hecho que no se le haya dado a estas declaraciones la trascendencia que tienen, porque no se han explicado bien.
El Diccionario Panhispánico del español jurídico de la Real Academia Española (RAE) define el constructivismo jurídico como un rasgo de las concepciones filosófico-jurídicas para las que la ciencia del derecho construye el sistema jurídico a partir del material potencialmente normativo que suministra el ordenamiento jurídico.
El origen del término constructivismo es el mismo que el de construcción y se forma a partir del prefijo latino con- (unión, todo), el verbo struere (juntar, amontonar), más el sufijo ismo- (doctrina, tendencia). Tendríamos así una doctrina que considera las sentencias judiciales como una nueva forma de crear o construir legislación, enfrentada a los positivistas que consideran que lo único que deben hacer los jueces es aplicar e interpretar la ley.
Este debate epistemológico, que es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento científico, tiene su ámbito natural en espacios académicos y universitarios donde se estudian las ciencias sociales. Simplificándolo hasta el extremo, los constructivistas pretenden que sus principios morales sean fuentes del derecho, frente a la tesis positivista de separación conceptual entre derecho y moral.
Siento muchísimo haber tenido que soltar este tostón, pero no sería posible expresar aquí una opinión sin antes haber aclarado las implicaciones que tienen las palabras de la candidata a presidir el Tribunal Constitucional, quien básicamente ha declarado que utilizará su designación para imponer en nuestra normativa sus criterios marxistas, feministas y republicanos.
Las funciones del Tribunal Constitucional están delimitadas en el Título IX de la Constitución y en la Ley Orgánica 2/1979 y pueden resumirse en el control constitucional de las normas y la defensa de los derechos fundamentales. Para la generación de nuevas normas, el artículo 87 de la Constitución establece que «la iniciativa legislativa corresponde al Gobierno, al Congreso y al Senado».
También hemos atribuido a las Comunidades Autónomas competencias para aprobar leyes en las materias en las que sus Estatutos así lo reconocen, velando el TC por la constitucionalidad de estas normas.
Todo este poder legislativo emana de la soberanía nacional, que reside en el pueblo español y se ejerce cada vez que libremente metemos una papeleta en la urna para elegir a unos representantes que los ciudadanos designamos para delegar en ellos la capacidad de elaborar normas.
Esto es básicamente una democracia liberal que distingue al mundo libre de tiranías y dictaduras como las que le gustan a la marxista confesa María Luisa Balaguer, que quiere ser ella la que elabore nuestras leyes como le gusten, sin someterse a ese engorro tan vulgar que significa pasar por las urnas, algo de lo que huyen los comunistas como ella.
https://okdiario.com/opinion/maria-luisa-balaguer-marxista-presidiendo-tribunal-constitucional-10253200