A unos cien kilómetros al norte de la ciudad de México se encuentra el sitio arqueológico conocido como Tula.
Lo que llama la atención desde que uno se aproxima a esa zona son las magníficas estatuas llamadas Atlantes. En realidad son columnas de 4.60 metros formadas por cuatro bloques de piedra. El primero representa las piernas, el segundo el vientre, el tercero el pecho y el cuarto la cabeza.
Estos cuatro bloques están ensamblados unos a los otros de manera ingeniosa, lo que no impidió que en un momento dado cayeran por tierra. Fueron los arqueólogos los que pusieron en pié estas columnas que tuvieron la función de sostener la techumbre de madera y paja que cubría la parte superior de la pirámide.
Estas cariátides de forma humana representan guerreros erguidos y con cierto aire de dignidad.
Cubren su cabeza con un tocado representando una banda celeste con estrellas y rematado con un puñado de plumas, todo está atado a la nuca por un nudo.
El rostro de cada Atlante estaba pintado y seguramente que los ojos y la boca tuvieron incrustaciones de concha y de obsidiana.
El pelo está representado por líneas verticales. El guerrero porta orejeras rectangulares. Su pecho está protegido por una placa en forma de mariposa.
Se decora con un collar alrededor del cuello cuyas piezas cuelgan armónicamente hacia atrás, formando un disco (Tezcacuitlapilli) que cubre su espalda. Esto probablemente representa al sol con cara humana saliendo de un disco en el cual se distinguen cuatro serpientes separadas por cuatro bandas radiales. Está armado con un lanzador de dardos (atlatl) que tiene en su mano derecha, mientras que con la izquierda sostiene un puño de dardos. Asimismo está provisto de una espada curvada y una bolsa para incienso
. A pesar de su talla colosal y cierta rigidez, los guerreros están representados en forma realística y sus facciones ofrecen una impresión de energía y calma.
Cada guerrero está asociado con el dios Quetzalcoatl, en su advocación de Tlahuizcalpantecutli, que es la representación de la estrella de la mañana, en otras palabras es una alusión al planeta Venus, que en el cielo de México es la estrella más brillante, sobre todo al amanecer.
De los cuatro Atlantes existentes, el de la extrema izquierda es una copia del original que se encuentra en el Museo de Antropología de la ciudad de México; los dos del centro son originales y el de la extrema derecha es original solo en la parte baja y la parte superior es una copia, en vista de que tales fragmentos nunca fueron recuperados durante las excavaciones.
Los pilares que se encuentran sobre la pirámide, en una línea, atrás de los Atlantes, tienen la misma altura y servían igualmente para sostener el techo de madera. Están formados por cuatro secciones, empotrados sección por sección y su superficie está cuidadosamente esculpida.
Cada faceta muestra, con pequeñas diferencias, los mismos motivos: una banda terrestre representada por el monstruo conocido como Cipactli por los antiguos mexicanos, mientras que la actitud guerrera es invariablemente la misma: sostienen una espada curva y unos dardos en una mano y un lanzador de dardos, en la otra. Casi todos llevan una mariposa sobre el pecho. Uno de los pilares muestra una representación de Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl, famoso rey y gran sacerdote, fundador de Tollan, capital de los toltecas.
Estos monumentos se encuentran sobre la pirámide principal y es lo que da al edificio su mejor expresión, ya que la pirámide sólo cuenta con 10 metros de altura. En el próximo número mencionaremos con detalle la cultura tolteca, una de las más importantes del México antiguo.
Mitos y leyendas sobre los Gigantes
¿Quiénes fueron los legendarios Gigantes?, ¿híbridos de extraterrestres?, esta especie de homínidos de quienes se hace referencia en multitud de crónicas y leyendas griegas, nórdicas, germánicas, hindúes, indoeuropeas, mayas, aztecas, toltecas e incas, se les menciona al igual en textos sagrados como en la Biblia. La figura del gigante se presenta en casi todas las culturas.
Existen evidencias contundentes descubiertas por arqueólogos de todo el mundo sobre la verdadera existencia de esta especie de gran tamaño con la que nuestros ancestros compartieron el planeta, sin embargo, desconocemos el porque se oculta celosamente toda esta evidencia y se desmiente cuando se les cuestiona sobre tales hallazgos, como si el reconocer su existencia trajera consigo terribles consecuencias en nuestra actual sociedad, cambios tal vez que cimbraran las bases de nuestra ciencia y religiones.
En la Biblia se hace referencia a un sinnúmero de eventos sumamente interesantes, donde se involucran la presencia de los gigantes.
En el pasado, algunos núcleos de la población humana fueron escogidos para ser contactados por civilizaciones procedentes de diversos confines del universo, es el caso de los antiguos escritos de las culturas sumeria y Hebrea. Algunas civilizaciones extraterrestres visitantes comenzaron a experimentar genéticamente con ciertos individuos seleccionados, en base, a las características requeridas, de aquí inician las primeras abducciones y cuyos resultados no fueron satisfactorios.
Esta manipulación genética fue por la búsqueda de una hibridación entre ambas especies y terminó en una degradación en los genes, dando por resultado a los legendarios gigantes, quienes poseían un coeficiente intelectual superior al humano, heredado de sus padres cósmicos y además fueron los primeros receptores de un conocimiento y una tecnología muy avanzada, la cual transmitieron a los núcleos de población que dieron origen a las grandes culturas que florecieron en la Atlántida y que posteriormente quizás fueron las culturas madres de la Egipcia, Maya, Tolteca, Azteca, Olmeca, Inca y Hebrea.
En la Biblia se hace referencia a un sinnúmero de eventos sumamente interesantes, donde se involucran la presencia de los gigantes. En el libro de Números, los exploradores enviados por Moisés para hacer un reconocimiento de la tierra de Canán, llegan a Hebrón y descubren que los descendientes de Anak, viven en la región, informando a su líder, que la región explorada que les fue asignada estaba ocupada por gigantes.
En el Deuteronomio abundan crónicas referentes a esto, se hace mención de grandes ciudades con enormes terraplenes y bastiones construidos por los Anakim. Las escrituras sagradas también mencionan otros personajes de gran estatura (Superior a los 2 ó 3 metros), así como Goliat, y Og, el Rey de Bashan.
En el Génesis 6, versículo 1 y 2, podemos leer:
Cuando los hombres se habían multiplicado sobre la Tierra y habían procreado hijas, viendo los hijos de Dios, que las hijas de los hombres eran hermosas, escogieron de entre ellas por mujeres a las que quisieron.
En el Génesis 6: Por entonces y también en épocas posteriores, cuando los hijos de Dios cohabitaban con las hijas de los hombres y éstas tuvieron hijos, aparecieron en la Tierra los gigantes. E
stos son los esforzados varones de los tiempos primeros, los héroes famosos. Según el arqueólogo y escritor Zecharian Sitchin, NEPHILIM significa literalmente: aquéllos que bajaron de los cielos a la tierra.
Los traductores de la Biblia supusieron que NEPHILIM significaba gigantes, porque en otras partes se menciona que éstos eran también conocidos como ANAKIM, a la vez que en el cuento sobre el gigante GOLIAT se afirma que él era de descendiente ANAK; de aquí la conclusión: si ANAK era un gigante, entonces los NEPHILIM, que también eran ANAKIM, deberán ser gigantes.
Un pasaje encontrado en Libro Apócrifo de Enoch nos habla de la unión de los celestes, con las hijas de los hombres o sea los Ángeles o NEPHILIM: Y los mensajeros, hijos de los cielos, se dijeron entre ellos: Vamos, escojamos mujeres entre los hijos de los hombres y engendremos hijos.
De acuerdo a Enoch de esta unión:
Concibieron y pusieron en el mundo grandes gigantes. Dicho relato también es confirmado en el libro del Génesis de la Biblia, así como muchos otros relatos de otros pueblos de la Tierra, inclusive leyendas de los nativos norteamericanos, todo indica que existió una raza de gigantes que emergió de una manipulación genética con seres humanos o prehomínidos, con seres del cosmos o como se ha manejado entre Ángeles y mujeres.
De acuerdo a Enoch, estos gigantes eran la prole de los falsos creadores espaciales, Goliat una de estas creaciones grotescas había nacido de los Refaim o los gigantes nacidos en Gat, tenían parecido físico con el humano pero carentes de capacidad espiritual.
Otros pasajes referentes a esto fueron:
Así, pues, cuando los hijos de los hombres se hubieron multiplicado y les nacieron en esos días hijas hermosas y bonitas y los Ángeles, hijos de los cielos, las vieron y las desearon, y se dijeron entre ellos: Vamos, escojamos mujeres entre los hijos de los hombres y engendremos hijos.
Entonces todos juntos juraron y se comprometieron acerca de eso, los unos hacia los otros con un anatema.
Así pues todos ellos eran doscientos y descendieron sobre Ardis, la cima del monte Hermón; y lo llamaron monte Hermón porque es sobre él donde habían jurado y se habían comprometido los unos con los otros con un anatema.
Y he aquí los nombres de sus jefes: Semyaza, su príncipe, Arakib, Aramiel, Kokabien, Tamiel, Raniel, Daniel, Ezequiel, Baraquiel, Asael, Amaros, Batariel, Anamiel, Zaquile, Samasapeel, Satariel, Toriel, Yomeyal, Arazeyal.
Estos y todos los otros con ellos tomaron mujeres; cada uno escogió una y comenzaron a ir hacia ellas, y a tener comercio con ellas, y les enseñaron los encantos y los encantamientos, y les enseñaron el arte de cortar las raíces y las ciencia de los árboles.
Así, pues, éstas concibieron y pusieron en el mundo grandes gigantes, cuya altura era de tres mil codos. Ellos devoraron todo el fruto del trabajo de los hombres, hasta que éstos ya no pudieron alimentarlos más.
Entonces los gigantes se volvieron contra los hombres para devorarlos. Y empezaron a pecar contra los pájaros y contra las bestias, los reptiles y los peces; después ellos se devoraron la carne entre ellos y se bebieron la sangre. Entonces la tierra castigó a los violentos.
Estos gigantes tenían seis dedos en cada una de sus extremidades.
La Biblia hace mención de esto en Sam. 21, 20 y Paralipómenos 20,6: Hubo una batalla más en Gat, en la que se halló un hombre de alta talla que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro en todo, que descendía también de Rafa.
Plínio nos cuenta en sus crónicas, que habitaban en Andalucía un grupo de gentes de colosales dimensiones dedicadas a la depredación y piratería y era tal su tamaño, que en ocasiones uno sólo de ellos podía hacer zozobrar a alguna pequeña embarcación con la única fuerza de su peso.
Se cuenta que hace miles de años llegaron a la isla de Menorca después de un diluvio, un grupo de gigantes Caldeos, que construyeron un buen número de monumentos (los megalíticos actuales).
En el México antiguo, dominó la cosmología de los cinco mundos Soles Cosmológicos donde se refiere a los enormes homínidos, dicha cosmología no fue ideada por los Aztecas, sino realmente nació en Teotihuacán (en la lengua de los Toltecas y Aztecas significa: El lugar donde vivían los antiguos o bien: El sitio de los Dioses).
El primer Sol nació en el año 955 AC., y recibió el nombre de Naoi Ocelotl (4 Jaguar) y tuvo una duración de 676 años, su elemento dominante era la tierra y su Dios supremo era Tezcatipoca, según relata la leyenda, el mundo estaba poblado por GIGANTES, que fueron devorados en su totalidad por jaguares (para mayor información ver la Sección "Teotihuacán").
Decía el cronista mexicano Fernando de Alba Ixtlilxochitl, que los primeros pobladores de México habían sido unos Gigantes que les llamaron Quinametzin, dicho nombre que otorgado por los toltecas y posteriormente lo tomaron los Aztecas, se decía que ese grupo de gigantes que fueron destruidos por el cielo a través de un diluvio como justo castigo por su iniquidad, sabían de agricultura, metalurgia, artes, orfebrería, etc., levantaron enormes templos de piedra y conocían de la creación del mundo.
Analizando la majestuosidad de la ciudad de Teotihuacan, los edificios sólo pudieron haberse construidos por la raza de gigantes Quinametzin y como prueba científica de su existencia, son sus huesos. En cambio en el norte del país habitaron un grupo de gigantes que sólo comían piñones, como los grupos indígenas de la región y no realizaban actividades como los gigantes del centro de México.
Francisco Javier Clavijero estudioso del siglo XVIII, estaban convencidos de que los primeros ocupantes de México habían sido seres de estatura superior a lo normal, los humanos después llegados les llamaron Quinametzin Hueytlacame, que significaba enormes hombre deformes ó gigantes monstruosos, dando una coexistencia pacífica con ellos.
Una evidencia arqueológica de los Atlantes, son las esculturas majestuosas que se encuentran en la ciudad Tolteca de Tula, en el estado de Hidalgo, México, estos enigmáticos gigantes poseen detalles curiosos que han hecho pensar a los ufólogos, que son representaciones de visitantes del espacio; las esculturas muestran una serie de instrumentos que son claramente producto de una tecnología muy avanzada.
Tal es el caso de una especie de pistolas de rayos que están sostenidas en las manos, mientras que en le pecho cada Atlante porta un escudo magnético protector. La cabeza está coronada por un extraño casco espacial de forma semicuadrada.
Estos seres eran compañeros y guardias de Quetzalcóatl, durante su misión en la Tierra y en particular con los Toltecas, a quienes enseñaron gran cantidad de conocimientos astronómicos y científicos, ellos permanecieron durante muchos años hasta su muerte, en memoria de ellos se les construyeron esas cuatro esculturas para que las generaciones futuras no los olvidaran.
El tamaño de cada Atlante es de casi cuatro metros de alto, representa la estatura real de aquellos extraterrestres, quienes pudieron haber sido los NEPHILIMS o Ángeles caídos, que se cruzaron con las hijas de los hombres y procrearon los gigantes.
Por Alfonso Guadarrama*