Miembros de los Mossos d’ Esquadra han viajado recientemente a Israel para «adquirir material y conocimientos», según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto, que incluyen, entre las reuniones que mantuvieron en aquel país, algunas celebradas con miembros del servicio secreto, el Mossad.
Este tipo de contactos los han realizado miembros de otras policías autonómicas, como la Ertzaintza, que también se reunieron con miembros (y ex miembros) del Mossad y de Scotland Yard. Si se trata de adquirir conocimientos operativos o material necesario para desarrollarlos dentro de la legalidad vigente este tipo de actividades podrían ser consideradas como «normales», según las citadas fuentes. Otra cosa es que formen parte de planes políticos cuyos fines no entran dentro de esa legalidad, lo que en cualquier caso se desconoce. Las informaciones que se tienen son las de esos viajes y las compras realizadas, y no la finalidad que se quiere dar a dichas actividades.
El asunto de la existencia de unidades operativas y secretas dentro de los Mossos d’ Esquadra es algo que viene de lejos y que varias fuentes fiables han confirmado en distintos momentos.
De hecho, aseguran que la Policía autonómica cuenta con un grupo que ha recibido distintas denominaciones y que se mueve en una especie de «legalidad-clandestina».
La identidad de los agentes de la absoluta confianza de sus jefes el lugar donde se reúnen, el destino de sus informes y otras circunstancias de su trabajo, constituyen un misterio.
Al parecer, el grupo estaría formado por una decena de agentes y, llegado el momento, todo está preparado para desmentir su existencia.
Sus misiones, según la deriva separatista de la política de la Generalitat en los últimos años, han ido evolucionando en el tiempo. De hacer seguimientos a los grupos antisistema e incluso a la CUP y ERC, han pasado a otro tipo de trabajos.
Según informaciones publicadas en los últimos años por diversos medios de comunicación, entre ellos LA RAZÓN, este grupo podría haber estado adscrito en algún momento a la que se denominaba Unidad Central de Recursos Operativos (UCRO).
Las actividades de dicha unidad hay que enmarcarlas en el deseo permanente del nacionalismo catalán de contar con un servicio secreto propio y que en su momento se concretó en el llamado Centro de Seguridad de la Información de Cataluña (Cesicat), que intentó convertirse en el eje central de los servicios de inteligencia de la Generalidad.
Tal y como publicó este periódico, Artur Mas lo tenía decidido desde el mismo día en que ganó las elecciones catalanas a finales del año 2010: había que montar un servicio de inteligencia que trabajara para la Generalitat.
El motivo es que había decidido llevar adelante el proyecto secesionista y personas de su entorno le indicaron que no podía hacerlo sin contar con un organismo que no sólo espiara a los contrarios, sino que pudiera conocer y frenar la acción de los servicios del Estado, en especial al Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
El proyecto tuvo sus más y sus menos, ya que Mas no daba con la persona capaz de dirigirlo. En principio, el organismo se disfrazó con el nombre de Dirección General de Análisis y Prospectiva, y sus misiones eran las propias de un servicio secreto, aunque en este caso se hacía especial hincapié en los movimientos opositores a la independencia, posibles conspiraciones contra de la Generalidad y, por supuesto, las actuaciones del CNI en la comunidad.
Fuente: La Razón
El inquietante informe sobre “la verdad” catalana que el CNI ha enviado a Rajoy
Carlos Dávila – EsDiario.es
¿Nos está diciendo la verdad el Gobierno sobre lo que pasa realmente con Cataluña? Todo parece indicar que no. En la realidad, no está tan claro que la Generalitat esté perdiendo el partido.
¿Nos está diciendo la verdad el Gobierno sobre lo que pasa realmente con Cataluña? Todo parece indicar que no. En la realidad, no está tan claro que la Generalitat esté perdiendo el partido.
Desde hace meses, desde los primeros días de septiembre, Rajoy tiene sobre su mesa de trabajo el informe, confidencial como no puede ser de otra manera, de los servicios de inteligencia (en plural y en minúscula porque son varios estos servicios) en el que, al menos, se informa de tres conclusiones de extraordinaria trascendencia: primera, de que empieza a abrirse una brecha de solidaridad con España en algunos países europeos; segunda, de que hay un “embajador” catalán en Viena que está llevando con singular éxito las relaciones del Governcon la Unión Europea y más concretamente con los estados que más recientemente se han constituido como tales; tercera, que, y esto resulta medianamente positivo, no existen demasiadas posibilidades de que al fin, Puigdemont y su cuadrilla puedan celebrar, como quieren y pretenden, el referéndum de independencia.
Aún se puede añadir una cuarta conclusión: que el actual descenso del ánimo independentista, el “soufflé” como se le denomina en los citados servicios de inteligencia, puede revertirse, cambiar en cualquier momento; es más, en muy breve plazo. ¿Cómo? Fácil si el fuguista presidente de la Generalitat consigue que los anarquista furiosos de laCUP aprueben sus Presupuestos, y si sale de su prevista, y aún no fijada, entrevista con Rajoy, presentándose como una víctima absoluta de la intransigencia de “Madrit”.
Todo lo que han escrito (porque sí, lo han dejado por escrito) los expertos del Centro Nacional de Inteligencia y de otros servicios, está en manos de Rajoy y, desde luego, de la vicepresidenta “para asuntos catalanes” Soraya Sáenz de Santamaría con la que el director del CNI suele despachar con gran asiduidad, probablemente una vez por semana. Estos despachos encierran singular importancia porque la vicepresidenta logró cuando se constituyó el Gobierno a última y casi a la desesperada, que el jefe Rajoy se aviniera a que elCNI no pasara a depender directamente de Ministerio de Defensa cuya titular y Santamaría no se guardan simpatía alguna.
El hecho de que la vicepresidenta reciba toda la información pertinente del general Sanz Roldán le convierte en una fuente de decisión imprescindible a la hora de fijar la estrategia gubernamental con Cataluña, incluso con sus independentistas más inflexibles.
Rajoy, Santamaría y probablemente el ministro Dastis, titular de Asuntos Exteriores, saben que los parlamentos de Holanda, Dinamarca y Noruega, se están mostrado últimamente muy proclives a pedir al Gobierno español un acuerdo para que el referéndum de autodeterminación de Cataluña se negocie “bilateralmente” con el Ejecutivo de Puigdemont, una postura que preocupa enormemente en Madrid donde nunca se creyó que iniciativas de este tipo pudieran siquiera plantearse. Esto explica que el ministro Dastis haya salido esta semana a la palestra recordando que ni la Unión Europea, ni el Consejo son favorables a la consulta pactada.
Lo que ha hecho Dastis es algo más que un recuerdo: es un movimiento de presión para cortar por lo sano las proclamas de los mencionados parlamentos que pueden tener un efecto dominó y trasladarse a otras asambleas europeas. Es curioso que estas proclamas parlamentarias hayan tenido un nulo eco en España donde casi ningún medio de información se ha ocupado de este movimiento que puede constituirse en el embrión ejemplarizante de otros similares en países diferentes de la Unión Europea.
El "embajador" de Cataluña en Austria
El Gobierno popular español conoce también al dedillo las actividades del denominado abusivamente “embajador” de Cataluña en Austria, un experto en relaciones internacionales, que habla mejor alemán que la propia Merkel, al que se le califica como “especialmente listo” en los informes de la Inteligencia. Este Adam Casals lleva trabajando en Viena desde julio de 2005 y desde luego sus cometidos se alargan mucho más de los reducidos que pueda desarrollar en la ciudad del Danubio Azul, porque Casals tiene encomendadas por el peculiarconseller de Exteriores de la Generalitat, el madrileño Raúl Romera, las relaciones nada menos que con otros cinco estados más: Eslovenia, Croacia, Chequia, Eslovaquia y Hungría.
No es inocente este encargo porque los primeros países citados son independientes desde hace apenas treinta años y tienen una sensibilidad muy notable respecto a procesos de secesión como los que ellos vivieron tras las caída del telón de acero y la consiguiente derrota del régimen soviético. Inteligencia y por tanto el Gobierno saben de las martingalas de este individuo y son, según hay que esperar, perfectamente conscientes del peligro que supondría el triunfo de las actividades, muy bien financiadas por cierto con el dinero de todos los españoles, de Casals, su representación y por consiguiente del Governde la Generalitat.
La única buena noticia que se inscribe en los informes recientes antes citados es que los “espías” de nuestra Inteligencia que trabajan en Cataluña coinciden en que el referéndum tal y como lo conciben los separatistas catalanes no va a poder celebrarse. Ahora bien: ¿significa eso que Puigdemont y sus secuaces en la sedición renuncien a una consulta singular por chapucera que ésta pueda ser caso de volver a celebrarse? De ningún modo: la decisión absolutamente imparable, según el CNI, de los independentistas es ésta: si no nos dejan referéndum, habrá consulta.
Es de suponer que el Gobierno de Rajoy trabaje en este escenario y que ya haya elaborado un plan para impedir incluso la apertura de urnas de cartón en el mes de septiembre, en un, procedimiento tan cutre pero tan real como el que ya se perpetró ahora hace dos años. Recuérdese a este respecto que las papeletas que introdujeron los catalanes que se acercaron a los ilegales colegios electorales, fueron elaboradas en una prisión dependiente de la Generalitat. Si ello se repitiera ahora, ¿estaría el Gobierno de España dispuesto a impedir punitivamente la impresión de tales papeletas?
A nueve meses de la amenaza consultiva de la Generalitat, sería conveniente que el Gobierno aclarara todos estos extremos. En el Centro Nacional de Inteligencia debería funcionar algún departamento destinado a defender la Constitución y todo lo que ella guarda. Con seguridad de que lo antedicho tiene cabida en esta sección. Los españoles y los agentes de Inteligencia que nos protegen seguimos denunciando que el papel del Gobierno en Cataluña sigue siendo o muy modesto o claramente ineficaz. Y encima, tal papel se ha iniciado muy a destiempo. No es imposible que los barreneros de España nos estén comiendo la merienda.
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La cifra de ciudadanos que sólo se consideran catalanes se desploma
La identidad catalana parece encaminarse hacia una correlación similar a la que existía antes de la eclosión del proceso soberanista. El último sondeo del CEO, realizado en diciembre sobre una muestra de 1.700 entrevistas, refleja una estabilización al alza de la identidad mixta (“tan español como catalán”), que comparten casi un 40% de los ciudadanos de Catalunya, y, sobre todo, un sensible desplome de la identidad exclusivamente catalana (que cae por debajo del 20%).
Atrás queda la etapa más intensa del antagonismo territorial, en el otoño del 2012, cuando casi un 60% de los consultados se consideraba “más catalán que español” (28,3%) o sólo catalán (31%). Paralelamente, en aquel momento sólo un 32% de los ciudadanos encuestados se sentía “tan español como catalán”, mientras que un minúsculo 7% se manifestaba más o sólo español.
Desde entonces, la identidad colectiva ha experimentado un progresivo reequilibrio en beneficio de las identidades que combinan grados diversos de catalanidad y españolidad, y que parece haberse acentuado en el último semestre. Todavía en julio pasado, la encuesta del CEO reflejaba un retroceso puntual de la identidad tan española como catalana, que caía al 34,5% de los consultados, mientras crecía hasta el 28,5% la identidad exclusivamente catalana. Sin embargo, en el macrosondeo de diciembre pasado, las magnitudes recuperan e incluso acentúan los reequilibrios que ya se habían manifestado en el 2015. Concretamente, un 38% de los consultados se considera hoy “tan español como catalán”, mientras que el contingente más “catalán que español” desciende al 20,5%, y el exclusivamente catalán cae al 19,8%.
En términos comparativos, las cifras de este último sondeo suponen un retroceso de casi nueve puntos de la identidad únicamente catalana con relación a la encuesta de julio pasado y, paralelamente, un ascenso de cuatro del grupo “tan español como catalán”. Ahora bien, la magnitud del cambio se aprecia si el contraste se efectúa con los registros del 2012. En ese caso, la identidad mixta ha crecido en más de seis puntos y la exclusivamente catalana ha descendido en más de once. Y como una clara muestra de la suavización del antagonismo identitario, cabe señalar que mientras hace cuatro años los contingentes “más catalán que español” o “sólo catalán” suponían un 59,3% de los consultados, ahora suman poco más del 40%: una caída de 19 puntos.
La similitud con las magnitudes imperantes antes del conflicto territorial que desató en el 2010 la sentencia del Constitucional sobre el Estatut se aprecia en algunos datos globales. Por ejemplo, los grupos “sólo español” o “más español que catalán” suponían entonces entre un 10% y un 11% de los consultados (y ahora el 11,2%). Por su parte, la identidad mixta llegó a situarse alguna vez en torno al 39% (un punto más que ahora). Y, finalmente, la suma de los contingentes “más catalán que español” o “sólo catalán” llegó a congregar al 41% de los consultados, menos de un punto por encima que en diciembre pasado.
Fuente: La Vanguardia
DOMINGO 29 DE ENERO DE 2017 20:00
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