Qué desvarío… Salgo de una entrevista delirante, indago en internet y certifico que este grupo de ayunadores extremos han sido etiquetados como secta por algunos gobiernos. Practican el respiracionismo, que consistiría en vivir del aire y de la luz, de una supuestamente nutritiva energía sutil que nos envuelve.
Estos vividores –¡alguno de sus seguidores ha muerto por inanición, claro!– protagonizan ahora (bajo la dirección de P. A. Straubinger) la película documental Vivir de la luz (estreno mañana en cine Verdi), que recoge un estudio clínico a uno de esos ayunadores. Yo prefiero el gozo cósmico de vivir comiendo, de compartir (al aire libre mejor, eso sí) una suculenta comida con buenos amigos.
Me han dicho que usted no come.
No me gustaría centrar la charla en eso.
¿Es un yogui?
Practico yoga desde niño. Me enseñaron mis padres: siendo veinteañeros dejaron la ciudad para vivir en el campo y cultivar sus propios alimentos. Y allí nacimos sus diez hijos.
¡Diez!
Decidieron dejar a la naturaleza seguir su curso… Sin anticonceptivos. ¡Y sin televisor!
¿Qué les llevó al campo?
Las ansias de vivir con conciencia y fieles a la naturaleza. Se hicieron vegetarianos, y así nos criaron.
¿Nunca ha comido carne?
No. En casa somos veganos: ni comemos ni usamos nada de origen animal, nada que provenga de algún sufrimiento animal.
Por ejemplo…
No montamos caballos ni usamos animales para labrar. Ni usamos cosméticos que hayan sido testados con animales.
Pues sepa que el ser humano es omnívoro y que hemos comido mucha carne.
Muy poquita mientras fuimos nómadas cazadores- recolectores. Y justamente desde que somos sedentarios y ganaderos empezaron los problemas de territorialidad, las guerras… ¡Comer carne trae desgracias!
¿Cuántas más?
Dedicar enormes extensiones agrarias a cultivar pienso para ganado: ¡miles de personas podrían comer con esos vegetales!
¿Algún otro perjuicio de la carne?
Medioambiental: la ganadería contamina tierras, aguas y aires, cada vaca expele 500 litros de metano a la atmósfera con sus ventosidades, ¡y es un gas muy venenoso!
Así, creció usted como yogui vegano…
Sí, fue así hasta hace nueve años. En ese momento empezaron a llamarnos locos…
¿Locos? ¿Por qué?
Mi madre empezó a seguir los ejemplos de Teresa Neumannn, de Paramahansa Yogananda, de Jasmuheen, de Giri Bala…
¿Quiénes son esas personas?
Personas cuya toma de conciencia les dota de tal dominio de su metabolismo, que pueden prescindir de ingerir alimentos sólidos.
Repita esto: no sé si le he entendido…
Que son personas que no comen nada. Mi madre siguió el preceptivo retiro iniciático, que incluye ayunar 21 días seguidos.
¿Y cómo quedó su imprudente madre?
Muy contenta, feliz, serena.
Eso es imposible: si no comes, mueres.
Mediante un cambio de tus estructuras de conciencia, puedes conseguir un cambio de tu memoria celular.
Eso es palabrería, lo lamento.
Yo llevo nueve años sin comer alimento sólido alguno. Sólo me tomo cuatro zumos de frutas por semana.
No me lo creo: no le veo nada famélico.
Entiendo que no me crea, porque esto es algo muy raro. Pero que yo no coma alimentos sólidos… no significa que no me nutra.
¿Y de qué se nutre? ¿De esos zumitos?
De prana: es la energía sutil en que estamos inmersos, está en todas partes, en los átomos… Una meditación activa, un estado de conciencia atento, presente, observante, ¡permite captarla y nutrirse de esa energía!
Yo no jugaré con mi salud ni moriré de inanición: ¡su discurso es insostenible!
Hablo para buscadores de paz interior, no de hacer un ayuno ni de adelgazar, ¿eh?
Seguro que adelgazas si no comes, ¡pero también entras en coma y mueres!
Tras los primeros 21 días yo perdí seis kilos, pero a los tres meses de nutrirme de prana ya había ganado siete kilos.
Déjese de locuras: tome esta aceituna.
¡No! El otro día estaba trabajando en el campo con unos campesinos y me ofrecieron unos buñuelos de batata y mañoca: tuve que aceptarlos para no desairar su hospitalidad.
¿Estaban sabrosos?
Mucho, mucho…
¿Lo ve, qué bien? ¿Qué dice la ciencia?
Algunos médicos están investigando a personas como Hira Ratam Manek, que llevan años sin comer, o a Pralad Jani, de 80 años, que no come nada desde los 10 años.
¿Y qué pasa con sus intestinos, eh?
Se atrofian algunas funciones de absorción y las excretoras, pero siguen secretando sustancias hormonales reguladoras.
¿Hace usted proselitismo de esto?
No. Sólo hablo de búsqueda de autoconocimiento. Enfatizo en esto: no se trata ni de engordar el ego ni de adelgazar el cuerpo, ni de sanar enfermedades ni de un ayuno.
¿Y conoce a muchos buscadores?
Unas 500 personas lo han practicado en Brasil, bajo mi asistencia y la de mi familia. ¡No aconsejo hacerlo solo! El 10% desiste a los pocos días, y el resto sigue hasta los 21 días. Pero sólo un 5% persevera después.
¿Nadie les ha denunciado por esto?
Evelyn, una lectora de la obra de Jasmuheen, salió en televisión diciendo que vivía de luz, y otra mujer quiso imitarla… y murió. Su esposo denunció a Evelyn por incitación al suicidio. No sé cómo va el proceso…
Serán vistos como secta peligrosa…
Yo sólo formo parte de un grupo de personas cuyo propósito es acceder a un estado de conciencia de felicidad constante.
Si un día tiene un hijo, ¿qué le dirá?
No le diré que no coma, sólo que sea feliz.
Yo me siento feliz mientras comparto con amigos una buena comida y un vino.
Pues yo confío en que un día nos baste con compartir arte en vez de comida.
Fuente:la contra de la Vanguardia
Fuente:la contra de la Vanguardia
http://www.pensamientoconsciente.com/?p=8354
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