En Estados Unidos ser fumador es un motivo importante para ser descartado automáticamente a optar a determinados puestos de trabajo. Pero la cosa no se queda únicamente en el simple acto de fumar. Los parches, por ejemplo, también pueden hacer perder una oportunidad de empleo.
Es una norma que se ha extendido especialmente en los hospitales. Muchos siguen la "non-nicotine hiring policy", política de contratación sin nicotina. Si en un análisis de orina, un candidato a un puesto, da positivo por nicotina, será rechazado.
Poco importa si ese positivo es por consumo de chicles de nicotina o por fumarse un cigarro. Los responsables de las instituciones que han adoptado esta norma, aseguran que es una forma de proteger la salud de los futuros empleados, y de 'dar ejemplo'.
Pero la idea también consiste en ahorrar. Según el USA Today, se ha calculado que un fumador puede costar entre 3.000 y 4.000 euros más al año porque en teoría, se toman más descansos.
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