BARI, Italia – Un acre de tierra de cultivo en el noreste de Italia se encuentra en el centro de un debate nacional.
Giorgio Fidenato, jefe de la Federación de Agricultores Italianos, cree firmemente que tiene el derecho de sembrar organismos genéticamente modificados (OGM), lo que lo llevó a plantar una cepa de maíz transgénico de Monsanto MON810, en medio de una gran protesta.
Fidenato se aprovechó de la decisión de la Unión Europea emitida en septiembre de 2012, la que permite el cultivo del maíz MON810 en suelo italiano, es el único OGM permitido en el país, pero en Italia los cultivadores requieren tener un permiso expedido por el gobierno para su crecimiento.
En 2010, Fidenato cometió un acto de desobediencia civil y plantó MON810 sin permiso. Sus solicitudes fueron rechazadas continuamente, y los activistas de Greenpeace detuvieron las siembras antes de que pudieran contaminar los campos de los alrededores.
Por el cultivo ilegal Giorgio Fidenato fue multado con € 25.000 (US$ 32.500 dólares). Los activistas de Greenpeace fueron a su vez multados € 86.250 (US$ 112.350 dólares) por invadir tierras agrícolas.
En junio de 2013 el agricultor sembró su campo en la región de Friuli Venecia Giulia con más entusiasmo, sobre todo por el apoyo de la decisión de la Unión Europea. Sin embargo el 12 de julio, Italia adoptó una postura dura contra el MON810.
El gobierno italiano firmó un decreto que prohíbe el cultivo de MON810 en Italia durante 18 meses, tiempo durante el cual cualquier medida fuera de este contexto se declara inválida.
Italia tendrá que obtener la aprobación de la UE para una prohibición permanente, ya que el maíz MON810 es regulado por la legislación comunitaria.
El decreto hace especial referencia al sembrío de MON810 en la región de Friuli Venecia Giulia, afirmando que pondrán especial atención en esta zona para evitar la contaminación hacia los cultivos no transgénicos.
La Ministra de Agricultura italiana Nunzia de Girolamo, dijo en un comunicado: “Nuestra agricultura está basada en la biodiversidad, en la calidad y hay que seguir así, sin empresas, que incluso desde el punto de vista económico, creen que nos harían más competitivos.
Gran parte de Europa requiere que los alimentos GM se etiqueten como tal, y el consenso general es que el mercado es escaso para tales productos.
“El decreto de hoy es solo el primer elemento, el más urgente de una serie de iniciativas adicionales con las que vamos a definir un nuevo marco en el campo de cultivo de ONG en nuestro país”, señaló la ministra.
Un nuevo estudio de MON810, también se dio a conocer el 12 de julio, que sugiere impactos negativos sobre la biodiversidad. El estudio aún no ha sido revisado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Mientras la atención se centra en el campo del maíz MON810 de Fidenato, el agricultor pregunta cuántos otros cultivos transgénicos están siendo sembrados en Italia bajo el radar.
“Cuando fui a España en 2011 a comprar semillas, no parecían sorprendidos que un italiano compre estas semillas”, declaró a La Gran Época.
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