Hace dos días fue The Economist, ayer el Financial Times y hoy The Guardian. La política española está en el punto de mira de la prensa internacional después de que el extesorero del PP, Luis Bárcenas, abriera la 'caja de Pandora' con la contabilidad 'B' del partido y sus mensajes con Mariano Rajoy.
El diario británico considera que lo más extrordinario de este escándalo de la política española "no es su alcance o gravedad", sino que es la forma en la que lo está abordando el presidente del Gobierno. "O no lo está abordando" apostilla.
The Guardian explica que Mariano Rajoy se niega a hablar del 'caso Bárcenas' y ya "domina el arte de no mencionar el nombre del extesorero del PP en público agotando todas las posibilidades que están en su mano". "Rechaza dar explicaciones en el Parlamento, rara vez concede entrevistas, ni siquiera a los medios 'amigos', y huye de la prensa" afirma el diario, al tiempo que agrega que desde hace algún tiempo "decidió hacer frente a los medios a través de un televisor de plasma para evitar las preguntas. Algo muy raro".
En este sentido, el rotativo explica en su página web que nadie espera que dimita "en un país en el que las renuncias por cuestiones éticas son inexistentes", e incluso, "sus propios votantes están exigiendo una explicación, pero no van a obtenerla". "Bárcenas debería considerarse un hombre afortunado, porque él sí que se intercambiaba mensajes con él" opina.
"El tiempo que Rajoy puede seguir es imposible de predecir. Es un experimento" destaca el diario, al tiempo que considera que lo que estamos viendo es que nuestro país "carece de una sociedad civil fuerte" y que la mayoría absoluta de Rajoy le protege de dar explicaciones en el Parlamento.
"Sólo una acusación directa provocaría un cambio en el juego, y eso es lo que Luis Bárcenas se ha propuesto conseguir con sus declaraciones en lo que promete ser el último combate político entre la ira y el silencio" afirma el diario, para sentenciar a continuación que este es el "lamentable estado en el que se encuentra la política española: la venganza personal parece haberse convertido en el único medio disponible para la rendición de cuentas".
Piden que Mariano Rajoy comparezca ante justicia por gran trama de corrupción
Una de las partes querellantes en el sonado caso de corrupción que sacude al oficialista Partido Popular (PP) solicitó este miércoles a la justicia que cite a declarar como testigo al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.
La Asociación de Abogados Demócratas por Europa (Adade) pidió al juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz que tome declaración, además, a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y a sus antecesores en el cargo Javier Arenas y Francisco Álvarez Cascos.
En su escrito al magistrado, la Adade considera que el testimonio de Rajoy es necesario después de que el extesorero del PP Luis Bárcenas confesó la existencia de un sistema de donaciones ilegales y pago de sobresueldos a la cúpula del partido durante más de dos décadas.
A cargo de las finanzas de los populares en los últimos 20 años, Bárcenas reconoció el pasado lunes ante Ruz ser el autor de una supuesta contabilidad paralela de la agrupación conservadora.
De acuerdo con el otrora administrador, en prisión provisional desde el pasado 27 de junio, los principales dirigentes de la fuerza derechista consentían la financiación irregular, y reveló incluso que en 2009 y 2010 entregó a Rajoy un total de 45 mil euros.
También recibió otros desembolsos cuando era ministro en el gobierno de su correligionario político José María Aznar (1996-2004).
De ser cierto, los pagos recibidos por el hoy jefe del Ejecutivo cuando era titular de Aznar son ilegales, pues la ley prohibía cualquier remuneración más allá de la percibida como miembro del gobierno.
Según los manuscritos del antiguo pagador sobre las hipotéticas cuentas en B, las personas cuya declaración reclama Adade -una de las acusaciones populares en el también conocido como caso Bárcenas- habrían cobrado retribuciones en negro procedentes de donativos de empresarios.
A juicio de la agrupación de abogados, la declaración del antiguo tesorero ha dado un innegable vuelco a la instrucción, y completa las afirmaciones de otros testigos que confirmaron algunas de sus anotaciones contables.
Para la acusación, es necesaria ahora la declaración de estos cargos del PP para “comprobar la veracidad o no de los apuntes contables referidos a unos cuantos perceptores”.
Respecto a Rajoy critica que se negara a comparecer ante el Congreso de los Diputados para explicar la autenticidad de los papeles de Bárcenas, haciendo caso omiso al clamor ciudadano.
Por ello, el poder judicial debe asumir su función y pedir al presidente las explicaciones que ante otro poder del Estado se ha negado a ofrecer, sentenció la Adade.
Somos conscientes de la trascendencia en todos los ámbitos de la decisión que pedimos al instructor, pero creemos que no se puede mirar a otro lado, concluyó la asociación de abogados.
Fuente: http://www.librered.net/?p=28226
El caso Bárcenas (judicial) ya es caso Rajoy (político)
Escribí ayer que Moncloa se estaba pensando la fecha de una comparecencia parlamentaria del presidente, a petición propia. Espera bajar así la tensión creada por su persistente resistencia a explicar la derivada política del caso Bárcenas y por el órdago de la moción de censura lanzado por Rubalcaba. Me ratifico. Lo deseable sería una fecha a finales de julio o muy primeros de agosto.
La crispación no debe irse de vacaciones y volver en septiembre, como la asignatura pendiente de mal estudiante. Nos conviene a todos este camino de en medio para evitar que el barón de la peineta y su dircom sigan bloqueando la vida política. Dicho de otro modo: salvo a los enredadores, a nadie conviene llegar a la moción de censura. Y menos al presidente, consciente de que con el paso de los días un caso de naturaleza judicial, primero Gürtel y luego Bárcenas, se ha convertido en un caso político, primero caso PP y luego caso Rajoy. Sin dejar de mirar a la Audiencia Nacional y a la cárcel de Soto del Real, hoy todos miran hacia Moncloa. Dentro y fuera de España.
Para Rajoy sería letal caer en la tentación del enroque. Supondría perder autonomía y seguir sometido al inclemente cerco político-mediático que él mismo viene alimentando con su obstinado desdén a la Cámara que le hizo presidenteUna comparencia desvinculada del órdago socialista, que es lo que se está considerando en Moncloa, tampoco le viene mal a Rubalcaba, una vez que ha sabido jugar con blancas y dejar la pelota en el tejado del Gobierno. Es a Rajoy, que juega con negras, al que toca mover ficha después de que el líder del principal grupo de la oposición haya tomado la iniciativa “en defensa de la dignidad del Parlamento”. Para el presidente sería letal caer en la tentación del enroque. Supondría perder autonomía y seguir sometido al inclemente cerco político-mediático que él mismo viene alimentando con su obstinado desdén a la Cámara que le hizo presidente.
El eventual enroque de Rajoy haría inevitable la presentación de la moción de censura. Tiene una semana de plazo para decidir su jugada. Rubalcaba ha llegado a la conclusión de que el uso de esta herramienta excepcional, ante una crisis excepcional, es el único medio de lograr que aquel cumpla con su deber de someterse a la fiscalización política de la Cámara. Debe explicar, entre otras cosas, si hubo 'apadrinamiento', colaboración necesaria o mirada distraída de los líderes del partido respecto al sistema articulado de corrupción dirigido desde un despacho de la sede central del PP durante 20 años. Y debe explicar si una parte de las donaciones opacas de empresarios agradecidos se destinaron o no a financiar las campañas electorales del partido.
“En el Parlamento no nos comemos a nadie”, decía hace unos días un diputado de la oposición. Tampoco Rajoy es un recién llegado. Tiene tablas para salir airoso, especialmente de los argumentos ad hominem, como el que le reserva el líder de los socialistas: “Él se presenta como garante de la estabilidad y nosotros estamos convencidos de que su continuidad al frente de la Presidencia del Gobierno es fuente de permanente de la inestabilidad que este país no puede permitirse. Por eso queremos que venga a la Cámara, para poderle decir que tiene que dimitir”, decía Rubalcaba este martes a su parlamentarios.
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