Según los arquitectos chinos, la exploración del subsuelo podría ofrecer soluciones a los problemas de contaminación y superpoblación que sufren los espacios urbanos. Por eso proponen a las autoridades construir una ciudad escondida bajo tierra.
La primera reacción a la idea ha sido positiva: la Corporación Estatal China de Construcción e Ingeniería fundó en su seno una empresa especializada en la exploración subterránea de las áreas conurbanas ya existentes.
La agencia de noticias Xinhua presenta esta decisión como el primer paso para hacer realidad un nuevo concepto urbanístico. Un primer barrio podría ser edificado bajo la ciudad de Chengdú, la capital de la provincia meridional de Sichuan, indicó a la agencia el vicedirector de la nueva compañía, Pen Jianhua. La zona urbana subterránea albergaría restaurantes y otros establecimientos lúdicos y recreativos, así como escuelas, aparcamientos, tiendas y mercados.
“Actualmente se está negociando construir en el área subterránea del Parque Olímpico del distrito de Jinnú, en Chengdú. Esperamos que el primer proyecto de este tipo en China sea un ejemplo para la posterior exploración y uso del espacio subterráneo de las ciudades de nuestro país.”
“Desde el punto de vista técnico somos capaces de hacer llegar la luz del sol al subsuelo mediante unos dispositivos de fibra óptica y así hacer que la vida bajo tierra sea más confortable”, aseguró el empresario. Para eso, agregó, es necesario desarrollar un programa integral y no solo de construcción.
Además de Chengdú, la empresa estudia el posible desarrollo del parque subterráneo Shiji en la ciudad más poblada de China, Shanghái, y del Tunjin en la ciudad de Suzhou, en el este del país. Los dos proyectos serían las primeras instalaciones urbanas bajo tierra de un tamaño mayor a un centro comercial.
La civilización china era la única del mundo que desarrolló un prototipo de ciudad bajo tierra en la época antigua. Esa construcción subterránea, conocida por la presencia en ella de unos 8.000 guerreros y caballos de terracota a tamaño real junto a un palacio real y un mar de mercurio, sirvió de mausoleo al primer imperador chino, Qin Shi Huang, que vivió entre el 260 a. C. y el 210 a. C.
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