El ejército privado estadounidense es acusado una vez más por crímenes de guerra perpetrados en Irak durante el 2007, se espera que a fines de este mes se lleve adelante la audiencia que incrimina a cuatro de sus miembros.
El caso, desestimado por la justicia anteriormente, pone al descubierto la lógica abusiva por parte del gobierno de Estados Unidos durante sus intervenciones en Oriente Medio, a través de la contratación de tropas privadas, exentas de cualquier control gubernamental.
La empresa militar privada estadounidense, “Blackwater Worldwide”, ha sido acusada nuevamente por cargos de homicidio. El Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó el jueves demandas contra cuatro agentes: Paul Slough, Nicholas Slatten, Evan Libertad y Dustin Heard. Los mercenarios están acusados de haber perpetrado una matanza en Bagdad, en Plaza Nisour el 16 de septiembre de 2007, contra 17 civiles iraquíes –entre ellos mujeres y niños-, además de haber herido a al menos 18 personas. Se espera que el próximo 25 de octubre se lleve adelante una audiencia, mientras que aún se desconoce la fecha del juicio.
En el 2008 los militares ya habían sido acusados, pero un año después, antes de que se llevara adelante el juicio, el juez federal Ricardo Urbina, desestimó el caso al dictaminar que el Departamento de Justicia retuvo pruebas y violó los derechos constitucionales de los excontratistas, por lo que los acusados fueron expulsados y la fiscalía debió llevar adelante el caso sin sus declaraciones. En 2011, un tribunal de apelaciones retomó el caso, alegando que el juez había interpretado la ley de manera errónea; esta vez fueron acusados de 33 cargos, entre ellos, homicidio doloso, tentativa de homicidio y uso de armas de fuego en un delito con violencia.
La fiscalía sostiene que los mercenarios utilizaron rifle francotirador, ametralladoras y granadas, mientras que los defensores sostienen que fueron emboscados por “insurgentes” iraquíes. Dave Schertler, abogado de uno de los acusados, sostuvo, “estamos decepcionados de que el Departamento de Justicia ha optado por continuar con su procesamiento, que creemos firmemente no tiene mérito alguno”. Por su parte, el fiscal Ronald Machen, señaló “la gran mayoría de los contratistas estadounidenses que sirvieron en Irak lo hizo con honor e integridad, pero, como afirma hoy en día, estos acusados abusaron de su poder a través de un ataque implacable contra civiles desarmados que imprudentemente superó cualquier posible justificación”.
En la actualidad, Blackwater Worldwide tiene su sede en McLean, Virginia, y cambió su nombre a Academi, debido a los numerosos escándalos desatados tras sus intervenciones en Oriente Medio, donde miles de mercenarios fueron contratados por Estados Unidos para las guerras de Irak y Afganistán. Academi es considerada como la mejor empresa militar privada con el mayor alcance de tropas y el gobierno de Estados Unidos es su mayor contratista. Se encarga de la seguridad privada de diplomáticos estadounidenses principalmente en Oriente Medio, el resguardo de bases militares, y la presencia de tropas activas en numerosos países.
Blackwater fue fundada en 1997 por Erick Prince republicano, exmarino de guerra. Firmó su primer contrato con el Pentágono para el envío de sus tropas de elite a Irak durante el 2003, por 27,7 millones de dólares, al siguiente año recibió 320 millones de dólares, y en total envió 30 mil mercenarios al territorio iraquí. La mayoría de sus miembros son exintegrantes de las fuerzas de seguridad estadounidenses, destituidos de sus cargos por abuso de autoridad o falta de disciplina. La empresa responde a una nueva estrategia de guerra de Estados Unidos, centrada en la subcontratación o tercerización de tropas militares, las cuales cuentan con las mismas facultades que el ejército pero trabajan de manera privada, permitiendo una mayor intervención de las fuerzas estadounidenses en el extranjero por fuera del control estatal.
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