Mientras las corporaciones judías internacionales y los bancos sionistas impulsan el envenenamiento masivo de "gentiles" (no-judíos) mediante el agua corriente, la Corte Suprema de Israel dictaminó que las nuevas regulaciones exigen a Israel a detener la adición de productos químicos de fluoruro a los suministros públicos de agua en un año, exigiendo que el Ministerio de Salud pare la fluoración del agua porque presenta peligros para la salud y sus beneficios ya no son ampliamente aceptados.
Al mismo tiempo, los ciudadanos de Buenos Aires y de las principales ciudades del planeta son victimas de un plan de exterminio y destrucción cerebral propiciada, financiada y propagandeada por judíos y entidades judías que envían gran parte de sus ganancias para sostener el Estado ilegal y genocida de Israel.
El flúor, suministrado a los pueblos mediante el agua corriente con la complicidad de políticos corruptos, es un veneno casi tan potente como el arsénico. Sólo dos gramos de flúor son capaces de matar a un adulto y menos de 500 mg son suficientes para matar un niño. De hecho un tubo de dentífrico contiene unos 150 mg de flúor que pueden matar a un niño de menos de 30kg.
La enciclopedia de mentiras Wikipedia, propiedad de la familia Rothschild, engaña a la gente diciendo que "La fluorización o fluoración del agua potable consiste en la acción controlada de añadir un compuesto fluorado en el agua de abastecimiento público, con el fin de elevar sus niveles de flúor hasta una concentración óptima para prevenir la caries dental".
Pero la realidad es muy diferente: El Flúor es veneno, lo incorporan al "agua potable" sin el consentimiento informado de la población. La dosis no puede ser controlada. Una vez en el flujo de agua corriente nadie puede controlar la cantidad que una persona consume. Cualquier "medicamento" requiere un riguroso control médico sobre su utilización. El flúor se aplica sin importar la edad, estado de salud o vulnerabilidad de la población. El agua potable no es la única fuente de flúor por lo cual la dosis se multiplica. También hay flúor en las gaseosas como Coca Cola y los alimentos procesados.
Jamás se logró probar científicamente que se requiere fluoruro para mantener una dentadura libre de caries. La leche materna contiene niveles muy bajos de flúor, pero cuando un bebé consume leche de la mamadera está ingiriendo 300 veces más flúor que un bebe amamantado. El flúor se acumula en el organismo dañando los riñones, huesos, tejidos y la glándula pineal. En Argentina no existen agencias de salud monitoreando la exposición o los efectos colaterales del flúor. Nunca se realizó una prueba clínica aleatoria para demostrar la efectividad o seguridad del flúor.
El propio Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC. 1999, 2001) reconoció que el mecanismo de beneficios del flúor es principalmente tópico y no sistémico. Por ende, no existe ninguna necesidad de digerir el fluoruro para proteger a la dentadura. Los índices de caries no se incrementan al detener la fluoración. Los estudios que impulsaron la implementación de la fluoración son falsos.
Según el Dr. Hubert Arnold, un estadístico de la Universidad de California en Davis, los ensayos iniciales “están especialmente plagados de falacias, diseño inadecuado, uso inválido de métodos estadísticos, omisiones de evidencia contradictoria, y repletos de simple torpeza y necedad”. El flúor daña el cerebro. El flúor afecta la función de la tiroides, causa síntomas artríticos, cáncer a los huesos (osteosarcoma), infertilidad y estrés. Los fluoruros de silicio aumentaron la cantidad de plomo en la sangre de niños. Y las corporaciones judías amenazan a los científicos que exponen lo anteriormente mencionado.
Mientras tanto, el Prozac causa ataques cardíacos y ACV (enfermedad cardíaca y accidentes cerebrovasculares), diabetes, osteoporosis, problemas inmunes. y abortos no deseados.
Celeste Fassbinder ツ
Twitter: @Celesfassbinder
BWN Argentina
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