SE SUMA EL EXDIRECTOR DE LA FUNDACIÓN DE CDC
Jorge Fernández Díaz, Artur Mas, el rey Juan Carlos, el conde de Godó y María de los LLanos (EFE)
Los independentistas catalanes ya tienen un nuevo enemigo a quien hincar el diente. Se trata del diario La Vanguardia, propiedad del conde de Godó y que el pasado mes de diciembre cambió de director: José Antich fue relevado el día 17 por el hasta entonces director de comunicación del grupo GodóMàrius Carol, algo que no ha sentado bien en los círculos radicales y por lo que destacados dirigentes nacionalistas han comenzado ya a pedir públicamente el boicot al rotativo.
Para los radicales, el primer síntoma de que La Vanguardia ya no comulgaba con las tesis independentistas a las que hasta entonces había dado cobijo fue la noticia sobre el concierto de San Esteban en el Palau de la Música. En realidad, el concierto fue una apoteosis independentista que culminó con elCant de la senyera interpretado por el público, en presencia del presidenteArtur Mas, rodeado de banderas esteladas. El periódico de Godó no hizo mención alguna a la protesta.
Las redes sociales comenzaron entonces una cruzada contra La Vanguardia y su nuevo director, a quien se le acusa de españolista, monárquico, unionista e incluso de ultraborbónico. No hay que olvidar que, durante una buena etapa, Carol se ocupó de la información de la Casa Real.
Un portal independentista recogía el conflicto el pasado día 29 de diciembre acusando al diario barcelonés de publicar sólo una breve noticia en su edición digital “donde se explicaba qué piezas se habían interpretado y poco más. Y el día 27 tampoco publicó nada en la edición de papel”. El 28, en cambio, apareció la noticia.
@VicenGracia“Con dos días de retraso, y en la sección de Cultura -cuenta araomai.cat-, La Vanguardia ha publicado la noticia que ocupa dos terceras partes de página con el título Canto de la estelada y donde se refiere a las esteladas que se desplegaron desde el público (sic) y que también se colgaron en las galerías del órgano donde se encontraba en Cor Jove, y recoge las declaraciones del director del Palau que es un acto libre (sic) que sale de los cantores. Acompaña la noticia una gran foto donde se pueden ver las esteladas. ¿Han cedido a la presión de las redes? ¿Han rectificado de “motu propi”(sic)? Finalmente, la noticia ha sido publicada”.
Una portada ‘polémica’
El colmo llegó el día 31 de diciembre, con el discurso de Artur Mas en las portadas de todos los diarios. La Vanguardia tituló Mas pide la consulta pero admite que provoca división. Un titular en el que los independentistas han querido ver el inicio de una nueva etapa informativa del emblemático diario barcelonés, más moderada y alejada del acento nacionalista que ha tenido el último decenio.
Uno de los más beligerantes con esta deriva fue Agustí Colomines, exdirector de la Fundación CatDem, la fundación oficial de Convergència. Colomines, que durante años fue el piloto del plan de Artur Mas que llevaba por lema laCasa Gran del Catalanismo (o sea, el intento de capitalizar todo el nacionalismo en CDC), incendió literalmente Twitter: “La portada de La Vanguardia es, sencillamente, tendenciosa. La consulta es libertad, habrían podido titular, ¿no?”, escribió.
Agustí Colomines (EFE)A partir de ahí, el dirigente convergente sacó a colación otras portadas. “Incluso El Periódico es más ecuánime que La Vanguardia”, replicó. Y luego, publicó “la portada de un diario nacional”, subiendo la del Ara. Y, por último, “la portada de un diario normal”, refiriéndose al Punt Avui, que titulaba en toda su anchura “Que se nos deje votar”. Los contertulios de Colomines añadieron leña al fuego. “Convierte la no unanimidad normal en todas las cuestiones en ‘división’. Y Mas aparece como un incendiario peligroso”, decía uno. Y otra: “¿Pero qué dice La Vanguardia? Volví a leer el discurso y no dice nada que se le parezca. No será que la tenían preparada”. En sus respuestas, Colominas fue particularmente duro con el rotativo, hasta el punto de que asegura que“hace días que dejé de comprarlo”.
“Que le corten el grifo”
El dirigente convergente, sin embargo, fue más allá y tocó el punto neurálgico del grupo Godó: “LV ha tomado partido. Quizá la Generalitat le corte el grifo, ¿no?”, a lo que uno de sus contertulios habituales respondió con un:“Ya que no le puede cortar los huevos…”. Este miércoles, Colomines tuiteó otra perla: “Soy contrario a las subvenciones a los medios. Como a los bancos. Si no rulan, que cierren”. Algo muy diferente, por ejemplo, a lo que piensa su partido, que ha regado de millones de euros al año al Grupo Godó. Aun así, pocos minutos más tarde retuiteaba un mensaje de una de sus seguidoras: “No me gusta La Vanguardia”.
La polémica siguió el día 1 de enero, fecha en la que el presidente del Círculo Ecuestre, Borja García-Nieto, escribió un extenso artículo bajo el título 1714: ¿buenos y malos catalanes? En él decía que no hay ni buenos ni malos catalanes, porque “todos lo son, incluso los que nos sentimos tan catalanes como españoles”. Remendaba también la plana a los historiadores catalanistas reivindicando la catalanidad del bando borbónico(el que tomó Barcelona el 11 de septiembre de 1714). Además, García-Nieto echó mano de su árbol genealógico: dos antepasados directos suyos estuvieron en los bandos borbónico y austracista en aquella época. Ambos eran catalanes y ello da pie al autor para afirmar que Cataluña “no perdió ninguna guerra”, ya que tanto en la de Sucesión como en la Civil o en las carlistas los catalanes estuvieron en todas partes. Reconocía, eso sí, que “Cataluña perdió instituciones propias y privilegios en función de que unos u otros fuesen los vencedores”. El presidente del Círculo Ecuestre, por último, afirmaba que Cataluña cuenta en estos momentos “con un nivel de autogobierno como nunca tuvo”.
Insultos y descalificaciones
La publicación de este artículo desató otra oleada de críticas. En las redes sociales, comenzaron a correr de nuevo llamamientos al boicot e insultos al diario de Godó, a su director y a García-Nieto.
En uno de los comentarios que circulan por la Red, un exaltado redundaba el pasado miércoles: “Como los cañones de los franceses (que los castellanos solos no hubiesen podido), bombardean otra vez los puntos débiles. Esta vez hemos de ahuyentar las ayudas ‘externas’ que tiene el enemigo: ¡No compréis La Vanguardia!”.
Xavier Trias, alcalde de Barcelona, y Borja García-Nieto (EFE)Y otro añadía: “Lo que me preocupa e indigna es que La Vanguardia,subvencionada con nuestros dineros, se está volviendo cada vez más hostil hacia los que la pagamos: han tergiversado los resultados de las encuestas y ahora ya no se avergüenzan de publicar mentiras. Yo no la pienso leer más y espero que la Generalitat le cierre el grifo de una vez”.
Un tercero, argumentaba: “Puedo entender que la línea editorial de La Vanguardia defienda el unionismo, la tercera vía o el sursum corda, pero publicar un artículo con estas mentiras, imprecisiones y falacias es digno de otros diarios, que por cierto no se editan en Barcelona. Señores de La Vanguardia: les tenía por el mejor diario que se publicaba en España precisamente por su pluralidad, pero últimamente se han ‘mundializado’. Señor Carol, como director de un diario que pretende ser serio haga escribir artículos contra la independencia con un poco más de rigor, ¡botifler! (¡traidor!)”.
Y la guinda la colocaba otro nacionalista bajo un título muy expresivo: “Suscriptor de más de 35 [años] a La Vanguardia que plega [termina, acaba]”. Este suscriptor avisaba al director del diario que lo habían utilizado “como un polichinela” y terminaba: “Recuerda: Roma no paga a traidores. Adiós. Un triste y fiel suscriptor de 35 años”.
El editorial que ayer publicó el rotativo es la guía para no perderse en la nueva estrategia de Godó. En él, Carol deja patente por dónde irán los tiros: con “serenidad, inteligencia y sentido de la realidad”, el diario apuesta por la moderación y apunta hacia el discurso navideño del Rey, que deja la puerta abierta a una modificación de la Constitución. Pero, mientras Carol llama a no dejarse seducir por “épicas de cartón piedra” (o sea, quimeras independentistas), en los círculos radicales se le considera ya el gran enemigo a batir: es el aliado que les da la espalda. Más munición para los independentistas.
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