El hallazgo de herramientas líticas de 22.000 años de antigüedad al noreste de Brasil trastoca las creencias establecidas acerca del poblamiento del continente americano. A lo largo de los últimos años, diferentes hallazgos diseminados por toda América ponen en entredicho las cronologías manejadas hasta ahora.
En el Parque Nacional de Serra de Capivara (Brasil), Niede Guidon aún recuerda su asombro cuando vio las pinturas por primera vez.
Preservado en medio de altiplanos incrustados de bromelias que se alzan sobre las selvas del noreste de Brasil, el antiguo arte rupestre muestra fieras batallas entre tribus, escenas orgiásticas de fiestas prehistóricas y cazadores persiguiendo a sus presas, lanza en mano.
“Se trata de composiciones sorprendentes, personas y animales juntos, no sólo figuras solitarias,” dice la doctora Guidon, de 81 años, recordando lo que la atrajo a ella y a otros arqueólogos en la década de 1970 a este remoto lugar donde los jaguares aún merodean.
Escondidas en los abrigos de roca donde los humanos prehistóricos vivieron una vez, las pinturas se cuentan por miles. Algunas se consideran de más de 9.000 años de antigüedad, incluso más antiguas. Pintadas en ocre rojo, se sitúan entre los testimonios más reveladores de toda América de cómo era la vida milenios antes de que comenzase la conquista europea hace 500 años.
Pero lo que los excavadores encontraron cuando comenzaron a excavar a la sobra de las pinturas rupestres es lo que está contribuyendo a reevaluación crucial de la historia humana en el hemisferio.
Los investigadores afirman haber desenterrado herramientas de piedra que prueban que los humanos alcanzaron el actual noreste de Brasil hace 22.000 años. Su descubrimiento se añade al creciente grueso de la investigación, cambiando drásticamente la creencia predominante a lo largo del s. XX en la arqueología estadounidense, conocida como el modelo Clovis, que mantiene que los humanos llegaron por primera vez a América desde Asia hace unos13.000 años.
“Si están en lo cierto, y es muy posible que lo estén, esto cambiará todo lo que sabemos acerca del poblamiento de América,” dice Walter Neves, antropólogo de la evolución en la Universidad de São Paulo, cuyo propio análisis de un cráneo de 11.000 años de antigüedad en Brasil parece insinuar que algunos antiguos americanos se parecen más a aborígenes australianos que a asiáticos.
Por toda América, los estudiosos dicen que el poblamiento de tierras vacías de humanos habría sido mucho más complejo de lo que se ha creído durante largo tiempo. La datación por radiocarbono de puntas de lanza encontradas en la década de 1920 cerca de Clovis, Nuevo México, situaron la llegada de cazadores de grandes presas a través del Estrecho de Bering hace unos 13.000 años, formando la base acerca de cuándo se creía que llegaron los humanos a América.
Más recientemente, numerosos hallazgos han desafiado esta construcción. En Texas, arqueólogos afirmaron en 2011 que habían encontrado puntas de proyectil que mostraban que los cazadores-recolectores habían alcanzado un lugar llamado Buttermilk Creek, hace 15.500 años. De modo similar, el análisis de ADN humano hallado en una cueva deOregón determinó que los humanos estaban allí hace 14.000 años.
Pero es en Sudamérica, a miles de kilómetros del yacimiento de Nuevo México donde las puntas de lanza Clovis fueron descubiertas, donde los arqueólogos están postulando algunos de los desafíos más profundos al modelo Clovis.
Paleontólogos de Uruguay publicaron unos hallazgos en noviembre que sugieren que los humanos cazaban allí ejemplares de megaterion hace 30.000 años. Al sur de Chile, Tom D. Dillehay, antropólogo de la Universidad Vanderbilt, ha demostrado que los humanos vivieron en un yacimiento costero llamado Monte Verde hace 14.800años.
Y en la caatinga brasileña, una región semiárida de mesas y cañones, arqueólogos brasileños y europeos que se apoyan en décadas de excavaciones anteriores dijeron el año pasado que habían encontrado objetos en un abrigo rocoso que demostraban que los humanos habían llegado a Sudamérica casi 10.000 años antes de que los cazadores Clovis comenzaran a aparecer en Norteamérica.
“El paradigma Clovis ha sido finalmente enterrado,” dice Eric Boëda, el arqueólogo francés que dirige las excavaciones allí.
Dejando al descubierto la tensión entre reivindicaciones acerca de cuándo y dónde llegaron los humanos por primera vez a América, algunos estudiosos del grupo menguante de defensores del modelo Clovis rechazaron rápidamente los hallazgos.
Gary Haynes, arqueólogo de la Universidad de Nevada, Reno, argumenta que las piedras halladas no son herramientas hechas por humanos, sino que podrían haberse fragmentado de modo natural, por la caída de rocas. Stuart Fiedel, arqueólogo del Grupo Louis Berger, una consultoría ambiental, afirma que los monos pudieron hacer las herramientas, en vez de los humanos.
Que se discutan sus hallazgos no es nada nuevo para los arqueólogos que trabajan en Serra de Capivara. La doctora Guidon, la arqueóloga brasileña que excavó allí de forma pionera, afirmaba hace más de dos décadas que su equipo había encontrado carbones procedentes de hogares que demostraban que los humanos habían vivido allí hace 48.000 años.
Mientras los estudiosos en Estados Unidos miraban el trabajo de la doctora Guidon con escepticismo, ella siguió adelante, obteniendo el permiso de la autoridades brasileñas para preservar los yacimientos arqueológicos cerca de la ciudad de São Raimundo Nonato, en un parque nacional que actualmente recibe miles de visitantes al año a pesar de su remota ubicación en Piauí, uno de los estados más pobres de Brasil.
La doctora Guidon se mantiene desafiante acerca de sus hallazgos. Aún afirma que cree que los humanos llegaron a estos altiplanos incluso antes, hace unos 100.000 años, y pudieron llegar en barco desde África en vez de por tierra desde Asia.
El profesor Boëda, que sucedió a la doctora Guidon al frente de las excavaciones, ha declarado que esas fechas tan tempranas podrían ser posibles pero hace falta investigar más sobre el tema. Su equipo usa la termoluminiscencia como medio de datación.
Al mismo tiempo, otros descubrimientos por todo Brasil se suman al misterio de cómo América se pobló.
En lo que podría significar otro golpe al modelo Clovis, genetistas moleculares demostraron el pasado año que los indígenas Botocudo que vivían al sudeste de Brasil a finales del s. XIX compartían secuencias genéticas que se encuentran con frecuencia entre los isleños de Polinesia.
Como reflejo del modo en que los investigadores están aceptando en mayor número dataciones más antiguas para la migración humana a América, Michael R. Waters, geoarqueólogo en el Centro para el Estudio de los Primeros Americanos en la Universidad A&M de Texas, afirma que una “única migración” hacia América Hace unos 15.000 años podría haber dado origen al pueblo Clovis. Pero añade que si los resultados obtenidos en Serra de Capivara son acertados, levantarán aún más preguntas sobre cómo se asentaron los americanos.
“Si es así, quienquiera que viviera allí nunca transmitió su material genético a poblaciones vivas,” dice el doctor Waters, explicando cómo la historia genética de los pueblos indígenas los relaciona con el niño Clovis encontrado en Montana. “Debemos pensar largo y tendido acerca de estos yacimientos tempranos y cómo se acomodan dentro de la imagen del poblamiento de América.”
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