La empresa transnacional Monsanto, fabricante de productos para la alimentación humana genéticamente modificados, sobrevive a innumerables campañas que denuncian -a lo largo y ancho del planeta- la composición dañina a la salud de los transgénicos que comercializa y su política de “malas artes” para monopolizar en el mundo la producción agroquímica y las ventas de semillas y alimentos de esa índole en todo el mundo.
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