Mariposa de mar de la especie Limacina helicina.Podría ser el argumento de una película de terror: los humanos se despiertan un día y descubren que ciertos cambios químicos en la atmósfera están disolviendo partes de su cuerpo.
© Russ Hopcroft. Universidad de Alaska, Fairbanks/NOAA
Esto es lo que le está pasando a la pequeña porción de animales marinos conocidos como mariposas de mar, o terópodos en la Costa Oeste de los Estados Unidos.
El aumento de carbono en el océano está disolviendo el caparazón de las mariposas de mar, unos pequeños caracoles marinos que son la base de gran parte de la cadena alimenticia del océano, ya que son presa para el salmón rosa, la caballa y el arenque.
"No esperábamos que los terópodos se vieran afectados a este nivel en nuestra región costera hasta dentro de algunas décadas", afirmó William Peterson, oceanógrafo doctorado del Centro de Ciencias de la Pesca del Noroeste de la Administración Atmosférica y Oceánica (NOAA), que es coautor de los descubrimientos en un artículo para la revista Proceedings of the Royal Society B.
Con las muestras de mariposas de mar de la especie Limacina helicina en Califorina, Washington y Oregon en verano de 2011, los investigadores descubrieron que más del 50 por ciento de las mariposas de mar de la costa sufren "daños graves de disolución", según el artículo. Fuera de la costa, el 24 por cierto de los ejemplares mostraba daños de ese tipo.
Los caparazones de las mariposas de mar se están disolviendo a causa del aumento de la acidificación en los océanos, causado por las emisiones de CO2 de la sociedad. Aunque las emisiones de la quema de carbón, gas y van a parar a la atmósfera, los océanos acaban absorbiendo casi una tercera parte del total de las emisiones. Este aumento de CO2 en los océanos conlleva una disminución en la disponibilidad de carbonato de calcio y su forma de cristal, la aragonita, que las mariposas de mar usan para crear sus caparazones. Muchas otras especies importantes necesitan carbonato de calcio, como el coral, los crustáceos, los moluscos y algunas especies de plancton.
Comentario: Si bien el fenómeno merece nuestra atención, su explicación deja bastante que desear. Ya sabemos que el famoso CO2 generado por el hombre no tiene mucho que ver con el verdadero origen del cambio climático. El mito de los gases de efecto invernadero ya ha quedado expuesto. No obstante, sí se están produciendo ciertos fenómenos importantes que podrían estar relacionados con lo que le está sucediendo a estas especies marinas. Por ejemplo, las erupciones volcánicas submarinas, algo más y más frecuente, y la correspondiente emisión de gases al océano.
Próximamente en español: Creatures from the deep signal major Earth Changes: Is anyone paying attention?
El nivel de acidificación del océano varía en las diferentes regiones, profundidad y estaciones, pero es particularmente agudo cuando ocurren marejadas estacionales. Esto sucede cuando el agua fría de las profundidades sube a la superficie, un fenómeno que merma aún más la aragonita. De hecho, los peores efectos se mostraron en la costa de California, donde los bajos niveles de aragonita se habían multiplicado por seis en los 100 metros superiores de la columna de agua.
Comentario: Eso no es de sorprender si notamos la cantidad de erupciones volcánicas, y sobre todo alrededor del anillo de fuego, cercano a la costa de California. Es una hipótesis, claro, ¡pero algo más realista que la del calentamiento global!
"La Limacina helicina de las regiones costeras mostró una disolución que se extendía de forma uniforme en toda la superficie de los caparazones, mientras que en las regiones más alejadas de la costa, sólo la primera espiral mostraba signos de disolución. Esto sugiere que las condiciones menos corrosivas más allá de la costa sólo afectan a los terópodos durante las primeras etapas, mientras que una exposición prolongada a condiciones de infrasaturación más graves en las regiones costeras tiene como resultado una disolución que cubre el total del caparazón", redactan los científicos.
Antes de la revolución industrial - y la gran emisión de CO2 derivado de la quema de combustibles fósiles− los investigadores calcularon que alrededor de un 20 por ciento de mariposas de mar habían sufrido cierta disolución en sus caparazones. El porcentaje actual es más del doble que entonces, un 53%, cerca de la costa, y los científicos predicen que el 70 por ciento de las mariposas de mar de la región se verán afectadas para 2050.
"La acidificación en nuestros océanos puede afectar a los ecosistemas marinos de una forma que amenaza la sostenibilidad de los recursos marinos de los que dependemos", afirmó Libby Jewett, Directora del Programa de Acidificación del Océano de NOAA. "Es de vital importancia que haya investigación en el progreso y los efectos de la acidificación del océano para comprender las consecuencias de la quema de combustibles fósiles".
© Russ Hopcroft, Universidad de Alaska, Fairbanks/NOAA.
Limacina helicina.Esta no es la primera vez que los científicos encuentran pruebas de que la acidificación del océano que disuelve los caparazones de las mariposas de mar está empeorando. Hace dos años, algunos investigadores informaron de que habían descubierto que las mariposas de mar de la misma especie, Limacina helicina, estaban perdiendo su caparazón en el Océano Antártico.
"Los caracoles no necesariamente mueren tras la disolución de sus caparazones, sin embargo, esto puede aumentar su vulnerabilidad ante los depredadores y las infecciones, y como consecuencia, puede tener efectos en otras partes de la red alimentaria", afirmó en 2012 el autor principal, Geraint Tarling, de la British Antarctic Survey.
De hecho, los artículos más recientes apuntan que el caparazón es una parte clave en la reproducción de las mariposas de mar: "el caparazón es de una importancia particular... durante la etapa reproductiva, cuando los ejemplares intercambian esperma y éste tiene que almacenarse antes de fertilizar un óvulo".
Puesto que las mariposas de mar proporcionan una base alimentaria para muchas especies de peces, los científicos afirman que su declive podría dañar a todo tipo de animales marinos, incluyendo a las ballenas y las aves marinas.
La acidificación actual del océano está sucediendo a un ritmo más rápido que nunca antes en los últimos 50 millones de años y los efectos que puede tener en el futuro podrían ser tan catastróficos que la anterior directora de NOAA, Jane Lubchenco, llamó a la acidificación del océano "la hermana gemela e igualmente diabólica del cambio climático". Aun así, la acidificación del océano todavía recibe poca atención de los medios y las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando.
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