lunes, 14 de julio de 2014

La infamia del hambre infantil en España

La pobreza infantil se ha agravado desde los inicios de la crisis económica.

© EFE

El informe que acaba de publicar el Comité Español de UNICEF es terrible porque pone el acento en que cada vez es mayor la extrema gravedad de la infancia en relación con informes anteriores, pidiendo un Pacto de Estado para la Infancia. 

En este sentido, el impacto de la crisis que están sufriendo los niñosempeora diariamente a pasos de gigante, incrementándose la pobreza, los malos datos de privación de material en los hogares que deja a las familias sin capacidad para garantizar un mínimo bienestar para los niños. La malnutrición infantil o de escasa calidad que padecen en los hogares pobres, detectados por las organizaciones dedicadas a esta intervención social, avanza por las políticas de de austeridad presupuestaria, de verdadero espanto humano, afectan vorazmente contra la infancia. También es por esto, por la precariedad de empleo en las familias, el que las tasas de nacimiento se hayan reducido de manera galopante. 

La estructural pobreza infantil es un problema gravísimo si no se revisa urgentemente el gasto para la infancia en los presupuestos públicos de todas las Administraciones del Estado. 

Todos los estudios españoles y europeos, y todas las recomendaciones, se ocupan en romper el ciclo de las desventajas, en la inversión en la infancia. Niños y niñas no votan, y están a merced de de los adultos, de los Estados y las familias. Pero niños y niñas son sujetos de derechos humanos, de los del propio niño y de la sociedad donde viven. Este país, por la maldita crisis capitalista, se está convirtiendo en un ´país sin hijos´ y al envejecimiento social. La población española ha decrecido por primera vez en 42 años, y ello se debe al factor de malas expectativas familiares, relacionadas sobre todo por el empleo y el empleo muy precario. Se retrasa así el criterio de abandonar el hogar paterno y de iniciar una familia con hijos. 

La inversión debe actualizarse y dedicarse inmediatamente en las inversiones y ayudas económicas a familias con hijos de 0 a 3 años., sin olvidar los de 3 a 6 y el resto de la infancia. Ello se logra con políticas de calidad y de suficiencia para la sostenibilidad familiar, la de los niños de esos hogares y las de estabilidad económica, que rompa el ciclo de familias cada vez más necesitadas y con menos recursos. En este sentido las políticas encaminadas a gratificar la excelencia y la productividad no alivian en nada a las familias más humildes, y el hambre se ceba entre niños y niñas que si comen es porque alguien les ayuda, sea colegio, ONG u otro sistema de auxilio que cada vez se hace más dificultoso por los pocos medios que van teniendo poco a poco quienes viven en menesteres así, en el apoyo social a los niños. 

El hambre de un niño es un crimen, y crecer en la pobreza es crecer en el hambre, es crecer en la desigualdad, es crecer en la desestructuración humana.Y curiosamente la pobreza se ceba en los hogares con niños según todas las estadísticas. Los más de dos millones de niños que hay en España bajo el umbral de la pobreza viven en hogares que todos los adultos están sin trabajo. Esto quiere decir, según todos los indicadores de datos objetivos, que la pobreza donde está más extendida es en la infancia. 

Las políticas públicas, por tanto, deben ser prioritarias y se conduzcan en esta dirección, tanto en trabajo como en alimentación. Pero España es el segundo país, tras Grecia en el que menos capacidad tiene la intervención del Estado para intervenir en ese terrible umbral de pobreza. Esta es la vergüenza que no podemos ocultar, la de los datos rigurosos que UNICEF nos da en su último informe. 

Políticas a favor de la infancia, para ayudar a la inclusión social y desbloquear la peligrosa situación en que se encuentra nuestra infancia, son extremadamente urgentes. Y que el 1,4 de la proporción del PIB en España destinada a la protección social de la infancia, cuando la media europea está en un 2,2, teniendo en cuenta nuestra situación límite se debe extender a un inmediato Pacto de Estado que nos saque del hambre de cientos de miles de niños y niñas en nuestro país. Igualdad de oportunidades, requisitos legales de no discriminación, ayuda a la infancia desasistida, para romper los obstáculos que niños y niñas, por su situación de condiciones económicas familiares, sociales, o de discapacidad manifiesta, están sujetos a la miseria humana tan sólo por haber nacido en hogares sin medios humanos suficientes. 

De no hacer así, de dejar esta situación congelada, caerá sobre las conciencias de quienes gobiernan nuestras instituciones y para siempre. Y que no se nos olvide que el hambre de un niño es un crimen, por la indefensión de la infancia. Es triste decirlo, siempre lo fue, pero ahora no vale ya un sistema de caridad, sino de acción, a través de este Paco de Estado que demanda UNICEF. Lo demás, palabras y mentiras controladas por un falso e infame escenario político de esperanza, de inclusividad, contra el hambre, la salud y la educación que nunca llega.


Pedro Guerrero Ruiz
dom, 13 jul 2014 06:26 CDT
http://es.sott.net/article/29533-La-infamia-del-hambre-infantil-en-Espana

No hay comentarios:

Publicar un comentario