martes, 5 de agosto de 2014

“Estamos de ladrones... hasta los cojones”

El líder de Podemos, Pablo Iglesias

. (EFE)05.08.2014

“Estamos de ladrones / hasta los cojones. / Estamos de ladrones / hasta los cojones”. Al principio fueron sólo algunos que iban en la manifestación, pero al poco, todo el mundo se fue incorporando. La gente que iba por las aceras, que pasaba por allí, se quedaban mirando, luego se sorprendían con una sonrisa, y comenzaban a tararear aquel ripio que salía de las tripas.

Las mujeres que se asomaban a sus balcones se quitaban el delantal y bajaban presurosas, con la misma canción. “Estamos de ladrones / hasta los cojones”, gritaban todos y era como si el flautista de Hamelín hubiera llegado a la ciudad, porque todo del mundo se puso detrás del mismo grito, de la misma desesperación. Y así fue como ocurrió, sí.

Ocurrió en Mérida, hace unos días. En las bellas noches de teatro, de calor y de luna de las ruinas romanas. En aquel mismo escenario en el que un día de hace dos mil años pudo representarse, como la otra noche, la obra deAristófanes, ‘Pluto’, genialmente readaptada ahora por Magüi Mira. Los guiños, las palabras, la música y las bromas pueden ser de estos tiempos, pero la directora nada ha tenido que cambiar de la filosofía de la obra porqueel paralelismo con estos tiempos es asombroso.En un momento de la representación, los actores comenzaron con aquel grito, ''estamos de ladrones / hasta los cojones'', y todo el público se sumó a la fiesta, entusiasmado, agitado

“A Aristófanes –dice Magüi Mira– le tocó vivir en una democracia que se estaba pudriendo. La política comenzó a actuar empujada por el dinero, haciendo desaparecer los valores de servicio público que hasta entonces la movían”. La cosa es que en un momento de la representación, los actores comenzaron con aquel grito, “estamos de ladrones / hasta los cojones”, y todo el público se sumó a la fiesta, entusiasmado, agitado. Como si hubieran encontrado una válvula de escape de algo que les viene carcomiendo la paciencia desde hace demasiado tiempo ya.

Aquello ya no era teatro, no; a poco que alguien se quedara mirando las caras de la gente (es de entender que allí habría políticos, porque las sillas de autoridades estaban dispuestas) entendería que existe una corriente en España que está desbordando los ríos de lo conocido, de lo sobrentendido, de lo habitual. Aquello ya no era teatro, no; aquello era la explicación de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, el ascenso imparable de Podemos, que crece con la fuerza arrolladora de un alud. Aquello era, quizá, eso que una profesora de Ciencias Políticas de la Complutense, Carolina Bescansa, una de las fundadoras de Podemos, llama “un empoderamiento de la ciudadanía que está revirtiendo la relación de fuerzas”.

La ciudadanía, que se ve maltratada, puteada, despreciada, se hace fuerte. Y el catalizador de ese fenómeno, del empoderamiento de la ciudadanía, es Podemos. Ha llegado en el momento justo y la fuerza que está adquiriendo está muy por encima de sus propias capacidades. Pero es así, y todo lo demás, se mide por el mismo rasero. Si al 67% le parece “mal o muy mal” la acción del Gobierno del PP, al 70% le parece exactamente lo mismo la acción del principal partido de la oposición, el PSOE. Porque los dos, ante la mirada de la gente, de mucha gente, se comportan igual y están atravesados por el mismo mal: la corrupción.

No sólo ellos, claro, que la crisis política actual no es sólo del bipartidismo. Ese ha sido el error en el que estábamos hasta que ha irrumpido en el panorama un fenómeno como Podemos para demostrar que la crisis es del sistema, de lo conocido. Y ahí, de forma proporcional, el deterioro les va afectando a todos. Desde el Partido Popular hasta Izquierda Unida, pasando por UPyD, que ve cómo se frenan sus opciones de crecimiento, o hasta Esquerra Republicana, que ya tiene encuestas que cuestionan su anunciada hegemonía.La crisis política actual no es sólo del bipartidismo. Ese ha sido el error en el que estábamos hasta que ha irrumpido en el panorama un fenómeno como Podemos para demostrar que la crisis es del sistema, de lo conocido. El deterioro les va afectando a todos

La crisis que vivimos en España, esta crisis de la política, lo es del sistema y si hasta ahora pensábamos que era una crisis del bipartidismo es sólo por la lógica implacable que impone un mayor desgaste a quien más poder tenía. Por qué entonces –se dirá– el fenómeno Podemos afecta más al PSOE que al Partido Popular en las encuestas. Desde luego, por diversas razones de índole interna del PSOE, pero en el tema que nos atañe porque, de la misma forma que en otros países las costuras se han roto por la extrema derecha o por movimientos populistas, por extravagantes que fueran, en España el estallido de la protesta se ha localizado en la izquierda y en la extrema izquierda. Por eso afecta al PSOE en mayor medida.

Crémilo, el agricultor arruinado que protagoniza la obra de Aristófanes, se tropieza con Pluto, el dios de la riqueza, y por consejo del oráculo decide devolverle la vista para que deje de distribuir la riqueza sin ton ni son, ignorando a la gente honrada y premiando a los desvergonzados. Mientras intenta devolverle la vista a Pluto, Crémilo tiene varios encontronazos con aquellos que representan el orden establecido, que intentan disuadirlo para que deje ciego al dios de la riqueza. “No me convencerás ni aunque me convenzas”, le dice a uno de ellos.

Esa irracionalidad es, precisamente, el principal problema del deterioro al que hemos llegado, esta cadencia insoportable que va entremetiendo recortes y bajadas de sueldo entre hachazos permanentes de casos de corrupción. No hay semana sin un caso de corrupción que lo revuelve todo, antes de ayerPujol, ayer un exconsejero de Andalucía, la enésima detención de una administración podrida. ¿Qué más hay que contar? 

¿Qué nueva explicación se va a dar?

Ni aunque me convenzas, dice Crémilo, porque ya ha oído todas las palabras y todas las promesas. Quien en las alturas no quiera mirar el momento, peor para él. Pero en la democracia española están sonando las alarmas. Y la gente canta en los teatros el escozor de hace dos mil años. “Estamos de ladrones / hasta los cojones”.

http://blogs.elconfidencial.com/espana/matacan/2014-08-05/estamos-de-ladrones-hasta-los-cojones_172302/

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