Las autoridades mexicanas siguen sin poder esclarecer el caso de los 43 estudiantes desaparecidos hace más de un mes en Iguala y la indignación social aumenta. ¿Podría esta tragedia desatar una revolución en un país acostumbrado a casos de violencia?
Manuel Martínez, el padre de uno de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos el pasado 26 de septiembre, mantiene la esperanza de que su hijo aparezca pronto con vida y se convierta, como él, en maestro. Hace 20 años él también fue alumno de Ayotzinapa, y su hijo soñaba con seguir sus pasos. Desde entonces poco cambiado en la nación, afirmó en una entrevista con el diario digital ‘Sin Embargo‘.
“Las autoridades deben pagar por lo que hicieron” porque todo los desaparecidos eran jóvenes de familias humildes. “No son delincuentes. Son jóvenes con una ilusión y muchos padres son campesinos y no tienen un nivel de vida favorable”, explicó el padre de Mario Martínez.
Es probable que el Gobierno de Enrique Peña Nieto deba prepararse para un “gran tumulto social” si confirma la muerte de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos, apunta un artículo publicado en el portal ‘The New Yorker‘.
Los mexicanos, “anestesiados desde hace años ante episodios de violencia en el país”, están indignados por lo que ocurrió aquella trágica noche de septiembre.
Y es que el caso, señala el artículo, ha expuesto, quizás como nunca antes, los vínculos existentes entre las autoridades locales más corruptas y los políticos nacionales de élite. Asimismo, ha puesto de relieve que el crimen organizado, con el apoyo de autoridades corruptas o indefensas, domina en buena parte del país.
“El país está estremecido y parece al borde de un terrible cataclismo o de una asombrosa transformación”, subraya ‘The New Yorker’.
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