El consumo mundial de agua se está duplicando cada 20 años, más del doble de la tasa de crecimiento mundial de la población. Según la ONU, más de mil millones de personas carecen ya de acceso al agua potable.
Si la tendencia continúa, para el año 2025 la demanda de agua potable se espera que aumente un 56% más que la cantidad de agua de la cual se dispone actualmente.
Las corporaciones multinacionales conocen estas tendencias y están tratando de monopolizar el suministro de agua en todo el mundo. Monsanto, Bechtel y otras grandes multinacionales mundiales están buscando controlar los sistemas de agua y su abastecimiento. Hace poco el Banco Mundial (BM) adoptó una política de privatización del agua y también para la estipulación del precio del agua a un costo total. Esta política está causando gran aflicción en muchos países del Tercer Mundo, que temen que sus habitantes no puedan afrontar la tarifa del agua.
La resistencia fundamental a la privatización del agua surge a medida que las compañías expanden su margen de ganancia. La compañía Bechtel Enterprises de San Francisco, EE.UU., fue contratada para hacerse cargo de la empresa de agua de Cochabamba, luego de que el BM exigiera a Bolivia que la privatizara. Cuando Bechtel comenzó a aumentar el precio del agua, toda la ciudad hizo una huelga. Los militares mataron a un chico de diecisiete años y arrestaron a los líderes huelguistas de los derechos del agua.
Pero después de cuatro meses de disturbios, el gobierno Boliviano sacó a Bechtel de Cochabamba. La empresa Bechtel Group Inc. es una corporación que tiene una larga historia de abuso del medio ambiente. Ahora ha sido contratada por la ciudad de San Francisco para mejorar el servicio de agua de la ciudad.
Los empleados de Bechtel están trabajado muy unidos con los del gobierno para conseguir la privatización, que los activistas temen que lleve a que la compañía se apodere del servicio de agua de San Francisco. Maude Barlow, presidente del “Consejo de Canadienses”, el grupo de apoyo estatal más grande de Canadá, declara: “Los gobiernos en todo el mundo deben actuar rápidamente para declarar el agua como un derecho humano fundamental, y prevenir así los intentos de privatizar, exportar, y negociar con esta sustancia esencial para todo ser viviente”. Los estudios realizados demuestran que comercializar el agua en mercado abierto tiene como consecuencia que sólo llegue a las ciudades y a las personas ricas.
Los gobiernos están cediendo el control que tenían sobre los proveedores de agua nacionales, a través de la participación en tratados de comercio como el Tratado de Libre Comercio Norteamericano (NAFTA) y en instituciones como la Organización Mundial del Comercio (OMC, WTO). Estos acuerdos otorgan a las corporaciones transnacionales derechos sin precedentes sobre el agua.
Los conflictos relacionados con el agua están surgiendo en todo el mundo. Monsanto planea obtener ingresos de 420 millones de dólares y una utilidad de 63 millones de dólares para 2008, con sus negocios de agua en India y México. Monsanto calcula que el agua se convertirá en un mercado multimillonario en dólares en las décadas venideras.
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