Nuestro planeta está rodeado por miles de objetos volantes no identificados, algunos realmente grandes, con diámetros que superan los cinco kilómetros, otros realizando movimientos inteligentes. ¿Querrán decirnos algo? ¿Qué función desempeñarán? ¿Simplemente nos observan? ¿Para qué? ¿Somos para ellos los integrantes de una gigantesca pecera planetaria que les sirve para estudiar nuestro comportamiento?
Quizás el estado evolutivo de nuestra conciencia aún no está preparado para comprender la respuesta...
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