Hemos hablado de famosos que han visto ovnis, que han sido testigos de experiencias paranormales o extrañas de diversa índole, y este mes nos acercamos a aquellos que han estado en contacto con peligrosos grupos religiosos.
Óscar Herradón
Hace meses hablábamos de la pasión por lo sobrenatural de algunas celebrities, y de los avistamientos OVNI de los que dicen haber sido testigos, entre otros, actores de Hollywood como Dan Aykroyd y músicos de la talla de John Lennon. Pues bien, existe otro aspecto relacionado con lo oculto en el que también los famosos, principalmente yankees, han sido en ocasiones protagonistas: el turbio mundo de las sectas.
Todos sabemos la fuerte influencia que la Iglesia de la Cienciología tiene entre muchas grandes estrellas, la principal Tom Cruise, pero, puesto que, controversias aparte, en España este credo está considerado religión oficial desde 2007, dejaremos a un lado el imaginario pulp que el visionario L. Ron Hubbard convirtió en rentable devoción. Como veremos, la lista de famosos que han sucumbido al poder de distintos grupos religiosos, en varios casos mucho más peligrosos y destructivos, es bastante amplia.
Aunque también en el Hollywood clásico parte del star-system fue carne de secta, gurús y predicadores varios –ver Autopsia de los Hechos–, son unos cuantos los iconos del cine desde los años 70 hasta el día de hoy que han experimentado en la propia piel los peligros del fanatismo e incluso los rigores extremos de algunos de los postulados de grupos cuanto menos sospechosos de proselitismo extremo. Cuando Michelle Pfeiffer aún no era famosa y recaló en California para dar sus primeros pasos en el siempre difícil mundo del cine, entró en contacto con unos individuos que a punto estuvieron de chafar sus aspiraciones.
Durante décadas la opinión pública desconoció este punto, hasta que la actriz, durante una entrevista con el diario The Sunday Telegraph en 2013, reveló lo que había sucedido realmente. Cuando tenía apenas 20 años, conoció a una pareja de entrenadores, personas “muy controladoras”, según sus palabras, que trabajaban con pesas, hacían dietas estrictas y afirmaban ser vegetarianos, pero que realmente pertenecían a un movimiento bastante peligroso, vigente todavía hoy, conocido como Respiracionismo o Inedia y que básicamente consiste en afirmar que es posible vivir sin ingerir alimentos y mantenerse únicamente de la luz del Sol y del aire, siguiendo conceptos de la filosofía oriental y antiguos textos hindúes.
Éstos postulan que el hombre puede mantenerse sin agua ni alimentos sólidos gracias al prana –el aire que, una vez inspirado, tiene una fuerza vital– o la luz del astro rey. A la inocente Pfeiffer le hacían pasar cada vez más tiempo con ellos, un tiempo que, además, debía abonar y le costó casi la ruina. Pronto, le impusieron una dieta imposible de seguir.
A la Pfeiffer le podría haber costado muy cara aquella práctica de no ser por la ayuda de su primer marido, Peter Horton, que entonces trabajaba en una película sobre la Iglesia de la Unificación, un movimiento religioso más conocido como la Secta Moon, fundado en Corea del Sur por Sun Myung Moon. Mientras se documentaban para la cinta, la actriz fue consciente de que ella misma estaba atrapada en las garras de una secta, y la abandonó.
La práctica del respiracionismo, aunque cueste creerlo, cuenta hoy con numerosos adeptos en todo el mundo.
El más célebre de sus gurús es el místico hindú Prahlad Jani, quien con la friolera de 87 años afirma que lleva desde los 7 sin comer. Ochenta años alimentándose del aire. La polémica, por supuesto, está servida. Durante el rodaje de un documental para la cadena china CCTV, un reportero acompañó al gurú durante 15 días observando su estricta dieta y relajada vida, aunque el místico no siempre permitía el acceso a las cámaras cuando se hallaba con sus acólitos o se daba un baño. Quizá tenía una buena despensa escondida en alguna parte… Lejos de bromas, esta práctica tan zen ha causado la muerte a varias personas por inanición.
DEL AMOR LIBRE AL CONTROL MENTAL
El siguiente en nuestro ranking es Joaquin Phoenix, laureado actor hermano del tristemente fallecido River Phoenix. A mediados de los años 70, cuando Joaquin era apenas un bebé, su familia se unió a una peligrosa secta de nombre Los Hijos de Dios, hoy rebautizada como La Familia Internacional, una suerte de movimiento de ecos hippies que buscaba una nueva vida espiritual y que fundó en 1968 el antiguo pastor baptista David Brandt Berg.
El amor libre era su principal gancho para atraer acólitos, y el propio Berg afirmaba que “el sexo es el mayor regalo que Dios nos ha dado, un don poco apreciado y activamente demonizado por las iglesias tradicionales”.
Hasta aquí, todo bien, pues sólo la moral puede considerar mala la promiscuidad, pero el problema es que parece que el bueno de David comenzó a atraer conversos a través de una suerte de prostitución religiosa conocida como “flirty fishing”; al parecer, el sexo que se utilizaba para adoctrinar a nuevos adeptos no siempre era consentido y no tardaron en surgir acusaciones de abusos sexuales, incluso a menores.
El visionario Berg fue denunciado por seis mujeres, incluidas sus dos hijas y dos de sus nietas, que no le faltaban teniendo en cuenta el gran número de amantes que conformaban su harén. Finalmente, la familia de Joaquin abandonó la secta y cambiaron su apellido original por el de Phoenix, al parecer, en alusión a un renacimiento espiritual en sus propias vidas. Aunque el coprotagonista de Gladiator y varias veces nominado al Oscar no suele hablar demasiado sobre su turbio pasado, durante una entrevista afirmó haberse inspirado en sus propias vivencias para preparar su papel de Freddie Quell en la película de Paul Thomas Anderson The Master, inspirada en la biografía de L. Ron Hubbard, fundador de la Cienciología.
No fue el único de los rostros conocidos del séptimo arte que sufrió algo parecido. Muchos años antes, la oscarizada Glenn Close formó parte, entre los siete y los veintidós años, del grupo ultraconservador Rearme Moral –MRA–, otrora llamado Grupo de Oxford, una agrupación religiosa, a la que también perteneció Mae West, fundada en 1938 por el pastor protestante Frank Buchman, que decía escuchar la voz de Dios en su interior y creó su dogma como un movimiento contrario a la guerra basado en cuatro “principios absolutos”: honestidad, pureza, generosidad y amor. Pero, a pesar de las “buenas intenciones”, Buchman tenía un rígido control sobre la vida de sus feligreses.
Close entró en la secta en 1968, momento en que fue alejada de cualquier contacto con el mundo y obligada a trasladarse a la sede del culto en Caux (Suiza), de donde provenía Buchman.
Según la actriz, “Básicamente dictaban cómo debías vivir y lo que debías decir y lo que debías sentir. Todos tus puntos de motivación estaban mal”. Otra actriz que coqueteó con las sectas fue Winona Ryder. Ésta pasó parte de su infancia en una comuna de La Familia Arcoiris –Rainbow Family–, un grupo fundado en 1972, que estaba comprometido con la no violencia y el igualitarismo.
Tenía apenas siete años cuando se trasladó con los suyos a unas comunas autosuficientes en California, un terreno que compartían con otras siete familias. Pero a diferencia de aquellos grupos autodestructivos que esclavizan a sus miembros, pasaba la mayor parte del tiempo leyendo y visionando películas que proyectaban en el granero.
En este caso, su experiencia fue positiva, pero no suele ser así. Los gurús visionarios, una vez que te atrapan, no quieren soltarte.
Miércoles 02 de Agosto, 2017
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