Al parecer, el conde Drácula tenía una buena razón para beber la sangre de jóvenes damiselas.
De acuerdo con un reporte publicado en Nature, inyectarse sangre joven con cierta frecuencia ayudaría a combatir enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
De acuerdo con un reporte publicado en Nature, inyectarse sangre joven con cierta frecuencia ayudaría a combatir enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Una investigación de científicos del University College London, reveló que, en estudios con ratas, las transfusiones de sangre más joven mejoraron su salud durante las etapas tardías de su vida, e incluso evitaron el desarrollo de las enfermedades propias de la edad, como la tan temida demencia, el cáncer y los infartos.
Con base en esta premisa, Ambrosia, una compañía muy exclusiva en California liderada por el multimillonario Peter Thiel, cofundador de PayPal, ofrece transfusiones de sangre joven por 8,000 dólares.
El actor austro-húngaro Béla Lugosi interpretando a Drácula en la película de 1931. En un estudio que realizaron con 70 personas mayores de 35 años, a las que inyectaron plasma de la sangre de voluntarios de entre 16 y 25 años, Ambrosia observó mejorías en marcadores biológicos relacionados con diversas enfermedades comunes durante el proceso de envejecimiento.
Por ejemplo, uno de los efectos fue la reducción del 20 % de las proteínas llamadas antígenos carcinoembriónarios, los cuales son vistos en altas cantidades en personas que tienen varias formas de cáncer. Jesse Karmazin, fundador de la startup Ambrosia, dice que la transfusión de sangre joven incluso logró revertir en parte el proceso de envejecimiento.
La sangre joven también ayudó a cortar los niveles de proteínas amiloides que forman aglomeraciones tóxicas en los cerebros de pacientes con demencia. En particular, un paciente de 55 años de edad en las primeras etapas de Alzheimer comenzó a mostrar una mejora en su condición luego de una sola transfusión.
Otra mujer, algo más anciana y en una etapa más severa de la enfermedad, también mostró mejoras similares.
«La accesibilidad práctica de tanto el microbioma como la sangre humana hacen que su manipulación terapéutica sea un acercamiento particularmente atractivo, pero necesitamos más investigación en animales para establecer las consecuencias a largo plazo y posibles efectos colaterales», advierte la genetista Dame Linda Partridge, autora principal del estudio publicado en Nature.
Los científicos de Ambrosia apuntan a un futuro donde la gente de la tercera edad reciba al menos dos inyecciones al año. Fuente: Nature/New Scientist.
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