29 octubre, 2018
La investigadora británica Sue Llewellyn cree que el procesamiento de la información que realiza el cerebro mientras duerme produce imágenes sobre el futuro.
La profesora de la Universidad de Mánchester, Reino Unido, Sue Llewellyn propone dejar el misticismo y analizar los sueños desde un punto de vista más racional. La investigadora, sin embargo, llega a conclusiones bastante infrecuentes en el mundo científico y afirma que se puede predecir el futuro con los sueños.
La científica se plantea por qué el cerebro construye en nuestros sueños situaciones muy concretas con sucesión de acontecimientos y participantes determinados. Muy a menudo los sueños nos parecen absurdos y no podríamos imaginarnos las situaciones que en ellos nos pasan.
El sueño del faraón
Tal vez la predicción onírica más famosa de todas esté en la Biblia. El faraón sueña estar a las orillas del Nilo y ver a siete vacas gordas y hermosas, seguidas de siete vacas muy flacas y huesudas que se comen a las vacas gordas.
Preocupado por su visión, el soberano busca alguien que pueda interpretar su sueño, pues podría ser en realidad un mensaje de los dioses.
Finalmente, el único en el reino que logra interpretar el sueño con precisión es un joven hebreo llamado José. El significado: siete años de abundancia seguidos por siete de hambruna.
Esta simple interpretación del sueño permitió al faraón anticiparse a los hechos y hacerse con grandes reservas durante los años de abundancia para paliar lo que seguiría.
Pero, si el faraón podía predecir el futuro en sus sueños, ¿por qué directamente no soñó con siete años de abundancia y siete de hambruna en vez de imaginar vacas caníbales?
«Todo tiene que ver con la manera en cómo funciona el cerebro», escribe Llewellyn. «Este no recibe información del mundo exterior pasivamente, sino que más bien la interpreta activamente y busca patrones en ella. Si fuera aleatorio, no habría patrones, y la predicción sería imposible».
La clave está en la fase del sueño rápido
La fase del sueño rápido (durante la cual se producen los sueños) puede arrojar luz sobre el asunto. Precisamente en ese periodo el cerebro es capaz de trazar paralelismos poco obvios entre diferentes hechos de la vida. Llewellyn llegó a tal conclusión tras años de estudios.
En el año 1999 científicos de Harvard, EE.UU. comprobaron que los resultados de los participantes en un test de asociaciones lejanas después de la fase de sueño rápido eran mejores que los de las otras personas sometidas a la prueba.
«La percepción durante la fase de sueño rápido se distingue cualitativamente de la percepción en la fase de sueño lento. Precisamente esas diferencias explican el carácter muy asociativo y sorprendente de los sueños que tenemos en la fase rápida», explicaron los científicos.
Según afirma Llewellyn, la mayor parte de las experiencias se guarda en el subconsciente y no nos damos cuenta de un 98% de las actividades cerebrales. Sin embargo, durante el sueño el cerebro retoma esa información y la procesa elaborando asociaciones y patrones de evolución de los acontecimientos.
Estos patrones aparecen en las imágenes de nuestros sueños, es decir que nuestros sueños nos indican una idea de cómo pueden evolucionar diferentes eventos en el futuro a partir del análisis de la experiencia pasada.
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