En general se cree que ciencia y esoterismo se llevan mal. En efecto, es frecuente que los representantes del saber oficial alcen sus voces en contra de fenómenos como la videncia y el espiritismo, la cartomancia y los OVNI.
Sin embargo, a lo largo de los siglos muchos científicos, y de los más prestigiosos, se han interesado por estos oscuros campos del conocimiento. Y sin avergonzarse por ello.
En el siglo XVII, por ejemplo, el filósofo, matemático e inventor alemán Leibniz, entre cuyos logros se cuenta la invención del cálculo diferencial, estuvo sumamente interesado en algo tan místico y esotérico como la Kabala, a la que dedicó años de estudio.
El mismo interés, y por las mismas fechas, sintió el físico y matemático inglés Isaac Newton. A él debemos, entre otras muchas cosas, el enunciado de la ley de gravitación universal. Pues bien, tan privilegiado cerebro pasó cerca de veinte años estudiando la Kabala y en sus memorias afirma que fue precisamente en esos estudios donde encontró todos sus hallazgos en el campo de la física.
Es más, dedicó innumerables horas a investigar el diseño del Templo de Salomón, convencido de que en su trazado encontraría el plano secreto del Universo.Llegados ya a los siglos XIX y XX hubo mentes geniales que se arriesgaron todavía más en sus investigaciones.
Eso hizoThomas Alva Edison, inventor, entre otras cosas, de la bombilla (al menos se le atribuye el logro), el proyector de cine y el fonógrafo. Sin complejo alguno, el científico decidió construir un aparato para entrar en contacto con los muertos y grabar sus mensajes.
En una entrevista publicada en octubre de 1920 por The American Magazine, Edison declaraba que estaba trabajando “para ver si es posible que las personas que han dejado este mundo puedan comunicarse con nosotros”.
De hecho décadas antes, en 1897, se había llegado a patentar un artefacto, The Edison Spirit Comunicator, con el que se aseguraba poder hablar con los espíritus de los muertos.
Coetáneo suyo y competidor en inventos fue otro genio de la ciencia, Nikola Tesla. Fue él quien realmente inventó la radio, aunque Marconi se llevó el mérito.
También diseñó el motor de inducción y desarrolló la corriente alterna. Patentó infinidad de inventos, y en esos registros fisgaron sin recato alguno Edison y Marconi para sacar adelante sus propios inventos.
En 1899, trabajando en su laboratorio de Colorado Springs, Tesla afirmó haber captado una emisión de energía de origen impreciso, que estudió hasta concluir que era de procedencia extraterrestre y no estaba causada por fenómenos naturales. Es decir, que se trataba de una señal emitida por seres extraterrestres.
Como él mismo indicó, tuvo la sensación de escuchar, por primera vez en la historia de la humanidad, el saludo de un planeta a otro. A partir de ese momento su obsesión fue construir un aparato que le permitiera contestar estos mensajes.
En 1937 declaró en las páginas del New York Times que había diseñado un aparato capaz de proyectar un haz de energía a través del espacio interestelar, sin límite de distancia. ¿Logró Tesla ponerse en contacto con seres extraterrestres?
En 1937 declaró en las páginas del New York Times que había diseñado un aparato capaz de proyectar un haz de energía a través del espacio interestelar, sin límite de distancia. ¿Logró Tesla ponerse en contacto con seres extraterrestres?
describió en sus notas que las voces que le proveían toda esta información, gracias a su receptor de radio especialmente adaptado, eran de hombres de otros mundos. Y no sólo eso: Además pertenecían a personas que habían vivido en la Tierra alguna vez en su prehistórico pasado, que habían desarrollado la tecnología para colonizar el espacio próximo y que estaban todavía interesados en los habitantes de este mundo que habían dejado atrás.
De acuerdo a este controvertido relato, estos humanos habrían colonizado Marte y a la vez, mantendrían bases en la Luna. Incluso, otros se fueron del Sistema Solar para explorar la Galaxia.
Habían decidido que la Tierra iba a convertirse en una especie de reserva para permitir que la naturaleza retomara su curso y para que evolucionaran nuevas especies que llenasen el vacío dejado por la partida de sus antiguos habitantes. No obstante, aquellos antiguos hombres igualmente decidieron dejar atrás algunas muestras de sí mismos en la forma de nuestros remotos ancestros, los homínidos.
Si bien esta curiosa crónica, narrada por Nikola Tesla, pudiera sonar bien extravagante, no es del todo distinta a lo que indican los antiguos mitos sumerios. En ellos se habla de alienígenas que habrían modificado genéticamente a los primates para crear a los primeros hombres. Esto también podría explicar el porqué algunas personas, que aseguran haber visto aliens, afirman que los extraterrestres se parecen físicamente a nosotros.
Un halo de misterio envuelve la figura de Nikola Tesla y sus descubrimientos. A ello contribuyó el hecho de que, a su muerte en 1943, el gobierno de los EE.UU. se incautara de todos sus escritos e investigaciones, ocultándolos celosamente. La enigmática grandeza de este científico ha hecho que el cine y la literatura se fijen en él.
En cualquier caso, y visto lo visto, parece que lo que atrae a los grandes cerebros es precisamente “lo oculto”, lo que se extiende más allá de lo ya sabido. No puede ser de otra forma. Medirse con los límites de lo posible es la única manera de que la ciencia avance. Y nosotros con ella.
¿Verdad o una historia poco creíble? Queda a su criterio.
22 enero, 2019
Fuente: http://www.guioteca.com/
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