Campo Santo Teutónico
La familia de la niña misteriosamente desaparecida en el Vaticano en 1983, Emanuela Orlandi, ha pedido a las autoridades de la Santa Sede que abran una tumba en el cementerio de los alemanes donde sospechan que ha sido enterrada.
El Vaticano responde que se estudiará la petición.
El Vaticano es sin duda el Estado con más secretos por metro cuadrado del mundo. Con ser tan diminuto, rebosa historia e historias, misterios y extrañas revelaciones.
Hay en él un cementerio, el único, en torno al cual se cuenta que es el último reducto del Sacro Imperio Romano-Germánico porque no se le incluyó en los Tratados de Letrán que dieron nacimiento al Estado-ciudadela, y en su tiempo había pertenecido a la vetusta institución.
Lo llaman el cementerio de los alemanes, o cementerio teutónico, y en una de sus viejas tumbas los familiares de Emanuela Orlandi creen que se encuentran los restos mortales de la niña protagonista de uno de los misterios más oscuros que encierran los muros de la Santa Sede, y han pedido a las autoridades vaticanas que ordenen la exhumación.
El Vaticano, por boca de su portavoz interino, Alessandro Gisotti, ha dicho que “se valorará”, que es un “ya veremos” en toda regla.
El Vaticano, por boca de su portavoz interino, Alessandro Gisotti, ha dicho que “se valorará”, que es un “ya veremos” en toda regla.
El de la Orlandi no es un misterio tan antiguo, pero ya ha cumplido varias décadas y tiene todos los ingredientes para capturar la morbosa atención del público italiano.
El 22 de junio de 1983, una niña de 15 años sale de su clase de flauta en la romana Basílica de San Apolinar de vuelta a casa. Nunca llegará y nadie volverá a saber nada de su paradero.
El 22 de junio de 1983, una niña de 15 años sale de su clase de flauta en la romana Basílica de San Apolinar de vuelta a casa. Nunca llegará y nadie volverá a saber nada de su paradero.
Se trata de Emanuela Orlandi, hija de un funcionario vaticano, y el misterio ha desatado desde entonces las hipótesis más disparatadas.
La mafia, la masonería, el satanismo. Hasta el turco Ali Agca, autor del atentado en 1981 contra Juan Pablo II, que en su día declaró que la desaparición de Orlandi y otra adolescente eran obra de un grupo que pedía la liberación del terrorista, aunque las autoridades no prestaron mucha credibilidad al turco, que no paraba de cambiar sus declaraciones para llamar la atención sobre su caso.
También el conocido padre Gabriele Amorth, exorcista romano muerte hace dos años, declaró que Emanuela había sido secuestrada por una secreta red formada por funcionarios, policías y prelados vaticanos que la habrían retenido como esclava sexual antes de sacrificarla en un ritual satánico.
Las autoridades vaticanas se han hartado de decir que ellos no tienen nada que ver en el escabroso asunto.
El último -antes de ahora mismo-, Parolin, el secretario de Estado, que en relación al hallazgo de fragmentos óseos en la sede de la Nunciatura Apostólica en Italia a fines del pasado año reiteró que la Santa Sede es completamente ajena a la misteriosa desaparición.
El último -antes de ahora mismo-, Parolin, el secretario de Estado, que en relación al hallazgo de fragmentos óseos en la sede de la Nunciatura Apostólica en Italia a fines del pasado año reiteró que la Santa Sede es completamente ajena a la misteriosa desaparición.
Ayer mismo, con motivo del anuncio de la apertura de los archivos secretos de Pío XII, se ha vuelto a decir que la Iglesia no tiene miedo a la verdad, pero muchos añaden que en el caso Orandi no están dando demasiadas facilidades, por decirlo suave.
Los Orlandi están ahora convencidos de que la niña fue asesinada y sus restos fueron enterrados en el cementerio de los alemanes, en una tumba antigua, algo que creen confirmado por ciertos indicios. Así que han presentado una solicitud formal al gobernatorato de la ciudad para que se compruebe. “El cardenal Pietro Parolin ha recibido la carta de la familia de Emanuela Orlandi y ahora se estudiarán las peticiones contenidas en ella”, ha declarado, vago, Gisotti.
“Desde hace años hay demasiadas habladurías en torno a esa tumba”, leemos en Il Tempo a Laura Sgrò, abogada de la familia. Una fuente desconocida envió a Sgrò, junto a una fotografía del lugar, la pista. En la imagen puede verse la estatua de un ángel sobre una lápida y las palabras sobreimpresas “buscando donde señala el ángel”.
No es del todo nueva esta hipótesis, los rumores son ya viejos y hay personas que colocan flores en la tumba olvidada, flores para la niña asesinada. Sgrò no afirma, se limita a señalar que hay indicios, que ella misma visitó el lugar y que el ángel y la lápida son claramente de épocas distintas y que en un caso abierto que ha secuestrado durante décadas la imaginación pública conviene descartar hipótesis
Por Carlos Esteban | 06 marzo, 2019
https://infovaticana.com/2019/03/06/abrid-esa-tumba-piden-los-familiares-de-emanuela-orlandi-al-vaticano/
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