El misterio que rodeaba al trozo del vidrio color amarillo con forma de escarabajo que ocupa el centro del emblemático ajuar del faraón Tutankamón, ha sido resuelto.
La mayor parte del icónico pectoral del faraón Tutankamón —que gobernó el Antiguo Egipto entre el 1336 y el 1327 a. C.— está decorado con oro, lapislázuli, vidrio y varias joyas que rodean a la gema amarilla translúcida en forma de escarabajo que ocupa el centro.
Desde el descubrimiento en 1922 de esta pieza de vidrio en la tumba del rey Tutankamón, surgieron diversas teorías sobre su origen, incluido el impacto de un meteorito o la explosión de un cometa de hielo.
Finalmente, según ha puesto al descubierto un reciente estudio de investigadores de la Universidad Curtin, ciudad de Peth, Australia, los circones encontrados en este vidrio evidencian la presencia de un mineral de alta presión llamado reidite, que solo surge tras el impacto de meteorito.
La revelación del siglo El arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter, que descubrió la tumba del joven faraón, pensó que se trataba de una variante de cuarzo común.
Una década más tarde, el geógrafo británico Patrick Clayton afirmó que la gema era uno de los denominados vidrios del Desierto Líbico, un depósito de cristales de cuarzo al noroeste del Sáhara, conocidos desde el Pleistoceno y considerados unos de los los minerales más raros del planeta.
Esa teoría fue reconfirmada en la década de los 90, por el mineralogista italiano Vincenzo Di Michele, que sostuvo que el material en cuestión se había formado a consecuencia del impacto de un meteorito que fundió la arena del desierto, rica en cuarzo.
El problema era que nunca se había encontrado un cráter del supuesto impacto.
Otro estudio, publicado en 2013, sugirió que pudo haber sido un cometa de hielo que explotó en el cielo sobre el desierto, generando una explosión tan fuerte y caliente que la capa superior de la arena del desierto se fundió sin dejar rastros de ningún cráter.
El fin del gran debate Después de todo este cúmulo de suposiciones, ahora los científicos aseguran haber resuelto el misterio de este mineral formado hace alrededor de 29 millones de años.
En un comunicado publicado el pasado 15 de mayo en el sitio web de la institución, el autor principal de la investigación, el doctor Aaron Cavosie del Centro de Ciencia y Tecnología Espaciales de la Escuela de Ciencias de la Tierra y Planetarias de Curtin, explica que «tanto los impactos de meteoritos como las explosiones en el aire pueden causar la fusión, sin embargo, solo los impactos de meteoritos crean ondas de choque que forman minerales de alta presión».
El escarabajo está incrustado en el cuerpo de un halcón que simboliza el sol. Las patas y alas de esta criatura compuesta sostienen un barco celestial que contiene el Ojo de Horus, coronado por un disco plateado sobre un creciente en oro. Tutankamón está representado en el disco flanqueado por el dios Thot y el dios Ra-Horakhty.
En la base del pectoral hay flores, capullos de papiro y plantas de loto, emblemas del Alto y el Bajo Egipto. «Así que encontrar evidencia de reidite antiguo confirma que se creó como resultado de un impacto de meteorito», concluye Cavosie. No es el único objeto «extraterrestre» en la tumba de Tut
Al parecer, el material proveniente del espacio exterior era muy preciado por la realeza egipcia. Este hecho se evidencia no solo por el escarabajo en el pectoral, sino también por otro objeto hallado en la misma tumba del niño faraón: un puñal cuyo hierro proviene de un meteorito.
Tal vez esta fuera una forma de los faraones de conectarse con los antiguos dioses… ¿del espacio exterior?
Fuente: GeoScienceWorld.
Edición: RT.
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