miércoles, 8 de enero de 2020

Pinturas rupestres en Indonesia que superan la ficción

Un equipo australiano hallan pinturas rupestres de seres sobrenaturales, con más de 44.000 mil años de antigüedad, que arrojan luz sobre las raíces de la espiritualidad humana

Pinturas rupestres en Indonesia que superan la ficción

Cuando el ser humano comenzó a habitar la Tierra, vivió un planeta muy diferente al que nosotros pisamos. Hasta ahí lo tenemos relativamente claro. Durante mucho tiempo nos dijeron que los dinosaurios se extinguieron tiempo antes a que ningún bípedo caminara sobre ella, pero... 

Siempre hay un "pero" cada vez que el tiempo pasa y se descubren ciertas pinturas rupestres o, muy denostadas ellas, piedras en las que el arte figurativo mezcla a los seres humanos con dinosaurios o figuras de relativa semejanza a aquellas figuras que tenemos en mente.





Sí, hablamos de las piedras de Ica, en las que se unen estas criaturas con humanos y en ocasiones, acciones realizadas por estos seres que en aquella época que si no eran imposible, más bien podría ser una locura.

Por otro lado, tenemos la gruta de Bernifal, situada en la Dordoña (Francia) en la que podemos encontrar una imagen de lo que parece un dinosaurio enfrentándose a un mamut o las famosas figuras de Acámbaro, en México.

 Sin olvidar a las conocidas pinturas rupestres, también peruanas, de Utcubamba en la que se ven imágenes de lo que claramente podríamos estar señalando sin lugar a dudas como la caza de un gran dinosaurio.

Las pinturas prehistóricas halladas en Indonesia son las más antiguas del mundo 

Lo curioso del caso es que hoy aún, a pesar de las dudas, nadie a podido desacreditar al cien por cien estos dibujos figurativos y tememos que a tenor de los últimos descubrimientos, cada vez serán más las dudas que nos despierten ya que un equipo de arqueólogos de la australiana Universidad Griffith ha descubierto en la cueva de Leang Bulu Sipong 4, en la región kárstica de piedra caliza Maros-Pangkep en Sulawesi (Indonesia), unas increibles pinturas rupestres que creen pueden tener al menos 43.900 años de antigüedad en las que aparecen, en este caso, criaturas fantásticas a primera vista. Es decir, las más antiguas del mundo.

En las mismas se pueden distiguir figuras de forma teriántropológicas, forma humana y animal, que usan armas, cuerdas o lanzas, para atrapar grandes mamíferos.

Si lo que se reconoce con este descubrimiento es una de las primeras obras de arte figurativo creado por el hombre moderno, también sería la evidencia de la capacidad del humano en imaginar la existencia de seres sobrenaturales.

¿Querría decir entonces que lo anteriormente expuesto es falso? ¿O que por el contrario el ser humano sólo dibujaba lo que veía?

En este caso, los expertos creen que que este hallazgo, así como el que se realizó en Kalimantan de un bóvido salvaje de hace al menos 40.000 años, en Borneo, hacen que Indonesia se convierta en uno de los lugares más importantes para comprender este arte rupestre y la evolución tanto del pensamiento como de la creación del humano moderno.

Las figuras descubiertas representan la evidencia más tempranas de concebir cosas que no existen, el concepto que sustenta la religión 

Además, para Adam Brumm que trabaja en el Centro Australiano de Investigación para la Evolución Humana, ARCHE, estas imágenes "abstractas" "también pueden representar la evidencia más temprana de nuestra capacidad de concebir cosas que no existen en el mundo natural, un concepto básico que sustenta la religión moderna".

Convirtiéndose así en dioses, espíritus o seres ancestrales en muchas religiones del mundo.

¿Podría ser entonces que simplemente estuvieran plasmando alguna historia pasada?

Es posible, pero lo que si se tiene claro en este descubrimiento es que: "Los primeros indonesios estaban creando arte que puede haber expresado el pensamiento espiritual sobre el vínculo especial entre humanos y animales mucho antes de que se hiciera el primer arte en Europa, donde a menudo se ha asumido que se pueden rastrear las raíces de la cultura religiosa moderna», relata el investigador.





Por lo tanto, si vemos este tipo de representaciones en las que se pueden ver humanos y animales “fuera de contexto”, ¿no querrá decir que es posible que tuvieran también un vinculo lo suficientemente fuerte para dejarlo plasmado? 

Todavía seguimos preguntandonos demasiadas cosas sobre nuestro pasado como para entender nuestro presente. Quizás, un día, podemos despejar todas estas incógnitas, pero si al hacerlo descubrimos cosas que tal vez no somos capaces de comprender, seguiremos en las mismas.



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