Una investigación ha adoptado nuevas técnicas para afrontar el impacto más visible del cambio climático: el llamado reverdecimiento de las regiones árticas.
A medida que las temperaturas de verano se vuelven más cálidas en el norte del planeta, las plantas están respondiendo.
La nieve se derrite antes y por ende las plantas llegan a florecer antes en la primavera. Además, la vegetación de la tundra se está esparciendo no solo donde lo hace habitualmente en esta época, sino también a nuevas áreas, y cada vez creciendo más alta.
Ahora, un equipo de 40 científicos de 36 instituciones, dirigido por dos exploradores de National Geographic, ha revelado que las causas de este proceso de reverdecimiento de las regiones árticas son más complejas y variables de lo que se pensaba anteriormente.
La autora principal del nuevo estudio, la doctora Isla Myers-Smith, de la Facultad de Geociencias de la Universidad de Edimburgo, dijo en un comunicado: «Las nuevas tecnologías, incluidos los sensores en aviones no tripulados, aviones y satélites, están permitiendo a los científicos rastrear patrones emergentes de reverdecimiento encontrados dentro de píxeles de imágenes de satélite que cubren el tamaño de campos de fútbol».
El profesor Scott Goetz, de la Escuela de Informática, Computación y Sistemas Cibernéticos de la Universidad del Norte de Arizona, dice que esta investigación es vital para nuestra comprensión del cambio climático global.
Las plantas de tundra actúan como una barrera entre el calentamiento de la atmósfera y las enormes reservas de carbono almacenadas en el suelo congelado. Los cambios en la vegetación alteran el equilibrio entre la cantidad de carbono capturado y su liberación a la atmósfera.
Pequeñas variaciones podrían afectar significativamente los esfuerzos para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 grados centígrados, un objetivo clave del Acuerdo de París.
El estudio ayudará a los científicos a determinar qué factores acelerarán o retrasarán el calentamiento.
El coautor principal, el doctor Jeffrey Kerby, concluyó: «Además de recopilar nuevas imágenes, los avances en la forma en que procesamos y analizamos estos datos, incluso imágenes que tienen décadas de antigüedad, están revolucionando cómo entendemos el pasado, el presente y el futuro del Ártico».
El estudio detallando la investigación y datos obtenidos ha sido publicado en Nature Climate Change.
Fuente: Universidad de Edimburgo/ScienceDaily.
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