Por mucho que quieran hacernos creer que le coronavirus está remitiendo, como algunos medios informa, y por mucho que la OMS, Facebook, Twitter, Amazon y Google quieran censurar las noticias sobre el coronavirus, la realidad es que el COVID-19 es un verdadero peligro para la humanidad.
Y lo peor de todo es que los casos del nuevo coronavirus han llegado hasta Italia, el país más afectado de Europa, donde las autoridades han aislado diez pueblos y han puesto en cuarentena a 250 personas, después de la muerte de dos personas.
Las autoridades de las regiones del norte de Lombardía y Véneto, donde se concentra el brote, han cerrado las escuelas y han prohibido los eventos públicos. Y en la otra parte del mundo, Corea del Sur ha puesto en cuarentena a dos millones y medio de personas, lo que muchos han descrito como un “apocalipsis zombie”.
En total hay casi 78.000 infectados y más de 2.300 muertos en todo el mundo. Eso sí, no pasa absolutamente nada. Sin embargo, la noticia que nos ocupa hoy es realmente preocupante. Al parecer la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya sabía hace años que el llamado COVID-19 podría provocar un contagio a nivel mundial.
Enfermedad X y COVID-19
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe en 2017 en el que se enumeraron varios patógenos que representaban un riesgo y debían abordarse. Entre las amenazas figuraba el virus de Nipah, que causa una variedad de enfermedades, desde infección asintomática hasta enfermedad respiratoria aguda y encefalitis mortal (inflamación del cerebro).
La lista estaba compuesta por virus que no tenían tratamientos o vacunas conocidas, y todos tenían el potencial de desencadenar pandemias que podrían matar a miles de personas, al igual que el Ébola y la gripe porcina. Pero luego, se agregó una nueva enfermedad: la Enfermedad X.
El misterioso nombre se refiere a “una grave epidemia internacional causada por un patógeno actualmente desconocido”. La OMS agregó que la humanidad debería de trabajar para buscar y abordar enfermedades desconocidas, pero asumió que seguirían siendo una amenaza remota durante algún tiempo.
El reciente brote de coronavirus, conocido como COVID-19, tiene similitudes con la descripción de la Enfermedad X y sugiere que los investigadores ya conocían la existencia del virus tres años antes.
Si bien algunos creen que podría tratarse de algún tipo de teoría de la conspiración, los expertos han argumentado que la investigación ha sido negligente en algunas áreas, permitiendo el avance imparable del coronavirus.
“Las autoridades sanitarias mundiales han gastado mucho tiempo y dinero haciendo planes para lidiar con el próximo brote importante, que se suponía que sería una pandemia de gripe”, dijo la doctora Josie Golding, epidemióloga de la organización Wellcome Trust, al Daily Express. “Por ejemplo, se ha invertido mucho en la fabricación de vacunas contra la influenza.
¿Pero hemos estado pensando en otras enfermedades además de la influenza que podrían convertirse en pandemias? No creo que. Ha habido una brecha real en nuestro pensamiento. Simplemente no imaginamos que surgiera una Enfermedad X en la escala que habíamos visto con una pandemia de influenza. Lo haremos en el futuro.”
Como hemos comentado anteriormente, el número de muertos por el nuevo coronavirus ha alcanzado la friolera cifra de más de 2.300 y casi 78.000 infectados en todo el mundo. Y lo peor de todo es que África, un continente que aún no se ha registrado ningún infectado, podría ser extremadamente vulnerable si la enfermedad llegara a sus costas.
Dado que los recursos sanitarios en muchos países son escasos y las infraestructuras brillan por su ausencia en comparación con los países más desarrollados, el número de muertos podría aumentar significativamente si el continente se ve afectado. Otras naciones entre las 13 etiquetadas como más vulnerables que la mayoría incluyen Kenia y la República Democrática del Congo, lo que lleva a la Organización Mundial de la Salud a marcar estas áreas como de alta prioridad.
La comunidad científica en pie de guerra
Un grupo de 27 científicos están condenando todo tipo de teorías conspirativas sobre el COVID-19, incluida la que sugiere que un laboratorio en Wuhan, China, puede ser el origen del brote.
“El intercambio rápido, abierto y transparente de datos sobre este brote ahora está siendo amenazado por rumores y desinformación sobre sus orígenes”, escriben los científicos, de nueve países, en una declaración publicada en la revista media The Lancet.
“Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías de conspiración que sugieren que COVID-19 no tiene un origen natural.»
“Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías de conspiración que sugieren que COVID-19 no tiene un origen natural.»
Los autores de la declaración señalan que los científicos de varios países que han estudiado el nuevo y misterioso coronavirus concluyen que se originó en la vida silvestre, al igual que muchos otros virus que han surgido recientemente en humanos.
“Las teorías de conspiración no hacen más que crear miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro nuestra colaboración global en la lucha contra este virus”, dice el comunicado.
Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance y uno de los firmantes de la declaración, dice que estamos en la era de la desinformación de las redes sociales, y estos rumores y teorías de conspiración tienen consecuencias reales, incluidas las amenazas que se han producido a sus colegas chinos.
Sin embargo, puede ser que en vez de culpar a los teóricos de la conspiración deban de criticar abiertamente a sus “colegas”, ya que hay muchos científicos que ponen en duda las informaciones oficiales y advierten que estamos ante una de las peores pandemias de nuestra historia.
Este fue el caso del Dr. Eric L. Feigl-Ding, un científico estadounidense profesor de Harvard y que ha recibido premios por su trabajo en epidemiología, quien escribió en su cuenta de Twitter la verdad sobre el coronavirus de Wuhan: que es creado por el hombre y podría provocar una pandemia sin control nuca vista antes en la historia.
O el profesor Chandra Wickramasinghe, astrofísico británico del Centro de Astrobiología de Buckingham, quien dijo que el coronavirus apareció en nuestro planeta a través del fragmento de un cometa que arrojó “cientos de billones” de partículas virales.
Dicho esto, ¿entonces quiénes son los que difunden las teorías de la conspiración? ¿Los medios de comunicación o conspiranoicos? ¿O los propios científicos que ponen en duda las versiones oficiales? Aunque si lo pensamos mejor, tal vez lo que quieren es censurar las noticias que dicen la verdad sobre el COVID-19.
Por MEP
Publicado el 22/02/2020
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