sábado, 28 de marzo de 2020

La historia del Crucifijo que salvó a Roma de la Peste en 1522

Recientemente, el papa Francisco pidió un milagro para terminar con la pandemia de covid-19 ante este mismo crucifijo. 

El crucifijo en la Plaza de San Pedro, viernes 27 de marzo de 2020. 

Crédito: Agence Europa Presse. 

La iglesia de San Marcelo en Via del Corso en Roma, es muy antigua. 

Fue fundada en el siglo IV por el papa Marcelo I que fue perseguido por el emperador Majencio y condenado a realizar los trabajos más pesados en los establos del catabulum (la oficina central de correos del Estado) hasta su muerte por agotamiento. 

En la misma iglesia se encuentran sus restos. 

La iglesia, entre la noche del 22 y el 23 de mayo de 1519, sufrió un voraz incendio que la redujo completamente a cenizas. 





La gente, al amanecer, se acercó desolada a ver la trágica escena de escombros todavía humeantes. 

Allí encontraron el Crucifijo colgado en el altar principal providencialmente intacto, iluminado por la lámpara de aceite que, aunque arrugada por las llamas, todavía ardía a sus pies. 

Inmediatamente gritaron que era un milagro y los más devotos comenzaron a reunirse todos los viernes para rezar y encender lámparas al pie de la imagen de madera. 

Así nació la Archicofradía del Santísimo Crucifijo en Urbe, que existe hasta hoy. ‘Peste en Roma’, del el pintor neoclásico francés Jules-Elie Delaunay. (Wikimedia Commons). 

Pero este no fue el único milagro acontecido al crucifijo. El siguiente se remonta al año 1522, donde una terrible plaga azotó tan violentamente la ciudad de Roma, que se temía que la ciudad perdiera completamente todos sus habitantes. 

Desesperados los frailes Siervos de María decidieron llevar el crucifijo en una procesión penitencial desde la iglesia de San Marcelo hasta la basílica de San Pedro. 

Las autoridades, temiendo el riesgo de contagio, trataron de evitar la procesión religiosa, pero la desesperación colectiva no tuvo en cuenta la prohibición y la imagen de Jesucristo fue transportada por las calles de la ciudad acompañada por la aclamación popular. 

Esta procesión duró varios días, y cuando el crucifijo regresó a su lugar la plaga cesó por completo y Roma se salvó de ser exterminada.

 Desde el año 1650, el Crucifijo milagroso se lleva a San Pedro para cada año santo. 

Y ahora, hace pocos días, el papa Francisco hizo una peregrinación para pedir por un milagro que acabe con la actual epidemia de coronavirus que afecta a gran parte del mundo. 

Según informa Vatican News: «Haciendo un tramo de la Vía del Corso a pie, como en peregrinación, el Santo Padre llegó a la iglesia de San Marcello al Corso, donde se halla el Crucifijo milagroso que en 1522 fue llevado en procesión por los barrios de la ciudad para acabar con la “Gran Peste” en Roma. 

Con su oración, el Santo Padre invocó el fin de la pandemia que golpea a Italia y al mundo, imploró la curación de tantos enfermos, recordó a las muchas víctimas de estos días y pidió que sus familiares y amigos encuentren consuelo y alivio. 





Su intención también fue por los trabajadores de la salud, médicos, enfermeras y a aquellos que en estos días, con su trabajo, garantizan el funcionamiento de la sociedad. Alrededor de las 17:30 horas el Santo Padre regresó al Vaticano». 

Asimismo, este viernes la imagen del Cristo milagroso fue retirada de su altar y transportada a la Plaza de San Pedro para estar presente durante la bendición Urbi et Orbi del Santo Padre. 

Fuente: Aica.org/El Confidencial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario