La biología nos ha enseñado que todos los seres vivos necesitamos respirar para vivir, hasta tal punto que lo consideramos el rasgo que más une a plantas, animales y personas.
O eso creíamos, porque investigadores de la revista PNAS han descubierto que un parásito que convive con el salmón toda su vida presenta una respiración anaeróbica, por lo que no necesita oxígeno.
Isabel González
5 de Marzo de 2020 (16:15 CET)
Vivir sin oxígeno, ¿una realidad futura?
Se trata de un cnidario llamado H. salminicola, de la familia de corales, medusas y anémonas. Hasta el momento se había demostrado que el parásito vivía en condiciones muy hipóxicas (con poco oxígeno).
Ahora, estos científicos han analizado concienzudamente su ADN y han comprobado que estos animales no necesitan respirar. La mayor incógnita que queda sin resolver se encuentra en que no se sabe cómo estos parásitos viven sin oxígeno.
Los investigadores barajan la idea de que podría extraer adenosina trifosfato (el producto que resulta de la metabolización del oxígeno por las mitocondrias) de su huésped, pero aún no se ha comprobado.
Los investigadores barajan la idea de que podría extraer adenosina trifosfato (el producto que resulta de la metabolización del oxígeno por las mitocondrias) de su huésped, pero aún no se ha comprobado.
«Nuestro descubrimiento confirma que la adaptación a un entorno anaeróbico no es exclusiva de los eucariontes unicelulares, sino que también ha evolucionado en un animal multicelular y parasitario. Por lo tanto, el H. salminicola proporciona una oportunidad para comprender la transición evolutiva de un metabolismo aeróbico a uno exclusivamente anaeróbico»
La importancia de inspirar
Las personas y animales respiramos mediante la absorción del oxígeno presente en la atmósfera. Durante este proceso, inspiramos oxígeno y expiramos dióxido de carbono. Para lograrlo hemos desarrollado estructuras corporales para facilitar el paso de los gases, como las branquias en los peces o los pulmones en los mamíferos.
A su vez, lo más increíble es que las millones de células que componen nuestros cuerpos también respiran, a través de unos orgánulos llamados mitocondrias, donde se utiliza el oxígeno para oxidar una molécula orgánica como la glucosa para obtener energía. Como resultado de este proceso metabólico también se libera dióxido de carbono.
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