Salvador Illa y Fernando Simón
04/07/2020 06:45
El Gobierno de Pedro Sánchez sigue ocultando datos en las estadísticas del coronavirus. La última de sus trampas ha consistido en rebajar la cifra de casos de contagio comunicados por las comunidades autónomas para dar una apariencia de que los rebrotes son menos graves de lo que son en realidad.
En esta ocasión, el dato del pasado viernes reflejaba 1.108 casos positivos menos confirmados por test en el balance del Ministerio de Sanidad de los que sumaban los casos confirmados por los gobiernos regionales y recopilados en la propia página web del Ministerio de Sanidad.
En total, 251.211 casos sumaban los datos regionales a fecha del pasado viernes 3 de julio. Y en ese mismo instante, los datos hechos públicos por el Ministerio de Sanidad reflejaban 250.103 positivos. Es decir, que por arte de magia, los datos de las comunidades autónomas, en el momento de pasar al recuento oficial del Gobierno, adelgazaron en 1.108 casos. Sin más explicación ni justificación.
No se trata, ni mucho menos, de la primera trampa obscena observada en las estadísticas oficiales de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Al revés, las cuentas del Gobierno se han convertido en todo un rosario de casos de ocultamiento de muertos y contagiados.
Discrepancias con las comunidades
El Gobierno, a lo largo de esta crisis del coronavirus, ha mantenido durante semanas la congelación de las cifras de muertos por coronavirus. El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha mantenido que la cifra de fallecidos diarios ha sido igual a cero, por ejemplo, entre los días 7 y 19 de junio.
Y durante todo ese tiempo, lo cierto es que las comunidades autónomas informaron de un total de 251 muertes a lo largo de ese periodo.
Y durante todo ese tiempo, lo cierto es que las comunidades autónomas informaron de un total de 251 muertes a lo largo de ese periodo.
Todas esas víctimas mortales quedaron fuera del recuento oficial hasta que ese 19 de junio, de golpe, se actualizó la mortalidad acumulada pasando de mostrar un total de 27.136 personas fallecidas por COVID-19 a 28.323.
Esa subida, que compensa la bajada realizada hace semanas de casi 2.000 víctimas, además, tampoco guardaba relación con los datos trasladados por los Gobiernos regionales.
El recuento de contagios y muertos por coronavirus se ha convertido en todo un ejercicio de arbitrariedad. Las cifras suben y bajan sin correlación con los datos trasladados por las autonomías.
47.000 fallecimientos
El jeroglífico termina de hacerse imposible cuando se sabe que desde el INE se han reconocido más de 47.000 fallecimientos adicionales este año con respecto a los de 2019 -no los 28.385 que admiten ahora los datos oficiales- y cuando, además, hace unas semanas fue también el propio Gobierno el que rebajó de golpe en casi 2.000 personas el cómputo global de muertos por coronavirus. De hecho, la propia OMS tuvo que advertir de que ella tenía 2.000 muertos más en sus estadísticas de los que mostraba en esos momentos España.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias (CCAES), Fernando Simón, ha dado una serie de explicaciones un tanto increíbles a estas manipulaciones estadísticas a lo largo de la crisis del coronavirus.
Él se ha referido a otro indicador, también revelador de las trampas incluidas en las estadísticas oficiales. Se ha referido a las más de 43.000 personas que figuran muertas «de más» en los últimos meses según el sistema de cálculo de exceso de mortalidad que ofrece el MoMo -el recuento que muestra un anticipo de la estadística de los registros civiles-.
La gran explicación de Simón se ha basado en afirmar que esas muertes no tienen que ser necesariamente provocadas por el coronavirus. Puede tratarse, asegura Simón, de personas con infartos o ictus que hayan tenido «miedo» a acudir a los hospitales por temor a contagiarse.
«No sabemos si ha habido un gran accidente», aseguró el pasado 7 de mayo Fernando Simón cuando se le preguntó por las casi 5.000 personas fallecidas de más que había detectado el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) en base a los registros civiles.
Pero en esas mismas fechas, esas cifras del ISCIII apuntaban a que el exceso de mortalidad registrada alcanzaba las 43.360 personas, más de 15.000 fallecimientos sin explicación. En esa ocasión, Simón decidió relacionar parte de esas muertes con «infartos o ictus» que no se hayan tratado a tiempo.
«Muchas personas tenían miedo de ir a los hospitales con un ictus o un infarto, las familias se pensaban mucho si llevarles. Y en esos casos, ese tiempo es vital para la evolución» clínica del paciente, defendió Simón ante un centenar de periodistas durante un encuentro telemático para explicar el nuevo cálculo de muertos por coronavirus que ha hecho oficial Sanidad.
Todo un baile de datos con un patrón común: el de que siempre son cambios a favor de rebajar la cifra real de muertos y contagiados.
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