De acuerdo a un nuevo estudio, la extinción de los mamíferos durante los últimos 126.000 años ha tenido más que ver con los impactos negativos de la humanidad que con cualquier factor climático.
Más aún, los cálculos sugieren que este subproducto de nuestra existencia es un fenómeno que se está acelerando a velocidades jamás observadas en la prehistoria.
«Basados en las tendencias actuales, predecimos que en el futuro cercano se dará una ritmo de escalada de una magnitud sin precedentes», explica el autor principal Tobias Andermann, biologo computacional de la Universidad de Gotemburgo en Suecia.
Utilizando el modelo bayesiano y datos fósiles proporcionados por la Sociedad Zoológica de Londres, los investigadores estimaron que en el periodo estudiado al menos 351 especies de mamíferos se han extinguido, con unas 80 de ellas en los últimos 500 años.
Teniendo esto en cuenta, los nuevos cálculos arrojaron que la tasa de extinciones de hoy en día es alrededor de 1.700 veces más alta de lo que era en el Pleistoceno tardío.
Causa antropogénica Mirando atrás en el tiempo, los datos sugieren que la mayor causa hipotética para las extinciones pasadas es el ser humano, con la densidad de población y ocupación de tierras explicando diversos patrones con más de un 96 % de precisión.
«Estas extinciones no ocurrieron de manera continua y a un ritmo constante.
En cambio, se detectan estallidos de extinciones en diferentes continentes en momentos en que los humanos los alcanzaron por primera vez. Más recientemente, la magnitud de las extinciones provocadas por humanos ha acelerado nuevamente, esta vez en un escala global», apunta Andermann.
«En cambio, los patrones climáticos globales, tales como el máximo de la última glaciación, no han dejado un rastro estadístico detectable en el registro de extinciones», agrega.
Segunda ola La tasa actual de extinción de mamíferos es probablemente el evento de extinción más grande desde el final de la era de los dinosaurios, según los investigadores. Utilizando simulaciones por computadora, predicen que estas tasas continuarán aumentando rápidamente.
«Para el año 2100, predecimos que todas las áreas del mundo habrán entrado en una segunda ola de extinciones», escriben los investigadores, notando que en algunas regiones, la transición ya es evidente.
«Basados en lo que observado en las últimas décadas, hallamos que Australia y el Caribe en particular ya han entrado en la segunda ola de extinción.
Esto muestra que, a pesar de que nuestras tasas predichas para el futuro y la pérdida de biodiversidad asociada son espantosamente elevadas, estamos dentro de un rango realista, dado que ya estamos viendo estos futuros escenarios manifestándose en algunas partes del mundo», advierten.
Dada la naturaleza abstracta de estas simulaciones, no se espera que todas las predicciones se vuelvan realidad. Son, después de todo, solo estimaciones derivadas de cálculos matemáticos.
Es por eso que los investigadores creen que aún estamos a tiempo de impedir que la realidad de estas cifras se materialicen «A pesar de estas sombrías proyecciones, la tendencia aún puede cambiar. Podemos salvar cientos, si no miles, de especies de la extinción con estrategias de conservación más específicas y eficientes.
Pero para lograr esto, necesitamos aumentar nuestra conciencia colectiva sobre la inminente escalada de la crisis de la biodiversidad y tomar medidas para combatir esta emergencia global. El tiempo apremia. Con cada especie perdida, perdemos irreversiblemente una parte única de la historia natural de la Tierra», concluye Andermann. Fuente: ScienceAlert. Edición: MP.
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