Investigadores han revelado la presencia de un misterioso gen en el coronavirus SARS-CoV-2, un segmento virtualmente oculto de la vista en el genoma del virus y pasado por alto hasta ahora.
El gen recientemente identificado, llamado ORF3d, es un ejemplo de lo que se llama gen superpuesto: un gen cuya secuencia de nucleótidos expresable se superpone parcialmente con la secuencia de nucleótidos expresable de otro gen.
«En términos de tamaño de genoma, SARS-CoV-2 y sus parientes están entre los virus con ARN más extenso», explica el bioinformático Chase Nelson, del Museo Americano de Historia Natural. «Por lo tanto, son más proclives al “engaño genómico” que otros virus ARN».
Los genes superpuestos son difíciles de identificar en las secuencias genéticas, dado que los sistemas de escaneo a veces los ignoran al analizar las cadenas de un código.
Esto se debe a que están programados para recoger genes individuales, pero no necesariamente las instrucciones arqueadas sobre los nucleótidos compartidos entre genes adyacentes en una secuencia.
En este contexto, para el SARS-CoV-2 podría representar un punto ciego bastante importante. Los científicos han estado corriendo una carrera para entender lo más posible sobre este devastador virus y, mientras algunos aspectos de su estructura genética han sido elucidados, muchos permanecen aún desconocidos.
«Los genes superpuestos pasados por alto nos ponen en peligro de omitir o subestimar importantes aspectos de la biología viral», señala Nelson. «
Puede ser una manera en la que los coronavirus han evolucionado para replicarse más eficientemente, desbaratar la inmunidad del anfitrión, o mejorar su velocidad de transmisión».
En cuanto a ORF3d, aún hay mucho por aprender sobre por qué está ahí, pululando en el genoma y montándose sobre otros genes.
Identificado antes Buscando en bases de datos genómicas, los investigadores han encontrado que este gen había sido identificado antes, pero solo en una variante del coronavirus que afecta a los pangolines (hallados en Guangxi, China).
También ha sido previamente mal clasificado como otro gen: ORF3b, que está presente en otros coronavirus —incluyendo SARS-CoV— pero que no es lo mismo.
«Los dos genes no están relacionados y se codifican con proteínas enteramente diferentes», precisa Nelson.
«Esto significa que el conocimiento sobre SARS-CoV ORF3b no debe ser aplicado al SARS-CoV-2 ORF3d.
Micrografía electrónica de transmisión de partículas del SARS-CoV-2.
Crédito: NIAID.
Una cosa que sí sabemos sobre este misterioso gen, en base a extracciones de sangre de pacientes con COVID-19, es que desencadena una fuerte respuesta de anticuerpos.
Aunque no hay una certeza similar para si provoca lo mismo en las celulas T (una especie de célula inmune cuyo principal propósito es identificar y matar a patógenos invasores o células infectadas). «Aún desconocemos su función o si tiene una importancia clínica», dice Nelson.
«Pero predecimos que, en contraste a la de anticuerpos, es poco probable que este gen reciba una respuesta por parte de las células T. Y tal vez eso tiene que ver con cómo el gen es capaz de surgir». Una cosa sí es segura.
En un virus que solo tiene 15 genes conocidos, el descubrimiento de otro —y encima superpuesto— es un avance significativo.
¿Cuán significativo? Es lo próximo que intentarán averiguar los científicos. Los hallazgos han sido publicados en eLife.
Fuente: ScienceAlert. Edición: MP.
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