Si pudieras cruzar un mono con un humano, ¿qué nos diría esa criatura? Un controvertido experimento ahora está empezando a descubrirlo.
En dicho experimento, los científicos crearon con éxito un híbrido de este tipo: una combinación quimérica de células humanas y de mono, existiendo juntas en un embrión vivo —algo que de otro modo nunca habría sido concebido por la naturaleza—.
¿Ciencia éticamente dudosa? Sí.
¿Ciencia desquiciada? No.
Si bien la investigación sobre híbridos entre humanos y animales tiene una historia larga y cuestionable, en los últimos años los investigadores han buscado organismos quiméricos para investigar cuestiones de biología que pueden ofrecer ganancias significativas en campos como la medicina regenerativa.
Por ejemplo, si de alguna manera pudiéramos dominar el crecimiento de órganos humanos en tejido de cerdo, podría ser de gran ayuda para resolver la enorme escasez de órganos que cuesta vidas humanas todos los días.
Para ello, un equipo liderado por el experto en expresión génica Juan Carlos Izpisua Belmonte del Instituto Salk de California fue noticia en 2017, creando el primer embrión híbrido cerdo-humano, con miras a poder algún día producir órganos humanos trasplantables a partir de aquellos de animales.
Una quimera blastocisto humano-mono. (Weizhi Ji / Universidad de Ciencia y Tecnología de Kunming). Como sucedió, al igual que en experimentos similares con híbridos de ovejas y humanos, la cantidad de células humanas integradas con éxito fue muy baja, lo que sugiere ciertas incompatibilidades entre la biología porcina y humana a nivel molecular.
Para volver a intentarlo con algo un poco más cercano a nosotros, Izpisua Belmonte, junto con un equipo dirigido por el biólogo de reproducción de primates Weizhi Ji de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Kunming en China, realizó nuevos experimentos con embriones de mono macaco (Macaca fascicularis), inyectándolos con células madre humanas, para evaluar cómo estas células animales —genéticamente distantes pero relacionadas— podrían coexistir como una sola.
Un experimento muy mono
En cada uno de los blastocistos de mono estudiados, se inyectaron 25 células madre pluripotentes extendidas humanas (hEPSC), una forma de célula madre con la capacidad de contribuir tanto al embrión como a los tejidos circundantes que apoyarán su desarrollo.
Mediante el marcado fluorescente, los investigadores pudieron ver que las células humanas se habían integrado con éxito en 132 de los embriones de macacos, y después de 10 días, 103 de los embriones quiméricos todavía estaban vivos y en desarrollo. Video timelapse del desarrollo de embriones quiméricos.
Se puede observar claramente el movimiento y la mitosis de las hEPSC dentro del embrión de mono huésped.
Sin embargo, la tasa de supervivencia comenzó a disminuir y, para el día 19, solo tres quimeras seguían vivas, momento en el que se terminaron todos los embriones híbridos de acuerdo con los parámetros experimentales.
Los resultados en general mostraron una integración más exitosa que la quimera cerdo-humano de 2017.
Además, la secuenciación genética de las células de blastocisto a través de una técnica llamada análisis de transcriptomas reveló nuevas pistas sobre la comunicación celular dentro de los híbridos, lo que podría ampliar en gran medida nuestra comprensión de cómo hacer que las quimeras en parte humanas tengan éxito.
«A partir de estos análisis, se identificaron varias vías de comunicación que eran nuevas o reforzadas en las células quiméricas», dice Izpisua Belmonte.
«Comprender qué vías están involucradas en la comunicación celular quimérica nos permitirá posiblemente mejorar esta comunicación y aumentar la eficiencia del quimerismo en una especie huésped que es evolutivamente más distante a los humanos».
La controversia está servida
Sea como fuere, este tipo de investigación incomoda a muchos en la comunidad científica, interfiriendo tanto con la vida humana como con los conceptos de bienestar animal de formas que algunos consideran poco éticas o incómodamente al límite.
Si bien Izpisua Belmonte y su equipo enfatizan que la investigación se llevó a cabo con la «máxima atención a las consideraciones éticas y coordinando estrechamente con las agencias reguladoras», algunos han sugerido que estos experimentos particulares pueden haberse realizado en China para sortear problemas legales que podrían haber evitado el trabajo en otro lugar.
«Estamos haciendo los experimentos con monos en China porque, en principio, no se pueden hacer aquí por falta de infraestructura», dijo al periódico El País una de las autoras del estudio, la bióloga Estrella Núñez Delicado de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, cuando en 2019 se conoció por primera vez el estudio.
En este caso, todos los embriones fueron destruidos dentro de los 20 días posteriores a su creación, pero las preguntas giran en torno a qué sucedería si se dejara que esos organismos embrionarios vivieran más tiempo, desarrollando potencialmente los rudimentos de un sistema nervioso, o incluso aspectos de la conciencia o las emociones.
Las cuestiones filosóficas no son nuevas en la ciencia, pero el ritmo de desarrollo en investigaciones como esta es tal, que cada avance sucesivo arroja nuevas incertidumbres y posibilidades científicas que a menudo no se han considerado antes.
«Las nuevas investigaciones a menudo superan los límites del pensamiento existente sobre la ética; esta investigación no es una excepción», explican los especialistas en ética Henry T. Greely y Nita A. Farahan en un comentario publicado junto con el estudio.
«Si bien las quimeras humanas/no-humanas que involucran animales vivos o fetales se han discutido durante casi 20 años, poca o ninguna discusión ética se ha centrado en poner células humanas en blastocistos no humanos (y mucho menos blastocistos de primates no humanos)». Los hallazgos se informan en Cell.
Fuente: ScienceAlert. Edición: MP.
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