Los impactos de la humanidad en el clima de nuestro planeta son tan profundos que durante décadas hemos estado cambiando sin darnos cuenta el eje sobre el que gira la Tierra, dicen los científicos.
En un nuevo estudio, los investigadores examinaron el fenómeno de la deambulación polar, en el que los polos magnéticos norte y sur de la Tierra se desplazan alrededor de la superficie del planeta, deambulando sin descanso desde las posiciones ancladas de sus contrapartes geográficas.
Se cree que este misterioso fenómeno está impulsado por muchos factores, incluida la existencia de vastas anomalías de hierro fundido debajo de la superficie de la Tierra.
Pero otros elementos también contribuyen, sostienen los científicos, incluidos —sorprendentemente—, los efectos del cambio climático antropogénico (causado por el hombre).
«El derretimiento más rápido del hielo como consecuencia del calentamiento global, fue la causa más probable del cambio de dirección de la deriva polar en la década de 1990», explica el investigador principal Shanshan Deng del Instituto de Ciencias Geográficas e Investigación de Recursos Naturales en China.
En el nuevo estudio, Deng y otros investigadores examinaron hasta qué punto los cambios en el almacenamiento de agua terrestre (TWS) en las últimas décadas contribuyó a la cantidad de desviación polar magnética registrada en el mismo período de tiempo.
Básicamente, TWS incluye cambios en los niveles de agua en la Tierra resultantes del derretimiento de los glaciares a medida que el mundo se calienta, además de los cambios también producidos por el bombeo de agua subterránea de los depósitos subterráneos.
La razón por la que estos cambios son importantes es porque afectan la distribución de la masa en la Tierra, y cuando se trata de un objeto giratorio, ya sea un trompo, un yo-yo o un planeta entero que gira en el espacio, la forma en que su masa se distribuye a su vez afecta la forma en que gira.
Antes de aproximadamente el año 2000, el eje de rotación de la Tierra se desplazaba hacia Canadá (flecha verde, globo a la izquierda).
Los científicos calcularon el efecto de los cambios en la masa de agua en diferentes regiones (globo central) al tirar de la dirección de la deriva hacia el este y acelerar la velocidad (globo derecho).
Crédito: NASA/JPL-Caltech.
«Aporta una evidencia interesante a esta cuestión», explica el científico climático Vincent Humphrey de la Universidad de Zúrich en Suiza, que no participó en el estudio. «Te dice qué tan fuerte es este cambio de masa: es tan grande que puede cambiar el eje de la Tierra».
Si bien la deriva polar es un fenómeno natural que los científicos han observado durante más de un siglo, la deambulación se ha acelerado rápidamente en tiempos más recientes, junto con un cambio de dirección de oeste a este en el polo norte magnético visto por primera vez en la década de 1990.
Con el tiempo, la deriva se acumula, con los polos viajando cientos de kilómetros, lo que significa que se deben realizar ajustes en el Modelo Magnético Mundial, que sustenta los sistemas de navegación como el GPS.
Según los cálculos del equipo, basados en datos satelitales de la misión GRACE (Gravity Recovery and Climate Experiment) de la NASA y estimaciones de la pérdida de glaciares y el bombeo de agua subterránea que se remontan a la década de 1980, el principal impulsor del cambio de deriva polar observado en la década de 1990 fue el deshielo debido al cambio climático.
«El derretimiento más rápido del hielo bajo el calentamiento global fue la causa más probable del cambio de dirección de la deriva polar en la década de 1990», explican los investigadores en su estudio. «Las otras posibles causas son el cambio de TWS en regiones no glaciares debido al cambio climático, sumado al consumo insostenible de agua subterránea para riego y otras actividades antropogénicas».
Si bien se estima que el grado de desplazamiento del eje experimentado hasta ahora es tan leve que los humanos no podrían percibirlo en la vida diaria, los resultados sugieren, no obstante, otro efecto secundario alarmante del uso insostenible de los recursos de la Tierra por parte de la humanidad: reordenamientos masivos a escala planetaria, y lo suficientemente significativos como para afectar de manera mensurable las revoluciones del mundo en el que vivimos.
Otra pregunta es en qué medida el derretimiento del hielo en curso y el saqueo continuo de los recursos de agua subterránea, podrían afectar el futuro cambio de eje y qué ramificaciones podrían resultar de eso. Tendremos que esperar y ver.
Los hallazgos se informan en Geophysical Research Letters.
Fuente: ScienceAlert. Edición: MP.
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