La obra Isis sin Velo, escrita por H.P.Blavatsky y editada en 1875, es quizás el libro más admirable de la historia humana. Por la cantidad asombrosa de hechos de las ciencias, filosofías y religiones antiguas que muestra, por sus doctrinas esotéricas, y por la forma maravillosa de decirlo, de argumentar, por sus ironías, por su cultura enciclopédica, y por la sinceridad luminosa del alma de su autora, que irradia de las páginas como el agua curativa y fresca de una fuente.
El Fundador de la Organización Internacional Nueva Acrópolis, el profesor Jorge Ángel Livraga (1930-1991), que había leído dicha obra con unos veinte años, 40 años después dijo en un artículo:
“Ningún filósofo [HPB] ni libro me ayudó espiritualmente tanto como ése… Tal vez más por lo que callaba e insinuaba que por lo que decía. Las páginas volaban bajo mis finos y juveniles dedos como bandadas de aves augurales. Y en ese vuelo trataba yo de interpretar y de saber.”
Es una obra extensa de más de mil páginas, densísimas, que por desgracia pocos leen, desanimados por una erudición abrumadora que no es fácil de acompañar, a veces. Es evidente que el nivel cultural –y no la sabiduría- de los lectores del siglo XIX era muy superior al nuestro, y ahora nos cuesta seguir los datos, los términos usados y los razonamientos.
La traducción al español, tampoco ayuda, pues es un poco descuidada, a veces falta rigor, lo que hace que las frases no tengan sentido y hay que verificar el original en inglés. Además esta traducción, la única accesible hoy en día al público hispanohablante, está escrita en un lenguaje arcaico que, especialmente a los jóvenes, no les será fácil de seguir ni mucho menos.
Es un tesoro, que al no ser casi leído, tampoco se habla de él, por lo que entra en el círculo vicioso del olvido. Además, para algunos el libro se convierte en un tótem que adoran pero en el que no se adentran, y para otros en un tabú porque lo que dice se opone a todo lo que han aprendido en una educación materialista que no se esfuerza precisamente en cultivar la facultad de pensar.
Si en la edición española la obra aparece en cuatro volúmenes (en la inglesa en dos, uno sobre Ciencia y otro sobre Religión), he escogido, sólo del primer libro (y de poco más de la mitad) cien asombrosas afirmaciones. Para que el lector que nunca haya oído hablar de Isis sin Velo, o nunca haya entrado en el reino encantado de sus enseñanzas, tome contacto con ellas. Cada una de las afirmaciones, o de los párrafos transcritos es un diamante multifacetado, con resplandores en todas las direcciones del espacio. No es sólo para leer, es para leer y reflexionar…
Ojalá esta breve antología sirva para despertar el interés por esta joya, o para animar a que la lean, toda ella o algunas páginas por aquí o por allí, que siempre será de provecho.
1-Hombres, partidos, sectas y escuelas son efímeras de un día. Tan sólo la VERDAD, asentada en roca de diamante, es eterna y suprema.
2-No creemos en magia alguna que trascienda a la capacidad de la mente humana, ni en “milagro” alguno, divino o diabólico, si por tal se entiende la transgresión de las eternas leyes naturales.
3-El corazón humano no se ha revelado todavía completamente a sí mismo ni hemos abarcado ni siquiera comprendido la amplitud de sus poderes.
4-La última eternidad encontrará en la primera su alma gemela
5-Lo esencial es siempre lo mismo, ya procedamos cercenando hacia dentro el mármol para descubrir la estatua oculta en su masa, ya hacia fuera, levantando piedra sobre piedra hasta terminar el templo.[1]
6-Combinando la ciencia con la religión se puede demostrar la existencia de Dios y la inmortalidad del espíritu humano tan fácilmente como un postulado de Euclides.
7-El espíritu del hombre es prueba del Espíritu de Dios, como una gota de agua es prueba de la fuente de donde procede (…) ¡Demostrar la existencia del alma por sus maravillosas facultades y demostraréis la existencia de Dios!
8-La falsificación es imposible sin modelo que falsificar. El fanatismo de los espiritistas prueba la ingenuidad y posibilidad de sus fenómenos. Nos dan hechos que debemos investigar, no afirmaciones que debemos creer sin pruebas.
9-La filosofía platónica es el más perfecto compendio de los abstrusos sistemas de la antigua India, y la única que puede ofrecernos un terreno neutral. Aunque Platón murió hace veintidós siglos, los intelectuales todavía se ocupan de sus obras. Platón fue, en la plena acepción de la palabra, el intérprete del mundo, el filósofo más grande de la era precristiana, que reflejó fielmente en sus obras el espiritualismo y la metafísica de los filósofos védicos que le precedieron. Vyasa, Jaimini, Kapila, Vrihaspati y Sumantu influyeron indeleblemente a través de los siglos en Platón y su escuela. Con esto probaremos que Platón y los sabios de la India tuvieron la misma revelación de la verdad. ¿No prueba su pujanza, contra las injurias del tiempo, que esta sabiduría es divina y eterna?
10-Asegura el neoplatónico Porfirio, que en los MISTERIOS se enseñaba y comentaba la filosofía de Platón.
11-Agustín, obispo de Hipona, declara que las antiguas doctrinas neoplatónicas son las esotéricas y originales doctrinas de los primeros discípulos de Platón y diputa a Plotino por un Platón resucitado. También explica los motivos que tuvo el gran filósofo para encubrir el sentido interno de sus enseñanzas.
12-El crimen de Sócrates fue descubrir a sus discípulos la doctrina secreta en lo que a los dioses se refería. Esta doctrina se enseñaba en los Misterios y era un crimen capital revelarla.
13-La facultad de contemplar la realidad directa e inmediatamente, sólo es propia de Dios, y la aspiración a este conocimiento es la filosofía propiamente dicha, o amor a la sabiduría. El amor a la verdad es inherentemente el amor al bien, y si predomina sobre todo deseo del alma y la purifica por su asimilación con lo divino y dirige las acciones del hombre, le eleva a participar de la Divinidad, y le ensalza a semejanza de Dios.
14-Incumbe a la Filosofía liberar al espíritu de la esclavitud de los sentidos, por medio de la disciplina, y liberarle al empíreo del puro pensamiento, a la visión de la verdad, bondad y belleza eternas.
15-Las más sublimes escenas de los Misterios eran siempre nocturnas. La vida del espíritu interno es la muerte de la naturaleza externa, y la noche del mundo físico es el día del espiritual. Por eso se adoraba a Dionisos, el sol nocturno, con preferencia a Helios, el dios diurno.
16-Aristóteles no es un testimonio fidedigno, pues adulteró a Platón y casi puso en ridículo las ideas de Pitágoras.
17-Hay una regla de interpretación que debe guiarnos en el examen de toda opinión filosófica. “La inteligencia humana, bajo la necesaria acción de sus propias leyes, está impelida a mantener las mismas ideas fundamentales, y el corazón del hombre a alimentar los mismos sentimientos en toda época”.
18-Reconoce la ciencia moderna que las leyes superiores de la naturaleza asumen la forma de enunciado cuantitativo. Esto es quizás una más explícita afirmación de la doctrina pitagórica. Los números se consideran como la mejor representación de las leyes de armonía que regulan el Cosmos. Sabemos que la teoría atómica y las leyes de combinación [la valencia química] están hoy, por decirlo así, arbitrariamente definidas por números. “El mundo es, en todas sus partes, una aritmética viva en su desarrollo y una verdadera geometría en su reposo”[2]
19-El Universo es la combinación de miles de elementos, y sin embargo es la expresión de un solo espíritu: un caos para los sentidos, un cosmos para la razón.
20-La idea que tiene el hombre de Dios es la deslumbradora luz que ve reflejada en el cóncavo espejo de su propia alma, pero esta imagen no es en realidad la de Dios, sino su propio reflejo. Su gloria está allí, pero el hombre ve a lo sumo la luz de su propio espíritu que es cuanto puede ver. Cuanto más limpio esté el espejo, más resplandecerá la imagen divina.
Pero el mundo exterior no puede permanecer allí al mismo tiempo. Para el yogui en éxtasis, para el profeta iluminado, el espíritu brilla como el sol al mediodía; para la viciosa víctima de los atractivos terrenos, el resplandor desaparece, porque el grosero aliento de la materia empaña el espejo. Tales hombres reniegan de Dios y quisieran de un golpe privar de alma a la humanidad.
21-¿Ni DIOS ni ALMA? ¡Horrible y aniquilador pensamiento! Delirante pesadilla del lunático ateo, ante cuya alucinada vista pasa una horrible e incesante de chispas de materia cósmica, por nadie creadas, que aparecen, existen y se desenvuelven por sí mismas, es decir, por nada ni nadie y no proceden de ninguna parte ni van a parte alguna, sin que ninguna Causa las impela en un círculo eterno, ciego, inerte y SIN CAUSA.
22-La idea de que los números por su gran virtud producen siempre el bien y nunca el mal, se refiere a la justicia, ecuanimidad y armonía. Cuando el autor [de Epinomis] dice que cada estrella es un alma individual, repite lo que los iniciados indos y los herméticos enseñaron antes y después que él; o sea, que cada astro es un planeta independiente, con alma propia, y que todos los átomos de materia están henchidos del divino flujo del alma del mundo, de modo que respiran, viven, sienten, sufren y gozan de la vida a su manera. ¿Qué físico puede negarlo con pruebas?
Por lo tanto, debemos considerar los cuerpos celestes como imágenes de dioses que participan sustancialmente de los poderes divinos; y aunque su alma-entidad no es inmortal, su influencia en la economía del universo les da derecho a honores divinos, tales como los que tributamos a los dioses menores.
23-Al borde del negro abismo que separa el mundo espiritual del material, está la ciencia moderna con los ojos cerrados y la cabeza vuelta hacia atrás, pareciéndole infranqueable y sin fondo, aunque tiene en la mano una antorcha que con sólo bajarla a sus profundidades, la sacaría de su error. Pero el tenaz estudiante de filosofía hermética ha tendido un puente a través del abismo.
24-La titánica lucha, hoy más empeñada que nunca, entre el materialismo y el espiritualismo, nos ha determinado con preocupación constante a recopilar en los capítulos de esta obra, como armas en arsenal, el mayor número posible de hechos favorables al triunfo del espiritualismo. El materialismo de hoy, niño enfermizo y deforme, ha nacido del brutal ayer, y si no le atajamos los pasos, podría erigirse en nuestro dueño. Es el materialismo la bastarda progenie de la Revolución francesa, promovida por la mojigatería, la intolerancia y las persecuciones religiosas.
Para evitar que se amortigüen las aspiraciones espirituales, que se desvanezca toda esperanza y se disipe la intuición que tenemos de dios y la vida futura, es preciso dejar en completa desnudez la falsedad de la teología moderna y distinguir escrupulosamente entre la religión divina y los dogmas humanos. Nuestra voz se levanta en pro de la libertad espiritual y en contra de toda tiranía científica o teológica
25-Desde la caída del género humano, la materia es un espeso muro interpuesto entre el mundo terrestre y el mundo de los espíritus.
26-El investigador científico no debe rehuir el estudio de ningún nuevo fenómeno, así fuera éste tan insólito como la caída de un hombre de la luna o la aparición de un espectro en su alcoba.
27-La geometría es entre todas las ciencias el más acabado modelo de síntesis y en toda su trama procede de lo universal a lo particular, o sea, el método platónico.
28-La teoría cosmológica de los números, que Pitágoras aprendió de los hierofantes egipcios, es la única capaz de conciliar la materia y el espíritu demostrando matemáticamente la existencia de ambos principiando por la de cada uno de ellos.
29-Algunas figuras geométricas tienen especial y profunda significación, como, por ejemplo, el cuadrado, emblema de la moral perfecta y la justicia absoluta, pues sus cuatro lados o límites son exactamente iguales. Todas las potestades y armonías de la naturaleza están inscritas en el cuadrado perfecto cuyo número 4 es la tercera parte del número 12 del dodecaedro, de suerte que el inefable nombre de Aquel se simboliza en la sagrada Tetractys, por quien juraban los antiguos místicos.
30- El alma inmortal tiene un principio aritmético y el cuerpo lo tiene geométrico. Este principio, como reflejo del Arqueos universal, se mueve por sí mismo y desde el centro se difunde por todo el cuerpo del microcosmos.
31-Si consideramos la teoría darwiniana del origen de las especies, advertimos que su punto de partida está situado, como si dijéramos frente a una puerta abierta, con libertad de atravesar o no el dintel a cuyo otro lado vislumbramos lo infinito, lo incomprensible, o, por mejor decir, lo inefable. Si el lenguaje humano es insuficiente para expresar lo que vislumbramos en el más allá, algún día habrá de comprenderlo el hombre que tiene ante sí la inacabable eternidad.
32-Los mismos Misterios [en el siglo IV a.C.] estaban adulterados hasta el punto de ser especulaciones sacerdotales y fraudes religiosos. Pocos eran los verdaderos adeptos e iniciados, legítimos sucesores de los que dispersara la espada conquistadora del antiguo Egipto [Cambises, Darío o Jerjes?] Ciertamente había ya llegado la época vaticinada por el gran Hermes en su diálogo con Esculapio; la época en que impíos extranjeros reconvinieran a los egipcios de adorar monstruosos ídolos, sin que de ella quedara más que los jeroglíficos de sus monumentos como increíbles enigmas para la posteridad.
Los hierofantes andaban dispersos por la haz de la tierra, buscando refugio en las comunidades herméticas llamadas más tardes esenios, donde sepultaron a mayor hondura que antes la ciencia esotérica. La triunfante espada del discípulo de Aristóteles no dejó vestigio de la un tiempo pura religión, y el mismo Aristóteles, típico hijo de su siglo, aunque instruido en la secreta ciencia de los egipcios, sabía muy poco de los resultados dimanantes de milenarios estudios esotéricos.
33-Para descubrir la gloriosa verdad, cifrada en las escrituras hieráticas de los papiros antiguos, es preciso poseer la facultad de la intuición, la vista del alma, como la razón lo es de la mente.
34-La razón humana no puede concebir una fuerza suprema e inteligente sin identificarla con un Ser también supremo e inteligente. Jamás el vulgo tendrá idea de la omnipotencia y omnipresencia de Dios sin atribuirle, en gigantescas proporciones, cualidades humanas.
35-El adepto hermético proclama que el simple sentido común excluye toda contingencia de que el universo sea obra del acaso, pues equivaldría este absurdo a suponer que los postulados de Euclides los dedujo un mono entretenido en jugar con figuras geométricas.
36-No es maravilla, pues, que los adeptos educados en los misteriosos santuarios de los templos obraran portentos en cuya explicación fracasaría la infatuada ciencia contemporánea. Es denigrante para la dignidad humana motejar de imposturas la magia y las ciencias ocultas, pues si hubiera sido posible que durante miles de años fuesen unas gentes víctimas de los fraudes y supercherías amañados por otras gentes, necesario sería confesar que la mitad de los hombres son idiotas y la otra mitad bribones. ¿En qué país no se ha practicado la magia? ¿En qué época se olvidó por completo?
37-El mundo permanente de las verdades eternas que interpenetra el transitorio mundo de ilusiones y quimeras no ha de ser descubierto por las tradiciones de los hombres que vivieron en los albores de la civilización ni por los ensueños de los místicos que presumían de inspiración, sino que han de descubrirlo las investigaciones de la geometría y la práctica interrogación de la naturaleza.[3]
38-Ningún pueblo tan profundamente versado en geometría como los constructores de las Pirámides y otros titánicos monumentos antediluvianos y postdiluvianos, ninguno tampoco que tan prácticamente haya interrogado a la naturaleza. Prueba de ello nos da el significado de sus innumerables símbolos, cada uno de los cuales es plasmada idea que combina lo divino e invisible con lo terreno y visible, de suerte que de lo visible se infiere lo invisible, por estricta analogía, según el aforismo hermético: “Como es abajo, es arriba”. Los símbolos egipcios denotan profundos conocimientos en ciencias naturales y muy prácticos estudios de las fuerzas cósmicas.
39-Los antiguos daban título de dioses a los hombres eminentes y por lo tanto, la divinización de los mortales y considerarlos como dioses, no prueba que fuesen politeístas, del mismo modo que tampoco sería justo calificar de politeístas a los cristianos porque veneran las imágenes de sus santos. Los norteamericanos de hoy día no merecen ciertamente que de aquí a tres mil años les tilde la posteridad de idólatras, por haber levantado estatuas a Washington. Tan secreta era la filosofía hermética, que a Volney le pareció que los antiguos adoraban como divinidades los símbolos materiales y groseros, siendo así que eran meras representaciones de principios esotéricos.
40-La magia era una ciencia divina cuyo conocimiento conducía a la participación en los atributos de la misma divinidad. Dice Filo Judeo que “descubre los secretos de la naturaleza y facilita la contemplación de los poderes celestes.” Con el tiempo degeneró por abuso en hechicería y se atrajo la animadversión general; pero nosotros hemos de considerarla tal como fue en los tiempos de su pureza, cuando las religiones se fundaban en el conocimiento de las fuerzas ocultas de la naturaleza.
41-Muchos de nuestros empedernidos escépticos pertenecen a las logias masónicas. Todavía existen, aunque sólo de nombre, los rosacruces que tanto sobresalieron en las artes curativas durante la Edad Media. Podrán derramar lágrimas sobre la tumba de su respetable maestro Hiram Abiff, pero en vano buscarán el sitio donde estuvo la rama de acacia. Sólo queda la letra muerta; el espíritu se desvaneció. Parecen coristas ingleses o alemanes que en el cuarto acto de Hernani bajan a la cripta de Carlomagno para entonar el coro de la conspiración en lengua extraña.
Así los modernos caballeros del sagrado Arco, aunque bajen todas las noches “por los nueve arcos a las entrañas de la tierra”, jamás descubrirán el sagrado Delta de Enoch. Los caballeros del Valle del Norte y del Valle del Sur, tal vez se figuren que la iluminación despunta en su mente y que según adelanten en la masonería irá rasgándose el velo de la superstición, la tiranía y el despotismo; pero todo esto serán vanas palabras mientras renieguen de su madre la magia y desconozcan a su hermano gemelo el espiritismo. En verdad que podéis dejar vuestros sitiales,
¡Oh Caballeros de Oriente!, y sentaros en el suelo con la cabeza entre las manos y apostura triste, porque valor os sobra para deplorar vuestra suerte. Desde que Felipe el Hermoso de Francia abolió la orden de los Templarios, nadie ha venido a resolver vuestras dudas, no obstante tantas pretensiones en contrario. Verdaderamente, venís errantes de Jerusalén en busca del perdido tesoro del lugar santo. ¿Lo hallasteis? ¡Ay!, no; porque el lugar santo está profanado y abatidas cayeron las columnas de sabiduría, fuerza y belleza.
En adelante vagaréis en tinieblas y caminaréis humildemente por selvas y montes en busca de la palabra perdida. ¡Andad! No la encontraréis mientras reduzcáis vuestras jornadas a siete ni aún a siete veces siete, porque camináis en tinieblas que sólo puede disipar la fulgurante antorcha de la verdad, sostenida por los legítimos descendientes de Ormazd. Tan sólo ellos pueden enseñaros a pronunciar correctamente el nombre revelado a Enoch, Jacob y Moisés. ¡Pasad! Hasta que vuestra R.S.W. sepa multiplicar 333 de modo que resulten 666, el número de la bestia apocalíptica, debéis continuar siendo prudentes y manteneros sub-rosa.
42-Nos hallamos en el kali yuga de la época vigésimo octava del séptimo manvántara de 308.448.000 años, por lo que aún nos falta algún trecho que recorrer antes de llegar siquiera a la mitad de la vida del planeta.
43-Los antiguos lo mismo aplicaban el cálculo al progreso espiritual que al material de la humanidad, y así no será difícil descubrir la íntima relación establecida por los antiguos entre los ciclos cronológicos y los de la humanidad, si recordamos la suma importancia que daban a la constante y omnipotente influencia de los planetas en el destino de los hombres.
44-La rotación cíclica del planeta es simultánea con las rotaciones intelectual y espiritual, igualmente cíclicas. Así vemos en la historia de la humanidad un movimiento de flujo y reflujo semejante a la marea del progreso. Los imperios políticos y sociales ascienden al pináculo de su grandeza y poderío para descender de acuerdo con la misma ley de su ascensión, hasta que llegada la sociedad humana al punto ínfimo de su decadencia, se afirma de nuevo para escalar las próximas alturas que por ley ineludible y progresiva de los ciclos son ya más elevadas que las que alcanzó en el ciclo anterior.
45-Las edades de oro, plata, cobre y hierro no son ficción poética. La misma ley rige en la literatura de los diversos países. A una época de viva inspiración y espontánea labor literaria, sigue otra de crítica y raciocinio. La primera proporciona materiales al espíritu analítico de la segunda.
46-Todos aquellos caracteres que gigantescamente despuntan en la historia de la humanidad, como Buda y Jesús en el orden espiritual y Alejandro y Napoleón en el material, son reflejadas imágenes de tipos humanos que existieron miles de años antes, reproducidos por el misterioso poder regulador de los destinos del mundo, y por ello no hay personaje histórico eminente sin su respectivo antecesor en las tradiciones mitológicas y religiosas, entreveradas de ficción y verdad, correspondientes a pasados tiempos. Las imágenes de los genios que florecieron en épocas antediluvianas se reflejan en los periodos históricos, como en las serenas aguas del lago la luz de la estrella que centellea en la insondable profundidad del firmamento.
Como lo de arriba es lo de abajo. Como en el cielo, así en la tierra. Lo que fue, será.
47-Dice Porfirio que los números de Pitágoras son símbolos jeroglíficos de que se valía el ilustre filósofo para explicar las ideas relativas a la naturaleza de las cosas.
48-Por una parte, los teólogos cristianos anatemizan a quien no cree en la existencia del Dios personal y del diablo también personal, mientras que para los materialistas no hay más Dios que la sustancia gris del cerebro y tienen por tres veces idiotas a cuantos creen en el diablo. Entretanto, los ocultistas y filósofos merecedores de este nombre perseveran en su labor sin hacer caso de unos ni de otros. Ninguno de ellos tiene de Dios el absurdo, pasional y veleidoso concepto que la superstición forjara, pero todos distinguen entre el bien y el mal.
La razón humana, emanada de nuestra mente finita, no alcanza a comprender la infinita inteligencia de la ilimitada entidad divina y como lógicamente no puede existir para nosotros lo que cae más allá de nuestro entendimiento, de aquí que la razón finita coincida con la ciencia en negar a Dios. Pero por otra parte, el Ego que piensa, siente y quiere independientemente de la envoltura mortal en que alienta, no sólo cree, sino además sabe que existe Dios, la vida de nuestras vidas en Quien todos vivimos y Él vive con nosotros. Ni la fe dogmática es capaz de robustecer este convencimiento, ni las demostraciones físicas logran quebrantarlo una vez nacido en la recatada intimidad de la conciencia.
49-La humanidad advierte instintivamente la presencia del Poder supremo, porque sin Dios poseería el universo un cuerpo sin alma. Como quiera que las multitudes desconocían el único camino donde hubieran podido hallar las huellas de Dios, llenaron el desolador vacío con el personal Dios plasmado de propósito por la teología con materiales exotéricamente entresacados de los mitos y filosofías paganas. ¿Cómo, si no, se hubieran derivado tantas sectas, de las cuales llegaron algunas al último extremo del absurdo?
50-La religión que probara científicamente la inmortalidad del alma pondría a las dominantes en la alternativa de reformar sus dogmas en este sentido o de perder la adhesión de sus prosélitos.
51-Desde los orígenes de la especie humana estuvo la verdad bajo la salvaguarda de los adeptos del santuario.
52-Los depositarios de la primitiva revelación divina, que habían resuelto cuantos problemas caen bajo el dominio de la mente humana, formaban una comunidad universal, científica y religiosa que en continua cadena circuía el globo.
53-El momento es más propicio que nunca para la restauración de la filosofía antigua, pues arqueólogos, fisiólogos, astrónomos, químicos y naturalistas se acercan al punto en que hayan de recurrir a ella.
Las ciencias físicas tocan ya los límites de la investigación y la teología dogmática ve agotadas las fuentes de que en otro tiempo bebiera. Si no mienten las señas, se acerca el día en que el mundo tenga pruebas de que únicamente las religiones antiguas estuvieron en armonía con la naturaleza, y de que la ciencia de los antiguos abarcaba todo conocimiento asequible a la mente humana.
Se revelarán secretos durante largo tiempo velados; volverán a ver la luz del día olvidados libros de épocas remotas y perdidas artes de tiempos pretéritos; los pergaminos y papiros arrancados de las tumbas egipcias andarán en manos de intérpretes que los descifren, junto con las descripciones de columnas y planchas cuyo significado aterrorice a los teólogos y confunda a los sabios. ¿Quién conoce las posibilidades del porvenir?
54-Pronto ha de empezar, o mejor dicho, ha empezado ya la era restauradora. El ciclo está por terminar su carrera, y vamos a entrar en el siguiente. Las páginas de la historia futura contendrán pruebas evidentes de que “si en algo hemos de creer a los antiguos es en que los espíritus descendieron de lo alto para conversar con los hombres y enseñarles los secretos del mundo oculto”.
55-¿Le basta al hombre con saber que existe? ¿Le basta tener forma humana para engalanarse con el título de hombre? Estamos en la firme convicción de que para llegar a ser una entidad genuinamente espiritual en el verdadero sentido de esta palabra, debe el hombre regenerarse eliminando de su mente toda impureza egoísta y con ellas la superstición y los prejuicios.
56- Al principio nos vemos arrastrados dentro del negro círculo de la poderosa oleada magnética que emana así de los objetos materiales como de las ideas, y que nos invade, aprisionándonos en una cobardía moral, el temor de salir de la opinión pública. Y es raro que el ser humano acepte una idea por la libre acción del propio juicio, sino que, por el contrario, se inclina por la opinión dominante de la colectividad.
57-La ciencia se enriquece de día en día con nuevos descubrimientos químicos, físicos, fisiológicos y antropológicos. Los eruditos y doctos han de estar libres de todo prejuicio e idea preestablecida; pero no obstante la libertad de que actualmente disfrutan el pensamiento y las opiniones, los científicos no han modificado su temperamento intelectual.
Utópico es presumir que el hombre cambie por la evolución y desenvolvimiento de nuevas ideas. Podemos abonar un campo para que cada año dé más copiosos y sazonados frutos; pero si cavamos en lo hondo, encontraremos la misma clase de tierra que al abrir el primer surco.
No hace todavía muchos años era anatemizado por hereje quien dudaba de los dogmas teológicos. La ciencia ha vencido Vae victis!… Pero el vencedor se atribuye a su vez la misma infalibilidad que debelara en el vencido, si bien tampoco puede probar su derecho a ello. Tempora mutantur et nos mutamur in illis, dijo el buen anciano Lotario, con apropiada aplicación a este caso.
58-El escepticismo, ya dimane de un ignorante o de un erudito; es incapaz de invalidar la inmortalidad del alma. “La razón está sujeta al error”, dice Aristóteles, y así puede ocurrir que la opinión del más ilustre filósofo sea más equivocada que el vulgar sentido común de su analfabeto cocinero.
59-En los Cuentos del Califa Impío, el sabio árabe Barrachias-Hassan-Oglu, dice prudentemente: “Guárdate, ¡oh hijo mío!, de la alabanza propia, porque embriaga con deleite. Aprovéchate de tu saber, pero respeta asimismo la sabiduría de tus padres. Y acuérdate, ¡oh amado mío!, de que la luz divina de la verdad de Allah alumbra a veces más fácilmente una mente rasa que otra que, por estar repleta de conocimientos, no da cabida al argentino rayo”
60-Mientras haya en la naturaleza un solo misterio inexplicado, es muy peligroso pronunciar la palabra imposible.
61-Dice Bacon que “El convencimiento no dimana de los argumentos, sino de la experimentación”. Los antiguos, y sobre todo los magos y los astrólogos caldeos, se distinguieron siempre por su ardiente anhelo de inquirir la verdad en las diversas ramas de la ciencia, pues se esforzaban en penetrar los secretos de la naturaleza, por los mismos métodos de observación a que recurren los modernos investigadores; y si estos se resisten a creer que aquellos ahondaran mucho más en los misterios del universo, no por ello es justo negar que poseyeran vastos conocimientos, ni tampoco acusarles de superstición, pues lejos de haber pruebas en estas imputaciones, cada nuevo descubrimiento arqueológico es un testimonio a su favor.
62-El alkahest o disolvente universal es, según Paracelso y Van Helmont, un agente natural, “capaz de reducir todos los cuerpos sublunares, así homogéneos como heterogéneos, a su ens primum o sustancia primaria, convirtiéndolos en un licor uniforme y potable, que aún mezclado con agua y otro zumo cualquiera no pierde su virtud, y si otra vez se mezcla consigo mismo se convierte en agua pura y elemental”. Qué inconveniente hay en admitir la posibilidad de todo esto? ¿Por qué ha de ser utópico este disolvente? ¿Acaso porque los químicos modernos no lo han descubierto? Sin mucho esfuerzo podemos concebir que todos los cuerpos dimanan de una sustancia primaria que de acuerdo con la astronomía, geología y física, debió de ser fluida con su originario estado.
¿Por qué no puede el oro, cuya génesis desconocen los químicos modernos, haber sido primitivamente una sustancia básica del oro, un fluido pesado que, como dice Van Helmont, “por su propia naturaleza y por la firme cohesión de sus partículas tomó el estado sólido”?
No es, por lo tanto, despropósito creer que haya una sustancia universal que reduzca todos los cuerpos a su genérica sustancia. Van Helmont la califica de “la sal más poderosa y principal que en su grado máximo de simplicidad, pureza y sutilidad, no se altera al reaccionar sobre otras materias, y tiene suficiente energía para disolver el cuarzo, las piedras preciosas, el vidrio, el sílice, el azufre y los metales, formando una sal roja de peso equivalente al de las materias disueltas con tanta facilidad como el agua caliente disuelve la nieve.”
63-La marcha del mundo es cíclica. Las razas futuras serán reproducción de otras hace siglos desparecidas, mientras que la nuestra acaso reproduce la existente diez mil años atrás.
64-Hace años, el filosofo alemán Schopenhauer afirmó la coexistencia de la materia y de la fuerza, diciendo que el universo es la voluntad manifestada en fuerzas cuyas modalidades corresponden a los diferentes grados de objetividad. Esta doctrina aceptó Wallace al convertirse al espiritualismo, y fue precisamente la expuesta por Platón al decir que todas las cosas visibles proceden de la invisible y eterna voluntad que las modela, y que los cielos están plasmados en el eterno modelo del “mundo ideal” contenido en el dodecaedro o arquetipo geométrico de la Divinidad.
Según Platón, la sustancia primaria emanó de la mente demiúrgica (nous) donde desde la eternidad reside la idea del mundo que ha de ser y que es en cuanto la idea emana de la divina mente. Las leyes de la naturaleza no son ni más ni menos que las relaciones entre la idea demiúrgica y sus diversas formas de manifestación cuyo número cambia de continuo dentro del tiempo y del espacio.
65-Pitágoras aprendió sus doctrinas en los santuarios de Oriente, encubriéndolas bajo simbolismos numéricos; pero su discípulo Platón las expuso en forma más inteligible, de modo que las comprendieran los no iniciados, aunque manteniendo todavía las fórmulas esotéricas. Así, dice atinadamente que el Pensamiento divino es el padre, la Materia la madre y el Cosmos el hijo.
66-Dice Van Helmont: “La voluntad es la potencia capital y superior de todas. La voluntad del Creador puso en movimiento todas las cosas. La voluntad es atributo de todas las entidades espirituales y se desenvuelve con tanta mayor actividad cuanto más libre está de la materia”. Y Paracelso, por sobrenombre “el divino” añade: “La fe ha de ser la corroboradora de la imaginación, ya que la fe establece la voluntad. En todas las obras mágicas, es principio indispensable la firmeza de imaginación… Las artes son inseguras, aunque podrían ser perfectamente seguras debido a que no imaginamos ni creemos con perfección.
67-Llámese fuerza, energía, electricidad, magnetismo, voluntad o potencia espiritual a la causa del fenómeno, siempre será la parcial manifestación del alma encarnada o desencarnada, de una partícula de la inteligente, omnipotente e individual Voluntad que llena la naturaleza toda y a que, por insuficiencia de lenguaje humano para expresar los conceptos psicológicos, llamamos Dios.
68-La experimentación no ha de tener por objeto la materia propiamente dicha, sino las fuerzas que en ella actúan, de lo cual se infiere que la llamada materia es tan sólo agregación de fuerzas atómicas, pues de lo contrario sería la materia una palabra sin sentido científico.
69-De acuerdo con su maestro Leucipo, enseñaba Demócrito que los átomos en el vacío fueron el principio de todas las cosas existentes en el universo, entendiendo por vacío, en sentido cabalístico, la Divinidad latente cuya primera manifestación es la voluntad que comunica el primer impulso a los átomos que, al cohesionarse, constituyen la materia. Sin embargo, el nombre de vacío es menos apropiado que su sinónimo caos, porque, según los peripatéticos, “la naturaleza tiene horror al vacío”.
70-Las alegorías, aparte de otros instrumentos de juicio, demuestran que, mucho antes de Demócrito, estaban ya familiarizados los antiguos con la idea de la indestructibilidad de la materia. Movers define el concepto fenicio de la ideal luz solar, diciendo que era la espiritual influencia emanada del supremo Dios, Iao, la luz tan sólo concebible por la mente, el principio así físico como espiritual de todas las cosas del cual emana el alma.
Es la esencia masculina o sabiduría, mientras que el caos es la esencia femenina. Así tenemos que la materia y el espíritu eran ya para los fenicios los dos principios coeternos e infinitos. Esta teoría es tan antigua como el mundo, y no fue Demócrito su autor, pues la intuición del hombre precedió al ulterior desenvolvimiento de su razón.
71-Los filósofos antiguos afirmaban que todas las cosas visibles e invisibles surgían a la existencia por manifestación de la Voluntad, a que Platón llamó Idea divina, y que así como esta Idea da existencia objetiva a la materia con sólo enfocar su voluntad en un centro de fuerzas localizadas, así también el hombre, el microcosmos con respecto del macrocosmos, da forma objetiva a la materia en proporción del vigor de su voluntad. Los átomos imaginarios son como operarios movidos automáticamente a influjo de la Voluntad universal que en ellos se enfoca y, manifiesta en fuerza, los pone en actividad.
El proyecto del futuro edificio está en la mente del Arquitecto y es reflejo de su voluntad que, abstracta desde el momento de concebirlo, se concreta en cuanto estos átomos obedecen a los a los puntos, líneas y formas trazadas en la imaginación del divino geómetra.
72-Como Dios crea, así crea el hombre. Dadle voluntad lo suficientemente vigorosa y subjetivará las formas mentales, que muchos llaman alucinaciones, aunque para quien las forja sean tan reales como los objetos tangibles. Si aumenta el vigor de la voluntad e inteligentemente la dirige, condensará las formas en objetos visibles. Éste es el secreto de los secretos, y quien lo aprende, merece el título de mago.
Los materialistas nada pueden argüir contra esto, desde el punto en que para ellos es materia el pensamiento. Si tal supusiéramos, tendríamos que el ingenioso mecanismo proyectado por el inventor, las encantadoras escenas surgidas de la mente del poeta, los soberbios lienzos pintados por la viva imaginación del artista, la incomparable estatua cincelada en el pensamiento del escultor, los palacios y castillos planeados por el arquitecto, debieran existir objetivamente, a pesar de ser subjetivos e invisibles, porque el pensamiento, según los materialistas, es materia plasmada en formas. ¿Cómo negar entonces que haya hombres de voluntad lo bastante potente para transportar al mundo visible estas creaciones mentales y revestirlas de materia tangible?
73-Apolonio y Jámblico afirman que el poderío del hombre que anhela superar a los demás, “no consiste en el conocimiento de las cosas externas, sino en la perfección del alma interna.
Así llegaron ellos al conocimiento de sus almas divinas cuyos poderes emplearon con toda la sabiduría alcanzada por el estudio esotérico del hermético saber heredado de sus antecesores. Pero los filósofos del día no pueden o no se atreven a llevar sus tímidas miradas más allá de lo comprensible. Para ellos no hay vida futura ni divinos ensueños, que desdeñan por contrarios a la ciencia. Para ellos los antiguos son “ignorantes antepasados”, y miran con despectiva compasión a todo autor que crea inherentes al ser humano las misteriosas ansias de ciencia espiritual.
74-Magia es la aplicación de causas naturales y activas a las cosas pasivas, para determinar efectos prodigiosos, pero completamente naturales.
75-Quienes conocen las secretas fuerzas naturales y emplean con paciente parsimonia las facultades dimanantes de tal conocimiento, laboran por algo superior a la deleznable gloria de una fama efímera, pues sin apetecerla logran la inmortalidad reservada a cuantos olvidándose de sí mismos se entregan por entero al bien del género humano. Iluminados por la luz de la verdad eterna, aquellos ricos-pobres alquimistas iban más allá de la común penetración, y sólo diputaban por inescrutable la Causa primera. Su norma constante estaba trazada de consuno por la intrepidez, el deseo de saber, la firme voluntad y el absoluto sigilo. Sus espontáneos impulsos eran la beneficencia, el altruismo y la moderación.
La sabiduría era para ellos de mayor estima que el logro mercantil, el lujo, la riqueza, pompa y poderío mundano, al paso que no les asustaban ni hambres ni pobrezas ni fatigas ni desprecios humanos con tal de llevar a cabo su tarea. Pudieron haber reposado en blandos lechos de aterciopeladas colchas, y prefirieron morir en los hospitales y en las márgenes de los caminos, antes que envilecer sus almas cediendo a la nefanda concupiscencia de quienes intentaban hacerles quebrantar sus sagrados votos. Ejemplo de ellos nos dan las vidas de Paracelso, Cornelio Agripa y Filaleteo.
76-Difícilmente se olvidan una vez oídas las voces, si cabe darles este nombre, de las apariciones espectrales. La voz de los espíritus puros semeja el trémulo murmullo de una lejana arpa eólica. La voz de un espíritu en pena, y por lo tanto impuro, si no maligno, puede compararse a la voz humana que saliese del fondo de un tonel vacío.
77-La cautela propia de los hábitos de investigación experimental, los prejuicios establecidos y el peso de la autoridad científica contribuyen paralelamente a petrificar el pensamiento en dogmas intangibles, y con demasiada frecuencia la ciencia progresa a costa del martirio o del ostracismo del investigador.
78-Saber es poder, pero los abusos del poder son igualmente perniciosos, ya provengan del extravío de la sabiduría, ya de las obcecaciones de la ignorancia.
79-Desde los albores de la historia, todos los pueblos exigieron en su legislación el testimonio de, por lo menos, dos testigos para aplicar la pena de muerte. “Por boca de dos o tres testigos sea condenado el reo de muerte” dice el legislador del pueblo hebreo. “Las leyes que condenan a un hombre a muerte por la declaración de un solo testigo son contrarias a la libertad.
La razón exige, por lo menos, dos testigos”, dice Montesquieu en el “Espíritu de las Leyes”. Todos los pueblos han aceptado, por lo tanto, el valor de la prueba, pero los científicos rechazarían un millón de testimonios contra uno. En vano doscientos mil testigos dan fe de los hechos [que la ciencia no quiere aceptar]. Los científicos tienen ojos y no ven, como si persistieran en ceguedad y sordera.
80-La ciencia, en síntesis considerada como divina meta, es digna de que el mundo entero la respete y venere, porque sólo por la ciencia podemos comprender a Dios en sus obras.
81-Todo cuanto discrepa de las doctrinas establecidas, se repudia por herético, y aunque un nuevo sistema terapéutico haya salvado miles de vidas, los médicos de la escuela alopática se aferran a las prescripciones tradicionales para condenar al innovador y la innovación, hasta que les place darle sello oficial. Entretanto pueden morir miles de enfermos, con tal de que el honor profesional quede a salvo. Teóricamente parece la medicina la ciencia más benéfica, pero ninguna otra ha dado tantas muestras de materialismo y obstinados prejuicios.
82-Para los indos es el loto emblema de la potencia creadora de la naturaleza, por la compenetración del fuego (espíritu) con el agua (materia)
La flor del loto o lirio de agua simboliza el tránsito de lo subjetivo a lo objetivo, del pensamiento abstracto de la Divinidad desconocida a las formas concretas y visibles de la creación. Disipadas las tinieblas, surgió la luz y Brahma vio en el mundo ideal, hasta entonces sumido en la mente divina, los arquetipos de las cosas que habían de tomar forma visible en la manifestación del universo. Porque, como arquitecto del universo ha de dar existencia objetiva a los tipos ideales ocultos en el seno del Eterno, del mismo modo que en la semilla del loto se ocultan las futuras hojas de la planta.
83-Las doctrinas de Giordano Bruno y Espinoza son virtualmente idénticas, aunque éste las exponga de un modo más cauto y velado que el autor de Causa Principio et Uno y De Infinito Universo e Mondi. Pero tanto Bruno, que declara haberse inspirado en Pitágoras, como Espinoza, que sin declararlo lo deja traslucir, tienen el mismo concepto de la Causa primera.
Según ellos, Dios es entidad per se, el infinito Espíritu, el único Ser independiente de toda otra causa y efecto, que por su voluntad produjo todas las cosas y estableció las leyes del universo cuya ordenada existencia mantiene perpetuamente. De acuerdo con los swâbhâvikas indos, erróneamente tildados de ateos, quienes dicen que todas las cosas y todos los seres, hombres dioses y espíritus proceden del Swabhâva o su propia naturaleza, Espinoza y Bruno afirman que es preciso buscar a Dios en la naturaleza y no fuera de ella. Porque siendo la creación proporcional al poder creador, el universo ha de ser tan infinito y eterno como el creador y cada forma engendra de su propia esencia otra forma.
84-¿Sería impertinencia sospechar que los científicos modernos se mueven en un círculo vicioso? Agobiados sin duda por la pesadumbre del materialismo y la insuficiencia de las llamadas ciencias experimentales para demostrar tangiblemente la existencia del mundo espiritual, mucho más poblado que el visible, no tienen otro remedio que arrastrarse por el interior del círculo vicioso, sin querer, más bien que sin poder, salir del hechizado recinto para explorar lo que fuera de él existe. Sus preocupaciones son el único embarazo que les impide reconocer la causa de hechos innegables.
85-Se abre la flor, se marchita y muere; pero deja tras de sí el aroma que perdura en el ambiente cuando ya sus pétalos están hechos polvo. Nuestros sentidos corporales no lo advierten y sin embargo existe. El eco de la nota emitida por un instrumento perdura eternamente. Jamás se extingue por completo la vibración de las invisibles ondas del mar sin orillas del espacio. Siempre viven las energías transportadas del mundo de la materia al mundo del espíritu.
Y el hombre, preguntamos nosotros, el hombre, entidad que vive, piensa y razona, la divinidad residente en la obra maestra de la naturaleza, ¿habría de abandonar su estuche para no vivir jamás? ¿Cómo negar al ser humano cuyas cualidades fundamentales son la conciencia, la mente y el amor, el principio de continuidad que reconocemos en la llamada inorgánica material del flotante átomo? No cabe más descabellada idea. Cuanto mayor es nuestro conocimiento, mayor es también la dificultad de concebir el ateísmo científico. Se comprende que un hombre ignorante de las leyes de la naturaleza, sin noción alguna de las ciencias físico-químicas, pueda caer funestamente en el materialismo, empujado por la ignorancia o por la incapacidad de comprender la filosofía de la ciencia, ni de colegir ninguna analogía entre lo visible y lo invisible. Un metafísico por naturaleza, un soñador ignorante, pueden despertar bruscamente y atribuir a ilusión y ensueño todo cuanto imaginaron sin pruebas tangibles; pero un científico familiarizado con las modalidades de la energía universal no puede sostener que la vida es tan sólo un fenómeno de la materia, so pena de confesar su incapacidad para analizar y debidamente comprender el alfa y omega de la misma materia.
86-El escepticismo sincero respecto a la inmortalidad del alma es una enfermedad, una deformación cerebral, que ha existido en toda época. Así como algunas criaturas nacen envueltas en el caul, así también hay hombres incapaces de desprenderse durante toda su vida de la membrana que embota sus espirituales sentidos. Pero la vanidad es el verdadero sentimiento que les mueve a rechazar los fenómenos mágicos y espirituales sin otro argumento que el siguiente: “Nosotros no podemos producir ni explicar estos fenómenos; por lo tanto no existen ni nunca han existido.
87-¿Por qué ha de parecer imposible que una vez separado el espíritu del cuerpo pueda animar una forma imperceptible, creada por la fuerza mágica, psíquica, ecténica o como quiera llamársela, con el auxilio de entidades elementarías que al efecto proporcionen la sublimada materia de un cuerpo? La única dificultad está en no darse cuenta de que el espacio no está vacío, sino repleto de los arquetipos de cuanto fue, es y será, y poblado de seres pertenecientes a diversas estirpes distintas de la nuestra.
88-No es la primera vez en la historia que el mundo invisible ha tenido que luchar contra el materialista escepticismo de la ceguera espiritual de los saduceos. Platón deplora en sus obras y alude más de una vez a la incredulidad de ciertas gentes. Desde Kapila, el filósofo indo que muchos antes de J.C. dudaba ya que los yoguis en éxtasis pudiesen ver a Dios cara a cara y conversar con las más elevadas entidades, hasta los volterianos del siglo XVIII que se burlaban de lo más sagrado, en toda época hubo Tomases incrédulos. Pero, ¿han conseguido atajar los pasos de la verdad? Tanto como los ignorantes e hipócritas jueces de Galileo lograron detener el movimiento de la Tierra.
No hay teoría capaz de influir decisivamente en la estabilidad e inestabilidad de una creencia heredada de las razas primitivas que, si tenemos en cuenta el paralelismo entre las evoluciones espiritual y física del hombre, recibieron la verdad de labios de sus antepasados los dioses de sus padres que “estaban al otro lado de las aguas”.
Algún día se demostrará la identidad de los relatos bíblicos con las leyendas indas y la cosmogonía de distintos países, para ver cómo las fábulas de las edades místicas son alegorías de los fundamentales principios geológicos y antropológicos. A esas fábulas de tan ridícula expresión habrá de recurrir la ciencia para encontrar los “eslabones perdidos”.
89-Los taumaturgos de toda época obraban prodigios por estar familiarizados con las ondulaciones imponderables en sus efectos, pero perfectamente tangibles de la luz astral, cuyas corrientes guiaban con la fuerza de su voluntad. Los prodigios tenían doble carácter físico y psíquico, con sus correspondientes efectos materiales y mentales.
90-¿Qué es el caos primordial sino el éter de los físicos modernos tal como lo conocieron los filósofos antiguos mucho antes de Moisés? El caos es el éter de ocultas y misteriosas propiedades que contiene en sí mismo los gérmenes de la creación universal; el éter es la virgen celeste, madre espiritual de todas las formas y seres existentes, de cuyo seno, fecundado por el Espíritu Santo, surgen a la existencia la materia y la fuerza, la vida y la acción.
A pesar de los recientes descubrimientos que van ensanchando los límites del saber humano, todavía se conocen muy incompletamente la electricidad, el magnetismo, el calor, la luz y la afinidad química. ¿Quién presume dónde termina la potencia o cuál es el origen de ese proteico gigante llamado éter? ¿Quién no echará de ver el espíritu que en él actúa y de él arranca las formas visibles?
91-Eliphas Levi, el mago moderno, concreta el concepto de la luz astral en la siguiente frase: “Para adquirir facultades mágicas se necesitan dos cosas: redimir la voluntad de toda servidumbre y ejercitarse en regularla”.
La voluntad soberana está simbolizada por la mujer que aplasta la cabeza de la serpiente y por el arcángel que mata bajo sus pies al dragón infernal.
https://selenitaconsciente.com/?p=314626
Las antiguas teogonías representaron en figura de serpiente con cabeza de toro, carnero, o perro, el agente mágico, la doble corriente lumínica, el fuego viviente y astral de la tierra, cuyos símbolos diversos son: la doble serpiente del caduceo; la serpiente del paraíso; la serpiente de bronce de Moisés enroscada en el tau o lingam generador; el macho cabrío de los aquelarres del sabat; el bafomet de los templarios; el hylé de los gnósticos; la doble cola de serpiente del gallo solar de Abraxas; y finalmente el diablo de los católicos.
Pero en su verdadero significado es la fuerza ciega contra la cual ha de prevalecer el alma para libertarse de las ligaduras terrenas, porque si su voluntad no las libra de “esta fatal atracción, quedarán absorbidas en la corriente de fuerza que las produjo y volverán al fuego central y eterno”.
Esta cabalística figura de dicción, no obstante su extraño lenguaje, es la misma que empleaba Jesús, para quien no podía tener significado distinto del que le daban gnósticos y cabalistas; pero los teólogos cristianos lo desvirtuaron para forjar el dogma del infierno. Literalmente significa dicho fuego la luz astral o principio generador y destructor de las formas. A este propósito dice Levi, en su libro “Dogma y Ritual de Alta Magia”:
“Todas las operaciones mágicas consisten en desprenderse de los anillos de la serpiente y ponerle el pie encima de la cabeza para dominarla a voluntad. En el mito evangélico dice la serpiente: “Te daré todos los reinos de la Tierra si postrado me adoras”. A lo que responde el iniciado: “No me postraré, antes bien tú caerás a mis pies. Nada puedes darme y haré de ti lo que me plazca. Porque yo soy tu señor y dueño”. Éste es el verdadero significado de la ambigua respuesta de Jesús al tentador… Así pues, el diablo no es una entidad, sino una fuerza errática, como su nombre indica; una corriente ódica o magnética formada por una cadena de voluntades malignas, productora del espíritu diabólico, llamado legión en el Evangelio, que animaba a la piara de cerdos precipitados en el mar. Este pasaje es una alegoría de cómo las fuerzas ciegas del error y el pecado arrastran precipitadamente a la naturaleza inferior”
92-El mal de ojo no es más que la emisión de fluido magnético cargado de odiosa malevolencia y dirigido con malignas intenciones a otra persona, aunque también puede dirigirse con buen propósito. En el primer caso es hechicería y en el segundo magia.
93-¿Qué es la voluntad? ¿Pueden responder a esta pregunta las ciencias experimentales? ¿Cuál es la naturaleza de ese algo inteligente, incoercible y poderoso que prevalece con augusta soberanía sobre la materia inerte? La Idea universal quiso y el Cosmos brotó a la existencia. Yo quiero y mis miembros obedecen. Yo quiero, y mi pensamiento atraviesa el espacio que para él no existe, envuelve el cuerpo de otro individuo, que no es parte de mí mismo, penetra sus poros y cohibiendo sus facultades, si son flacas, le determina a una acción preconcebida. Actúa de modo semejante al fluido de una batería eléctrica sobre un cadáver. Los misteriosos efectos de atracción y repulsión son los agentes inconscientes de la voluntad.
94-El ser humano, como ser más perfecto, en quien la materia y el espíritu, o sea la voluntad, alcanzan mayor desenvolvimiento, es el único capaz de comunicar impulso consciente al principio de vida que de él emana. Sólo el hombre puede comunicar al fluido varios y opuestos impulsos y dirigirlo. Como dice Du Potet: “El hombre quiere y la materia organizada obedece. En él no hay polos”.
95-La luz divina, que no impedida por la materia, enfoca sus rayos de modo que el alma ve como en un espejo lo pasado, lo presente y lo futuro; la mortífera flecha disparada por la cólera o el odio reconcentrados; la bendición salida de benévolos y agradecidos corazones; la maldición lanzada contra quienquiera que sea, víctima o verdugo; todo tiene que pasar a través de este agente universal, que desde un aspecto es el aliento de Dios y desde otro, el veneno del diablo.
96-La vaca es el símbolo de la generación prolífica y de la naturaleza intelectual. En Egipto estaba consagrada a Isis y en la India a Krishna y muchos otros dioses y diosas que personificaban las diversas fuerzas productoras de la naturaleza. En resumen, la vaca era el símbolo de la Madre suprema de todas las cosas y de todos los seres, así dioses como hombres; el emblema de la generación espiritual y física.
97-Qué cosmólogo moderno sería capaz de resumir en símbolo tan sencillo como la serpiente tal cúmulo de significados? En la serpiente se compendia toda la filosofía del universo. La materia está vivificada por el espíritu y ambos elementos desenvuelven del caos (energía) cuanto ha de existir. El nudo en la cola de la serpiente simboliza la íntima latencia de los elementos en la materia cósmica. Otro símbolo aún más importante es la muda de la piel de la serpiente. Así como el reptil al despojarse de la piel se libra de una envoltura de grosera materia, demasiado enojosa ya para su cuerpo, y entra en un nuevo periodo de actividad, así también el hombre al desprenderse de su cuerpo grosero y material pasa a un nuevo estado de existencia con mayores facultades y más enérgica vitalidad.
98-Las pirámides de Egipto simbolizan la misma idea que el árbol del mundo. El vértice es el místico eslabón entre cielo y tierra, análogo a la raíz del árbol, mientras que la base representa las ramas extendidas hacia los cuatro puntos cardinales del universo material. La idea simbólica de las pirámides es que todas las cosas dimanan del espíritu por evolución descendente (al contrario de lo que supone la teoría darwiniana), es decir, que las formas han ido materializándose gradualmente hasta llegar al máximo de materialización.
99-La eternidad del tiempo y la inmortalidad del espíritu están simbolizadas en la serpiente que circuye el mundo y se muerde la cola sin dejar solución de continuidad. También simboliza entonces la luz astral.
100-En todo mito hay un logos y un fondo de verdad en toda ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario