Los extraterrestres Annunaki podrían haber estado en contacto con la civilización azteca. Cuando los españoles llegaron a América, no sólo se sorprendieron por la gran cantidad de habitantes que había en el “nuevo mundo” (en ese tiempo América Central), sino también por el desarrollo científico y tecnológico que ciertas culturas autóctonas mostraban.
Imagínese usted como tomaron en Europa la noticia del descubrimiento de una ciudad como Tenochtitlán, al otro lado del mundo, que solo podía ser comparada con la Venecia de los ricos duques renacentistas, o cuál seria la sorpresa de los primeros conquistadores al contemplar las alucinantes pirámides mayas y años después el templo del Coricancha en el Cuzco.
El problema que esto planteó para la más importante institución de la época, la Iglesia Católica, es que según su visión del mundo estos indios no debían estar ahí. La Biblia no decía nada al respecto y los miembros del clero no sabían de donde habían salido estos indígenas y menos aún si eran hijos de Dios.
Hubo entonces una intensa polémica.
Si los nativos habían recibido alguna vez la palabra de Dios y no la habían aceptado eran herejes y merecían castigo, si por el contrario nunca la habían conocido entonces debían ser adoctrinados en la fe. Esta ultima posición, defendida por Bartolomé de las Casas (1484-1566), fue la que predominó aunque en la práctica fuese ignorada por los conquistadores españoles quienes terminaron esclavizando a los indios.
La iglesia tuvo que inventar una serie de historias para explicar la presencia de los nativos de América. Una de ellas fue la de considerar que un descendiente de Noé, cruzó el mundo y vino a poblar esta tierra que fue identificada como la “Ophir” bíblica (según las crónicas de Gregorio García, Cabello de Balboa y Fernando de Montesinos).
convirtió a los indios americanos en descendientes de una de las tribus perdidas de Israel que llegó hasta estas tierras huyendo de la conquista Asiria alrededor del año 722 a.C.
Ilustración del Codíce Borbónico (Siglo XVI) donde se explica como se le leía la suerte a los recién nacidos.
La historia que inventó la Iglesia Católica tenia algo de cierto pues los mitos de creación de los aztecas, recogidos en lengua náhuatl, son muy similares a algunos mitos de creación bíblicos.
Según los mitos aztecas, Dios primero creó el cielo y la tierra, luego con el barro hizo un hombre y una mujer, como en el génesis bíblico, pero estos no duraron. Luego de muchos esfuerzos, Dios cogió unas cenizas de metal y creó un par de humanos. A partir de ellos se pobló la tierra, así como sucedió con Adán. Pero casi todos estos seres fueron destruidos en un diluvio como el de la Biblia. Unos pocos fueron salvados por un sacerdote, que podría ser Noé, que se sobrevivió flotando en un tronco hueco llevando semillas y animales.
Esta breve comparación parece confirmar las teorías de la Iglesia Católica sobre el origen de los nativos americanos pero existe un detalle que la iglesia no conocía o no quiso considerar. Hoy en día, cualquier historiador serio sabe que muchas de las historias contadas en el Génesis bíblico fueron inspiradas en los mitos de creación de los sumerios, escritos por lo menos 3,000 años antes que el Antiguo Testamento.
Los rastros son evidentes. El paraíso sumerio es parecido al Edén bíblico con ríos y arboles de frutas, el primer hombre es creado de barro como en la Biblia, existe una Eva sumeria llamada “la dama de la costilla”, un árbol del conocimiento, una serpiente como en los relatos del Génesis, y un Noé que se salvo de un diluvio, y que para los sumerios se llama Ziusudra. Esto son algunas semejanzas notables sobre las que volveremos en detalle en otro artículo. Vemos pues que los mitos de creación aztecas no fueron inspirados en los mitos del génesis bíblico sino en los mitos de creación sumerios que son mucho más antiguos.
Pero ¿qué otras pistas apuntan en esta dirección o apoyan esta hipótesis?
Los nativos tenían sus propias versiones sobre sus orígenes.
El cronista Diego Durán (1537–1588) en su “Historia de las Indias de Nueva España” refiere una tradición oral que le contaron los nativos.
…aparecieron en ella unos hombres gigantes de deforme estatura y poseyeron esta tierra…. no hallando remedio para poder llegar al sol, enamorados de su luz y hermosura, determinaron de edificar una torre tan alta que llegase su cumbre al cielo….y habiéndola subido lo más que pudieron, que dicen parecía llegar al cielo, enojado el Señor de las alturas dijo a los moradores del cielo: “¿Habéis notado como los de la Tierra han edificado una alta y soberbia torre para subirse acá, enamorados de la luz del sol y de su hermosura? vengan y confundámoslos, porque no es justo que los de la Tierra, viviendo en la carne, se mezclen con nosotros.” Luego en aquel punto salieron los moradores del cielo por las cuatro partes del mundo, así como rayos, y les derribaron el edificio que habían edificado;
Esta historia parece extraída directamente del relato sumerio titulado “Enmerkar y el Señor de Aratta” en el que Enmerkar construye una torre gigante para pedirle a sus dioses que unan a todas las regiones bajo un mismo idioma.
…deja que la gente de Aratta baje para mí las piedras de su Montaña, que construya un gran santuario para mí, que erijan un gran morada para mí..que hagan la gran morada, la morada de los dioses…todo el universo, los bien cuidados, que todos se dirijan a Enlil, juntos en el mismo idioma.
Para Zecharia Sitchin las tablillas de barro sumerias narran la llegada de una raza deextraterrestres llamada los Anunnaki. Esta raza alienígena provenía del planeta Nibiruy llegó a la Tierra hace cientos de miles de años buscando oro. Según Sitchin, losAnunnaki plantaron la semilla de la vida en nuestro planeta, y luego modificaron el ADN de los simios para crear a los hombres como los conocemos ahora. Sus hazañas pasaron de generación en generación por tradición oral y por eso son recordados como dioses en las tradiciones sumerias. Pero no se limitaron sólo al medio oriente, en algún momento se desplazaron hacia América….
¿Era Quetzalcóatl, aquel que les enseño a medir el tiempo a los aztecas, uno de losAnunnaki?
El fraile franciscano Bernardino de Sahagún (1499-1590), uno de los cronistas más importantes de la conquista de los aztecas, llegó a México pocos años después de la epopeya de Cortez. Hablaba la lengua local, el náhuatl, y dedicó más de 30 años al estudio de las tradiciones de los indígenas. Su trabajo histórico antropológico titulado “Historia General de las cosas de la Nueva España” o “Codíce Florentino” nunca fue publicado por la corona española pues esta no veía con buenos ojos las investigaciones de Sahagún sobre el mundo indígena considerado pagano para los europeos.
Algunas copias fueron preservadas en la biblioteca del Palacio Real de España y así llegaron hasta nosotros. Ellas constituyen una fuente invalorable para acercarnos a la civilización azteca, respetando el punto de vista de los vencidos. Es decir, preservando sus mitos, creencias y costumbres, tal y como ellos las relataron entonces.
En esa época el dios principal de los aztecas era Quetzalcóatl, representado a veces como una serpiente emplumada, y a veces como un hombre barbudo y con túnica blanca. Era venerado como el que les enseño la escritura, la observación de los astros, y más importante aún como el que les dejó su misterioso calendario.
Para los aztecas, Quetzalcóatl realmente vivió entre ellos en un tiempo pasado. Esta tradición estaba tan enraizada en los indígenas que algunos cronistas españoles lo identificaron como el apóstol Santo Tomás.
Sahagún aporta detalles interesante sobre el legado de Quetzalcóatl.
El observó que los niños aztecas de ascendencia noble eran entregados a un escuela llamada calmecac, de la cual era patrono Quetzalcóatl. Allí los estudiantes aprendían sobre astronomía, interpretación de los sueños y eran instruidos en como contar los días y los años. En pocas palabras,
aprendían a medir el tiempo como Quetzalcóatl le había enseñado a sus ancestros.
¿Qué tan importante fue este legado y qué tiene que ver con los Anunnaki?
El calendario Azteca, que no es simplemente un instrumento de medición del tiempo, divide la historia de la humanidad en 5 eras. El fin de la primera era es provocado por un diluvio, las siguientes tres eras terminan a causa de una catástrofe y en la quinta aparecen los aztecas.
Según la cronología del calendario azteca, el diluvio universal sucedió alrededor del año 11,000 a.C. Sorprendentemente, esta es la misma fecha que los estudios científicos han determinado para el diluvio.
¿Cómo podían saber los aztecas en ese entonces, hace más de 3,000 años, la fecha del diluvio universal?
Si el calendario realmente marca con precisión la época en la que sucedió el diluvio porque no creerle en sus demás afirmaciones.
El Calendario azteca no sólo es un instrumento de medición del tiempo sino un registro de la historia de la humanidad.(Foto por andrellv)
Estos son indicios de que quizás la historia de la humanidad es mucho más complicada de lo que creemos.
.Al parecer Quetzalcóatl les había transmitido este conocimiento a los aztecas. Pero ¿de dónde lo podría haber obtenido?
Zecharia Sitchin tiene una respuesta convincente. Según sus interpretaciones de las tablillas sumerias
Quetzalcóatl es uno de los extraterrestres Anunnaki que decidió expandirse hacia América en su afán por encontrar más oro para proteger la atmosfera del planeta Nibiru. Su nombre es Ningishzida y su padre es Enki, a quien los sumerios inmortalizaron en sus tablillas como el dios sumerio del conocimiento. Ningishzida conocía bien la historia de la Tierra pues su raza llevaba medio millón de años visitándonos de manera continua.
Las investigaciones de Sitchin cuentan que el Anunnaki Enki era un experto en ciencia, ingeniería, arquitectura, y genética y que podría haberle transmitido todo este conocimiento a su hijo Ningishzida quien lo compartió con algunas culturas nativas del continente americano.
Según Sitchin, en algún momento alrededor del 3,500 a.C. el Anunnaki Enki y su hijo Ningishzida, en su afán por encontrar más oro, llegaron al otro lado del mundo. El hijo de Enki lideró un grupo formado por hombres africanos y hombres barbudos del medio oriente en una travesía intercontinental hasta el Golfo de México. Llegaron usando las mismas corrientes marinas que los españoles usarían años después. La teoría de Sitchin explicaría todas las coincidencias que hemos revisado en este artículo y algunas más.
Un detalle que refuerza esta teoría es el hecho de que los olmecas, una de las culturas más antiguas de la región, tuvieron una población con rasgos netamente africanos. Las estatuas olmecas son una muestra evidente de esta conexión, y hay varios estudios que corroboran la presencia africana en América mucho tiempo antes de la llegada de los españoles como el del historiador mexicano Vicente Riva Palacio, quien escribió en 1870, “es indiscutible que en tiempos muy antiguos la raza negra ocupó nuestro territorio“.
Estos olmecas con distintivos rasgos africanos serían aquellos que vinieron con el Anunnaki Ningishzida desde el Medio Oriente y África, o en todo caso, sus descendientes.
Zecharia Stichin posando al lado de una cabeza olmeca.
La similitud entre las pirámides aztecas, las pirámides egipcias y los mucho más antiguos zigurats sumerios es tan evidente que no es necesario realizar un análisis en detalle.
¿Cómo explicar todo lo antes visto sin un contacto previo entre la civilización sumeria y la azteca cientos de años antes de la llegada de los españoles?
Podemos dudar de las explicaciones que nos da Sitchin, podemos discrepar con él, pero no podemos negar que hay suficiente evidencia para sustentar su hipótesis, o para al menos considerar que la historia que conocemos no es la única.
Fuente: www.losdivulgadores.com