Conocida también como metempsicosis, o transmigración, el concepto de
reencarnación es una de las creencias más extendidas en el planeta.
Según ella, todos hemos vivido otras vidas con anterioridad, y todos tenemos las herramientas necesarias para
recordar nuestras vidas pasadas; precisamente porque el YO del pasado es parte de nuestro EGO actual.
En definitiva, el concepto de
reencarnación deduce que toda la energía del universo, incluida la mental y la espiritual, participa de un ciclo de constantes reciclajes y renacimientos. La única constante, de acuerdo a los que apoyan esta idea, es el crecimiento personal. Sin embargo, quizás haya reencarnaciones que siguen un patrón completamente diferente.
Desde aquí, nos parece oportuno evadir cualquier sentencia al respecto y, en cambio, asumir la postura de Voltaire, quien respondió lo siguiente cuando fue interrogado a propósito de la reencarnación.
No es más sorprendente nacer dos veces que una, todo en la naturaleza es resurrección.
Es importante tener en cuenta que la reencarnación es un proceso de maduración, o mejor dicho, de evolución. En este sentido, todos tenemos experiencias que reflejan nuestro estado evolutivo, a veces intuitivamente, y otras de manera más directa.
Nuestras características personales, y sobre todo nuestras capacidades, reflejan buena parte de nuestras vidas pasadas. Los adeptos a la teoría de la reencarnación sostienen que, a mayor grado evolutivo, más dotada será la persona en un área particular de su vida.
Teniendo todo esto en mente, a continuación compartimos algunas señales que, de acuerdo a los especialistas, pueden ayudar a saber cómo, dónde y cuándo vivimos nuestras vidas pasadas.
10- Sueños recurrentes.
Los sueños recurrentes podrían ser estar relacionados con experiencias de vidas pasadas; sobre todo cuando el sujeto sueña frecuentemente con ciertos lugares que no conoce, o con un tiempo que no coincide con el de su vida real, y sin embargo se siente en un entorno completamente familiar y reconocible.
9- Recuerdos fuera de lugar.
No se trata simplemente de recordar hechos o lugares en los que nunca estuvimos, sino de brindar información precisa al respecto. En este sentido, los niños son quienes manifiestan esta señal de forma más concreta. Pero los
chicos que recuerdan sus vidas pasadas aprenden rápidamente a reprimir este tipo de recuerdos, sobre todo cuando el entorno los cataloga como mentiras o simples fantasías.
8- Intuición y empatía.
En este contexto, la intuición es una habilidad, o un sentido, que se encuentra a mitad de camino entre la consciencia y la
mente inconsciente, y mediante la cual se puede acceder a paquetes de información o de sabiduría adquiridos en vidas pasadas. A mayor nivel de intuición, mayor estado evolutivo, y, en consecuencia, mayor cercanía con la FUENTE.
Los niveles de empatía de una persona también son admitidos como señal de una gran evolución, y en consecuencia de una cifra considerable de vidas pasadas. No obstante, existe un límite. En ciertos casos, el sujeto que siente una gran empatía puede llegar a absorber las emociones de un tercero, e incluso sentir él mismo los dolores físicos y emocionales de los demás, lo cual evidencia un estado evolutivo relativamente bajo.
7- Déjà Vu.
El
déjà vu, aquella extraña sensación de ya hemos experimentado el mismo suceso en el pasado, es para la ciencia una simple disonancia neurológica. Si bien ocurre espontáneamente, el déjà vusuele activarse frente a determinados olores, sonidos y sensaciones; que de acuerdo a los defensores de la teoría de la reencarnación, también nos permite recordar algo de nuestras vidas pasadas.
Es importante señalar que la idea de vidas pasadas es inexacta, ya que no necesariamente deben ocurrir en el pasado. La reencarnación también admite la posibilidad de
universos paralelos, por ejemplo, donde habitan versiones desmejoradas de nosotros mismos, o infinitamente superiores.
6- Precognición.
La precognición es la habilidad de obtener información detallada acerca de sucesos futuros. Puede experimentarse a través de visiones,
experiencias extracorporales,
sueños lúcidos,
viajes astrales, y otros fenómenos; pero cuando se relaciona con la reencarnación, y más precisamente con la posibilidad de
descubrir las vidas pasadas, estas visiones suelen aparecer en el sujeto como recuerdos extremadamente vívidos. En cualquier caso, el fenómeno evidencia un considerable estado de maduración.
5- Retrocognición.
La retrocognición es, justamente, lo opuesto a la precognición. Se trata de la habilidad de conseguir información sobre acontecimientos del pasado de manera espontánea. Generalmente, estos hechos están relacionados con las vidas pasadas del sujeto.
4- Almas Infantiles, Despiertas y Maduras.
Las Almas Maduras se definen menos por las experiencias del sujeto que por su propia autopercepción: la persona se siente y actúa como si tuviese una edad mucho más avanzada que realmente tiene. Esto refleja una buena cantidad de vidas pasadas.
En el caso inverso, es decir, en aquellas personas que actúan, piensan y sienten como individuos mucho más jóvenes de lo que son, se evidencia un grado evolutivo menor. En este sentido, las almas reencarnadas se dividen en tres grandes grupos: Almas Infantiles, Almas Despiertas, y Almas Maduras.
Aquellos que han reencarnado pocas veces se inscriben en el primer grupo, y se caracterizan por tener una gran energía física e impulsos y placeres más bien elementales. Su personalidad, en cualquier caso, posee características infantiles.
Las Almas Maduras, a su vez, se encuentran en una etapa intermedia, aunque menos apegada a los intereses estrictamente terrenales de las Almas Infantiles.
En cambio, las Almas Maduras parecen tener una agenda que va a contramano del resto, a menudo ocupándose de sus propios asuntos e interfiriendo poco y nada en los de quienes los rodean. Vistos desde la perspectiva de las Almas Infantiles, las Almas Maduras pueden parecer extremadamente egoístas.
3- Afinidad emocional con otro tiempo.
Los teóricos de la reencarnación sostienen que aquellas personas que sienten una inexplicable atracción por determinadas culturas, por determinados períodos históricos, están manifestando una clara señal de que sus almas vivieron una importante experiencia dentro de este contexto.
No solo se trataría de una vida pasada, sino de la vida pasada, la primera de todas, cuyas experiencias han trascendido al ego temporal y se han grabado de forma indeleble en tu verdadero yo.
2- Miedos y fobias.
Las causas de las fobias han sido extensamente estudiadas por la
psicología, pero aquellos que defienden la teoría de la reencarnación sostienen que, en ciertos casos, nuestros miedos y fobias podrían ser sensaciones residuales de sucesos ocurridos en otras vidas.
De cualquier modo, y siempre dentro del concepto de reencarnación, todo trauma se imprime en el mecanismo del karma; es decir, trasciende la vida en particular del sujeto y retorna, bajo la forma de una fobia o un miedo intenso en inexplicable, en sus vidas futuras.
1- Desapego.
No nos referimos al desapego de las asuntos mundanos, que ya de por sí implica un alto grado evolutivo, sino más bien a la sensación de no pertenecer a un lugar y a un tiempo en particular, y sobre todo a cierto anhelo, cierta melancolía, cierta nostalgia inexplicable, por regresar a casa.
Lo curioso es que, al ser interrogado al respecto, el sujeto es incapaz de definir cuál es ese hogar que añora desde lo más profundo de su ser, ni dónde se encuentra físicamente; sin embargo, lo que sí sabe es que no es en el aquí, ni en el ahora, ni mucho menos entre las personas y circunstancias que lo rodean.
Las almas evolucionadas sencillamente no encajan en aquellos sitios en donde el colectivo que lo rodea pertenece a un grado evolutivo inferior; de modo tal que anhela regresar. Esta es una señal de que el alma en cuestión comienza a elaborar el deseo por regresar a la FUENTE.
Las almas que han reencarnado muchas veces a lo largo del tiempo empiezan a percibir el final de su ciclo y a recordar, al menos en parte, su punto de inicio. Esto puede ir acompañado por un gran cansancio físico y emocional, e incluso por una profunda depresión.
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