Los satélites alertaron a los científicos sobre una «mancha caliente» en océano Pacífico, cerca de Nueva Zelanda y, según las proyecciones, se mueve hacia Sudamérica.
En las imágenes se puede ver la zona involucrada de color rojo. Una imagen obtenida por el Instituto del Cambio Climático de la Universidad de Maine a principios de esta semana, muestra la aparición de un parche de agua inusualmente cálida en el Pacífico Sur.
Este parche, mostrado como una gran mancha de un rojo intenso en el mapa de temperatura sobre estas líneas, mide aproximadamente 1.5 veces el tamaño del estado de Texas.
De acuerdo al investigador y experto climático James Renwick, de la Universidad Victoria en Wellington, Nueva Zelanda, este monstruo de calor apareció debido a «una combinación de cielo soleado, alta presión y vientos suaves».
«La temperatura del mar no varía mucho y un grado Celsius más o menos, marca una gran diferencia. El área roja que se observa en el mapa probablemente está más de 4 grados sobre el promedio, lo que es muchísimo», explicó. «Y su centro incluso puede estar más caliente que eso, convirtiéndolo en el punto más caliente del planeta en este momento».
Al tiempo de escribir esto, la «mancha caliente» se encuentra moviéndose en el océano Pacífico entre Nueva Zelanda y el sur de Chile, con las corrientes oceánicas empujándola gradualmente cada vez más hacia el este.
Según Renwick, la capa de agua caliente se extiende hasta 50 metros debajo de la superficie, por lo que los científicos deberán estudiar qué impacto tendrá en la vida marina de esa zona.
¿Sus efectos?
En su camino hacia Sudamérica a través del extenso Pacífico, los expertos esperan que «la mancha» se debilite, y por ende tenga efecto nulo sobre zonas pobladas de la costa continental.
Sin embargo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) advierte que el calentamiento de las aguas que produce este fenómeno, si persiste, hace que haya menos nutrientes en el océano, lo que al mismo tiempo altera la cadena alimenticia.
Así, por ejemplo, los leones marinos deben nadar más lejos para conseguir los peces y otros animales de los que se alimentan. Un fenómeno similar registrado cerca de California en 2014 creó la mayor floración de algas tóxicas que jamás se haya registrado en la costa oeste de EE.UU.
El aumento de la temperatura también hizo que los jóvenes salmones que entrababan al océano encontraran menos alimento de calidad.
Esa agua más caliente provocó que miles de leones marinos que iban en busca de alimento aparecieran varados en las playas y que varias especies de ballenas, que también se desplazaron más cerca de las costas, quedaran atrapadas en redes de pesca o aparecieran muertas en la orilla. Fuente: NZ Herald/Newsweek.