MILITARES DE FRANCIA ASEGURAN QUE LOS OBJETIVOS “REALES” DE LA COVID NO TIENEN NADA QUE VER CON LOS OBJETIVOS “OFICIALES” QUE NOS CUENTAN
Escándalo: El Banco Mundial exportó aparatos de prueba de diagnóstico de Covid-19 en los años 2017 y 2018
MAGDALENA DEL AMO 08 Sep 2020 - 15:02 CET
El barco de la mentira hace aguas por todas partes. Mientras el Gobierno y los reyezuelos de las comunidades autónomas ejercen su totalitarismo y ensayan sistemas de tortura y maneras de hacernos la vida imposible en este otoño-invierno, las rendijas del barco son cada vez mayores. Tan bien urdida, tan finamente estructurada y tan astutamente llevada a la práctica, esta gran mentira de la pandemia parecía indetectable, incontestable, imposible de desmontar.
Como una especie de Titanic poderoso navegando sobre la mansedumbre y el terror de una sociedad sumisa, tomada por asalto, a traición, para amordazarla y ponerle los grilletes robándole su dignidad y su esencia más genuina. Sin embargo, en medio de la turbulencia y cuando los carceleros parecen estar más al acecho, un motín energético y espiritual se está moviendo en el lado del bien.
Las señales son sutiles aún, pero cada vez mayores, y quienes andamos con el radar y el telescopio a cuestas podemos ver un rayo de esperanza en la lejanía.
Son muchas las personas que, cada una desde su ámbito, están afanadas las veinticuatro horas del día en descubrir el entramado de esta epidemia, cómo se ideó, quiénes la programaron y con qué fines. El periodismo de investigación indaga y bebe en fuentes que, muchas veces, aportan información “sensible” difícil manejar y, por prudencia, humana prudencia, nos vemos obligados a silenciarla.
Sin embargo, en esta ocasión, la información ha sido filtrada para que, por su trascendencia, se haga difusión de la misma. Pasará inadvertida en la prensa oficialista y apesebrada, mensajeros de la podredumbre. Es la dinámica del engaño y la manipulación.
La información filtrada se refiere a un documento de sesenta páginas del Banco Mundial, titulado “Programa de respuesta y preparación estratégica Covid-19, que lleva la etiqueta “Solo para uso oficial”. Lo alarmante de esto es que con fecha de 2017 y 2018 existen registros de exportación de instrumental y aparatos de prueba de diagnóstico de Covid-19 a diferentes países.
En la relación de países a los cuales se exportó material en 2017, aparecen por orden de cantidad total en dólares, Suiza, Alemania, Unión Europea, Estados Unidos, Irlanda y Holanda. En el 2018, los territorios de destino son Unión Europea, Estados Unidos, Alemania, Japón Singapur, China, Hong Kong. Suiza, Reino Unido, Holanda y Francia. En las relaciones figuran los códigos de los productos, el año, el importe de la partida y la descripción.
Esta no puede ser más clara: “Covid-19 Diagnostic Test Instruments and apparatus”. Los productos de 2017 tienen el código 300215, y los de 2018 el 902780. Ante esto cabe preguntarse, ¿cómo es posible que en los archivos del Banco Mundial exista esta información fechada dos años antes de
1) haberse producido los primeros casos en China,
2) que la OMS decretara la pandemia
y 3) que se hiciese público el nombre de Covid-19?
La respuesta no ofrece dudas. ¿Se trata de una pandemia programada, tal como venimos sosteniendo desde el principio?
La información viene como caída del cielo en un oportuno momento en el que las cosas están cambiando. Las filtraciones suelen producirse por interés personal, dinero, por venganza o por una cuestión de conciencia, y existe una rica casuística al respecto.
Algunos personajes que han ocupado altos puestos y/o han estado involucradas en asuntos turbios relacionados con el narcotráfico y el terrorismo de estado, pongamos por caso militares o destacados miembros de la CIA o el FBI, en el lecho de muerte han roto el secreto y han hecho confesiones escalofriantes que dieron lugar a investigaciones o resoluciones de asuntos importantes. En este caso, me inclino a pensar que la filtración fue por una cuestión de conciencia.
Estos datos coinciden con un informe clasificado de militares de Francia en el que aseguran que “los objetivos ‘reales’ de la Covid no tienen nada que ver con los objetivos ‘oficiales’ que nos cuentan falsamente las autoridades y los medios de comunicación”.
Según el informe, se trata de controlar la población y conseguir la temida y “sospechosa” vacunación obligatoria. Se relaciona en el informe la Covid-19 con la tecnología 5G y ponen como ejemplo la ciudad de Wuhan, la primera donde se instaló esta red. Aseguran que lo de Wuhan fue un cóctel de virus, 5G y vacunas; un ataque de guerra biológica y ondas electromagnéticas.
Califican la situación de “guerra contra la humanidad”. Los militares recibieron la orden de clasificar este informe, pero algunas almas buenas, que siempre hay, han decidido filtrarlo por el bien de la sociedad. Solo conociendo los planes del enemigo podemos vencerle. Por eso la información es tan importante en estos momentos tan cruciales. Nos jugamos no solo nuestro presente, sino nuestro futuro y el de nuestros descendientes.
Si hubiese políticos valientes y capaces, con vocación de servicio, dispuestos a dar un paso adelante y a enfrentarse a las instituciones internacionales, sería el fin de la epidemia. Hace ya tiempo que los virólogos y otros profesionales han dicho: “dejen de hacer test de pacotilla, retiren las mascarillas, que cada quien vuelva a su trabajo y los niños al colegio, y se acaba la pandemia”. Es decir, no hay tal pandemia, pero sí un enorme decorado con positivos de atrezo.
Lo que sí es real es la vacuna, que ya anuncian que empezarán a inocular en diciembre, en el caso de que no haya demasiadas “desfeitas” en las pruebas y les sea imposible esconderlas. ¡No me fío ni un pelo de esta tropa amoral! Muchos están encantados y ya tienen el brazo preparado para la dosis. ¡Qué Dios los bendiga y les vaya bonito!, como dice el bolero.
Las farmacéuticas también están eufóricas porque su cuenta de resultados promete. ¡Para que luego digan que está siendo mal año! Además, han atado todos los cabos: si la vacuna sale mal y produce efectos secundarios indeseables, incluso muertes, ellos se irán de rositas porque como tuvieron que ir a toda prisa para traernos el regalo de Navidad, no íbamos a exigirles que fuera perfecta. Así que el Estado correrá con la responsabilidad de las indemnizaciones, es decir, una vez más, el contribuyente será el paganini. No está la cosa para hacer humor, ni siquiera humor negro.
Pero hay otras señales positivas muy importantes relacionadas con los “médicos del mundo” y un plan para la defensa de la verdad y la libertad. De manera pausada y pacífica, sin prisa pero sin pausa, en el lugar donde hay que hacer estas cosas. Iremos desgranando.
NOTA. Si algún youtuber desea reproducir este texto o parte de él para la locución de su vídeo, debe pedir autorización y citar la fuente al principio de la narración.
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