A veces, cuesta tanto diferenciar la noticia falsa (o sesgada) de la verdadera, que las personas acaban sufriendo indefensión informativa aprendida. Es decir, una forma de impotencia ante todo lo que les llega de los medios.
La indefensión informativa aprendida es una forma de agotamiento cognitivo y emocional que surge cuando quedamos saturados por un exceso de datos contradictorios. Podríamos decir que es un paso más allá a la clásica infoxicación, es decir, cuando sufrimos una sobrecarga informativa. La siguiente fase en ese estado mental es la impotencia y el darnos por vencidos.
Es un tipo de agotamiento cognitivo que deriva en la ansiedad, la apatía y el no saber ya a qué atenernos cuando leemos una noticia, cuando nos envían un link con un artículo o escuchamos la opinión de alguien en los medios. Este fenómeno es especialmente común en países autoritarios o donde la información está claramente controlada o sesgada, como es el caso de Rusia.
Son situaciones en las que las personas se ven obligadas primero a tener que verificar todo lo que leen o les llega. Más tarde, esa suspicacia, esa desconfianza continuada ante los medios, deriva tarde o temprano en indefensión. Hasta el punto de que muchos pueden optar, sencillamente, por dejar de usar las redes sociales.
“Si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo que es relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso, explorar en internet es solo tomar al azar hechos no verificables que no significan nada”.
-Noam Chomsky-
Indefensión informativa aprendida: ¿en qué consiste?
El presente término surge a raíz de la pandemia. Fue en un estudio de la Universidad Northwestern, donde dos investigadores, Erik C Nisbet y Olga Kamenchuk, acuñaron dicha idea. La indefensión informativa aprendida surge a raíz de la infodemia (abundancia de información) y la propia desinformación.
Cuando estas dos variables se convierten en una constante, las personas ya nos saben a qué atenerse, no saben a qué dar autenticidad. Poco a poco aparece el agotamiento y más aún las creencias inexactas. Se puede llegar a tal punto de vulnerabilidad que aparecen dos reacciones: la desconexión total de los medios o acabar creyendo cualquier cosa dado ese estado mental de agotamiento.
Por tanto, esta forma de indefensión aprendida no deja de ser también una forma de manipulación. Cuando determinados medios y países tienen como pauta controlar lo que se publica o dar información sesgada o falsa, aparece el agotamiento cognitivo. Y con él, la dificultad (o falta de ganas) de contrastar lo que nos llega.
La desinformación, una constante en los últimos años
Si repasamos un poco la trayectoria de la información en los medios comprenderemos el origen de la indefensión informativa aprendida. Con la llegada de internet y las redes sociales aumentó de manera exponencial la generación de datos, de artículos, noticias…
Y con ella no tardó en aparecer la desinformación, la manipulación y el clickbait (crear encabezados sensacionalistas para que los usuarios abran el link). Asimismo, surgió otra realidad. Si se le da acceso a todo tipo de información a la población, esta puede descubrir ciertas realidades, aprender y relativizar aquello que hasta no hacía mucho daba por válido.
Esto último no es algo favorable para países como China o Rusia. Por tanto, el objetivo será controlar lo que se publica y orientarlo hacia una dirección más ajustada a los idearios de dichas potencias.
En los últimos años, la desinformación ha sido una constante. Han sido tantos los datos recibidos, tantas las contradicciones que hemos leído y se ha puesto tan en duda a la ciencia que muchas personas han caído en un claro agotamiento. También en la indefensión informativa aprendida.
La indefensión informativa aprendida y el agotamiento cognitivo
Cuando lo único que leemos son noticias conspiranoicas y descubrimos que muchos de los datos que nos ofrecen son falsos, aparecen dos procesos. El primero es el agotamiento cognitivo, el cual deriva del evidente exceso de información.
Por su parte, la indefensión informativa aprendida surge con la apatía y el desánimo ante medios que solo buscan manipularnos.
Ese agotamiento cognitivo y emocional nos resta incluso recursos para juzgar y ser cauto ante la información que nos llega. Ya no hay ganas de contrastar lo que nos llega. Se duda de todo o bien se acaba dando por válido todo lo que llega por ese agotamiento que apaga el pensamiento crítico.
La indefensión informativa aprendida puede hacer que dejemos de verificar la información que leemos a diario en redes sociales.
El agotamiento y la infodemia también son formas de manipulación
En efecto, esta es una variable que debemos considerar. La infodemia o el exceso de información que recibimos a diario nos agota y puede hacernos caer en ese tipo de indefensión con la cual, ya todo nos da igual. Es un tipo de manipulación mediática que logra o bien que dejemos de informarnos o que demos por válido todo lo que nos llega.
Esta no es una buena estrategia, y más en los tiempos actuales. La única forma de sobrevivir en esta jungla de la hiperinformación y de la información sesgada es aplicando una serie de sencillas estrategias. Una es regular el uso de las redes sociales. No podemos estar pendientes a cada segundo de cada notificación.
La otra es mantener nuestra mirada crítica, contrastar cada información y averiguar cuáles son las fuentes que usan. Saber la verdad sobre algo requiere tiempo y un firme compromiso con nosotros mismos. Las noticias no son un producto que consumir, son un arma para despertar conciencias y verdades.
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