A partir del año 2020, el mercurio estará prohibido en el mundo entero. El acuerdo internacional preparado por el Programa de la ONU para el Medio Ambiente ha sido firmado ya por noventa países.
El mercurio es una fuerte neurotoxina, pero hasta la fecha se emplea ampliamente en la industria, en particular en la cosmética. Y hasta los últimos tiempos, quién sabe por qué razón, no ha habido intentos de prohibirlo.
El correspondiente documento sobre el mercurio se llama la Convención de Minamata. La historia es la siguiente: los habitantes de la ciudad japonesa de Minamata durante decenios sufrieron envenenamiento por mercurio que, junto con otros residuos, era vertido al mar por las empresas de Chisso Corporation. El síndrome neurológico que se registra hasta la fecha en la población local pasó a llamarse la “enfermedad de Minamata”.
Dosis elevadas de mercurio puede originar graves alteraciones en la actividad del sistema nervioso y de los riñones, además de alterar el proceso de hematopoyesis. En el caso de mujeres embarazadas, incluso dosis reducidas pueden afectar al feto, resalta el experto del Instituto de Biofísica Celular de la Academia de Ciencias de Rusia, Alexéi Karnaújov.
–Se observan envenenamientos agudos por mercurio, pero el principal peligro para el organismo humano consiste en las consecuencias crónicas de la acción de vapores de mercurio. Su efecto es muy peligroso sobre un organismo en pleno crecimiento, tanto en el embarazo como en la primera infancia pueden quedar afectadas las funciones cognoscitivas. Baja el nivel intelectual y se alteran las reacciones comportamentales.
Todo esto se conoce desde hace mucho tiempo y, a pesar de esto, el mercurio se usa ampliamente en medicina (por ejemplo, en termómetros), en lámparas de bajo consumo, en extracción artesanal de oro, producción de cemento… Las centrales eléctricas a base de carbón, las centrales hidroeléctricas y las termoeléctricas, la metalurgia ferrosa y no ferrosa son fuentes de contaminación del entorno con este metal. Ni siquiera la cosmética ha podido prescindir de su uso: este se encuentra en los pigmentos de las máscaras de pestañas, en las barras de labios, en algunos tipos de jabón y en cremas blanqueadoras aunque su contenido es insignificante.
Sin embargo, incluso estas pequeñas dosis son nocivas, considera la Organización Mundial de la Salud. Ahora bien, ¿a qué se debe tanta inercia de los industriales en este caso cuando se trata de la salud de las personas? Como se aclara, la mayoría de las compañías cosméticas hace tiempo que crearon productos alternativos, no del todo innocuos, pero mucho menos perniciosos para el organismo humano, por ejemplo, los parabenos, productos compuestos que liberan formaldehido. Pero los fabricantes no se apresuran a pasar a la nueva fórmula porque es más conveniente usar mercurio: con este, el periodo de caducidad de los productos se prolonga hasta cinco años.
Para ser justos debemos añadir que la mayoría de los países signatarios de la convención han renunciado a usar mercurio en productos de cosmética y en el jabón. El problema persiste tan solo en la máscara de pestañas y en otros productos para los ojos. También estarán vedados los termómetros, las lámparas y las pilas que contienen mercurio.
La Convención de Minamata es fruto de conversaciones de cuatro largos años. Se estima que el documento entre en vigor en 2016, cuando sea ratificado al menos por cincuenta países. Para 2018 se planifica prohibir el empleo de mercurio en la producción de diversos compuestos químicos. Y para 2020 el uso industrial de mercurio será prohibido por completo.
En lo que atañe a Rusia, participó activamente en la redacción del texto de la Convención. En el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia declararon que Moscú firmará el documento, lo más posible, antes de terminar el año. La mayoría de los países de la UE y China ratificarán el documento sobre la contaminación de mercurio, lo más probable, ya en otoño. Entretanto la adhesión de la India a la Convención por el momento está en duda.
