Ya sólo falta que encuentren un cristo en las (falsas) cuevas de Altamira.

La impactante Cueva de Burrows fue descubierta casualmente por un habitante de la zona, Russell Eugene Burrows en 1982, en Olney, Illinois, EEUU. El 27 de julio de 1984 el periódico local Olney Daily Mail se hizo eco del hallazgo en un nota claramente desinformativa.

La Cueva tenía difícil acceso tras una pequeña y apenas imposible entrada y luego se extendía en unos vastos espacios que daban lugar a 12 criptas principales y muchos más secretos.

Parecía la tumba de un rey egipcio con su sarcófago correspondiente. En la segunda cripta había una mujer y dos hijos, que debían ser de la familia del rey y que aparecían asesinados.

 En la cueva se econtraron vastas cantidades de oro con inscripciones, y miles de piedras pequeñas con todo tipo de inscripciones europeas, egipcias, hebreas, protosumerias,desconocidas…. y dibujos de todo tipo de Egipto, Sumeria, Atlántida, aliens, reptilianos, caballos (que fueron llevados por Colón a América, aunque parace que los hubo tiempo atrás por allí), elefantes, serpientes, mapas del río Misssisipi antes del Diluvio, esfinges, tierra hueca, demonios, incluso de Jesucristo predicando ante los indios. Russell contó en 1992 todos estos hallazgos en su libro The Mystery Cave of Many Faces coescrito con Fred Rydholm.


EL GORRO MASÓN REPTILIANO QUE NO FALTA
Las autoridades oficiales y arqueológicas hicieron todo lo posible por ocultar y manipular la realidad de tan importante hallazgo. Las leyes del estado de Illinois impedían la visita y todo tipo de investigación del lugar. La cueva pertenecía a una propiedad privada.

En 1982 2000 objetos de la cueva fueron vendidos a un coleccionista privado para desaparecer misteriosamente de los ojos de toda ulterior investigación.

Probablemente fue un illuminati del Instituto Smithonian quien se quedó con ello para ocultar tan reveladores ooparts a los ojos del mundo, que es lo que suelen hacer siempre que ecuentran verdades de este tipo que desmontan el pufo de la Arqueología y historia oficial inventada por los anunnaki.

Según Russell, los objetos encontrados en la cueva alcanzaban el número de 3933. Se perdieron “misteriosamente” un montón por el camino, un total 1637 y quedaron solo 356.

El ocultamiento oficial fue implacable, como suele ocurrir siempre en estos casos y como hicieron en la Cueva de los Tayos en La Maná, Ecuador o en Göblekki Tepe, Monte Bucegui en Rumanía o Arkaim en Los Urales, Rusia o tantos portales dimensionales o pirámides con ooparts encontrados.

Russell ha denunciado la conspiración para ocultar toda la información e informa que hay cinco cuevas más en la zona inexploradas. Finalmente, frustrado y cansado de tanta gaita, decidió dinamitar la entrada de la cueva.

Se han inventado mentiras y chismes para desacreditar a Russell, pero un investigador del caso, Philip Coppens, nos cuenta que le “parece un hombre de honor”.

Nadie se ha forrado con el descubrimiento -no como con el timo de Altamira en Cantabria- y aunque hubo algún intento de hacer dinero con el asunto, finalmente nadie ha ganado un duro con ello.

 Tampoco cuadro que alguien pierda el tiempo el labrar miles de piedras con extraños símbolos, imágenes e incripciones, como en el caso de las Piedras de Ica y Acámbaro, que son una fotocopia muy similar a la Cueva de Burrows, siempre también ocultadas por los media.

No os perdaís los vídeos, son información e historia real oculta y la música es deliciosa.