En plena caída libre de la compañía y con unas pérdidas acumuladas de más de 700 millones de euros, Panrico pagó el pasado año a sus altos directivos un total de 4,7 millones de euros, lo que supone un 43% más que un año antes. Pero no sólo eso. La retribución de los altos ejecutivos de la sociedad matriz subió aún más: un 67%, hasta 4 millones.
La empresa asegura que ese fuerte incremento de la retribución se explica por dos razones. La primera, porque en 2010, 2011 y 2012, con la compañía hundiéndose en el mercado, se pagó un bonus para retener a los altos ejecutivos. Y la segunda porque esa cantidad incluye el pago de una indemnización a César Bardají, que en octubre de 2011 fue sustituido como consejero delegado por Joan Casaponsa, pero que permaneció en la empresa hasta enero.
Plan de viabilidad
El problema de fondo es que ni Bardají ni Casaponsa supieron encontrar la solución a los graves problemas que atravesaba la empresa, pagando unos sueldos fuera del mercado no sólo a los directivos sino también a los trabajadores, cuya retribución se duplicaba en algunos casos respecto a lo que marcaban los convenios colectivos y lo que pagaban por lo tanto el resto de sus competidores.
De hecho, no ha sido hasta la destitución de Casaponsa el pasado septiembre y el nombramiento en su lugar de Carlos Gila cuando la compañía ha empezado a tomar decisiones para acometer una profunda reestructuración que permitan garantizar su viabilidad. De acuerdo con las fuentes consultadas porelEconomista, Casaponsa, al contrario de lo que había hecho Bardají, no reclamó ninguna indemnización por su despido.
El plan de Gila pasa por el recorte de 1.900 puestos de trabajo, incluyendo los autónomos, que se dedican al reparto del producto y una rebaja de las nóminas para los que se queden de entre un 35 y un 45%. Todo ello para intentar cuadrar las cuentas. Tal y como adelantó elEconomista el pasado sábado, Panrico cerró el último ejercicio con unos números rojos de 98,8 millones, frente a unas pérdidas el año anterior de 278 millones de euros.
Pese al aumento de la retribución a su equipo directivo, la compañía logró reducir sus gastos de personal en cerca de 10 millones de euros a consecuencia del impacto en el ejercicio de los proyectos de reestructuración iniciados en ejercicios anteriores. El grupo de alimentación ya vivió una regulación de empleo a principios de 2012 que le llevó a cerrar las fábrica de Sevilla y a reducir salarios, entre otras medidas.
Sólo en el caso de la factoría de Santa Perpètua (Barcelona) los trabajadores se redujeron el sueldo un 20 por ciento. De esta manera, los gastos de personal de Panrico se situaron en 2012 en 132,4 millones de euros, frente a 142,4 millones del año antes. A indemnizaciones se destinaron 16,8 millones, una cifra similar al año anterior.
Durante 2012, la plantilla de Panrico se redujo en 242 personas. De estos, los trabajadores de los centros productivos fueron los que se llevaron la peor parte, ya que se eliminaron 174 empleos. Otros 118 empleos se eliminaron de su red comercial y 137 de administración. Por contra, la mano de obra indirecta se incrementó de 518 a 704 trabajadores. A cierre de 2012, un total de 3.114 trabajadores conformaban su plantilla, frente a los 3.356 de un año antes.
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