La primera versión comercial del procesador inspirado en el cerebro humano saldrá al mercado en 2014, anunció la empresa Qualcomm. El procesador sináptico que imita las conexiones neuronales del cerebro puede aprender mientras computa.
Los dispositivos creados con base en la nueva tecnología no solo son capaces de automatizar las tareas que ahora requieren de programación minuciosa –por ejemplo, mover el brazo de un robot de manera suave y eficaz a la vez– sino también aprender de sus errores y hasta evitarlos posteriormente, lo que puede llevar a la desaparición del término la “caída del ordenador” para siempre.
Qualcomm –la empresa estadounidense que produce los procesadores para la tecnología móvil– tras diseñar un procesador neuromórfico, anunció la salida al mercado en 2014 de su versión comercial, que se modificará aún más en un futuro próximo.
En un video difundido por la compañía se muestra cómo un prototipo, tras investigar el ambiente en un cuarto con suelo de varios colores, recibe una señal de que es “un buen robot” cuando alcanza el cuadrado blanco y, utilizando su capacidad para el aprendizaje, posteriormente evita las partes del piso que están marcadas con otros colores.
La gran ventaja del nuevo sistema es su capacidad para tolerar fallos. Las computadoras tradicionales no pueden evitar el fracaso de tan solo un transistor. Los nuevos diseños biotecnológicos permiten cambiar los algoritmos, lo que hace posible que el sistema se adapte continuamente y evite fallas completando las tareas.
Además, los dispositivos ‘con cerebro’ son considerablemente más eficientes respecto a los ordenadores convencionales, por ejemplo, en el reconocimiento de imágenes conocidas (caras de personas en la multitud o manuscritos). En junio la compañía Google anunció que había usado las técnicas de redes neuronales para desarrollar un nuevo servicio de búsqueda para ayudar a los usuarios a encontrar fotos específicas con mayor precisión.
Muchas organizaciones por todo el mundo centran actualmente sus esfuerzos en lograr éxitos en la unión del sector de la electrónica y biotecnología. No obstante, se enfrentan a múltiples retos.
Así, la supercomputadora que simulaba el cerebro, creada por la multinacional de tecnología IBM, funcionaba 1.500 veces más lenta que un cerebro real. Además, el dispositivo requería de varios megavatios de energía, en comparación con solo los 20 vatios de potencia que utiliza un cerebro biológico (algo menos de lo que consume una bombilla del hogar).
No hay comentarios:
Publicar un comentario