La paciencia de Rusia tiene sus límites y existe una serie de ‘líneas rojas’ que Occidente no debería cruzar si no quiere recibir una respuesta severa, de acuerdo con una publicación en la web ‘Vzgliad’.
La expansión de la OTAN hacia el este
La expansión descontrolada de la OTAN hacia el este de Europa puede convertirse en una de las llamadas ‘líneas rojas’ para Rusia. Cuando la Alianza Atlántica se ha acercado a las fronteras rusas, tales países como Ucrania y Georgia se han convertido en una especie de ‘Estados tapón’ entre Rusia y Occidente. EE.UU. y sus aliados hacen todo los posible para aumentar su influencia en estos territorios e incluso para imponer Gobiernos que les convengan, como pasó en su momento en Georgia con el presidente Saakashvili, y en Ucrania durante la llamada ‘Revolución Naranja’, apoyada desde el exterior, y el reciente golpe de Estado financiado y aplaudido por Occidente.
Si Ucrania algún día llega a ser miembro de la Alianza esto supondría un cambio radical en el balance de las fuerzas estratégicas y una verdadera amenaza a la seguridad de Rusia. Los elementos del sistema de defensa antimisiles que EE.UU. emplazaría en el territorio ucraniano en combinación con las armas estratégicas convencionales de alta precisión podrían afectar los sistemas de defensa antiaérea y antimisiles de Rusia.
Además los dirigentes de la OTAN ya han comenzado a involucrar a las Fuerzas Armadas de Suecia y Finlandia (que tiene frontera con Rusia) en la estructura militar de la Alianza. Aunque de momento se trata de una participación limitada de los militares de estos países en las maniobras conjuntas con la OTAN, no se puede excluir que la situación cambie si llegan al poder las fuerzas conservadoras.
La contención nuclear y la carrera armamentista
La confrontación con EE.UU. en el área de las armas nucleares es una de las mayores amenazas a la seguridad y a los intereses nacionales de Rusia. Los esfuerzos diplomáticos y militares de Washington están dirigidos a minimizar la capacidad de respuesta de Rusia a una amenaza nuclear.
Para alcanzar su objetivo, EE.UU. está tratando de imponer a Rusia todo tipo de ‘acuerdos de desarme’. Así, por ejemplo, EE.UU. quiere iniciar las negociaciones sobre la reducción de las fuerzas tácticas nucleares, que actualmente garantizan la paridad nuclear entre las dos naciones.
El sistema de defensa antimisiles que Washington está construyendo en diferentes países europeos, cada vez más cerca de las fronteras rusas, es también parte de este plan.
Una situación en la que la capacidad de respuesta nuclear de Rusia estuviese seriamente amenazada sería una ‘línea roja’ para Moscú.
Conflicto en Oriente Próximo
Una agresión de EE.UU. contra Siria como “respuesta asimétrica” al fortalecimiento de Rusia podría ser otra línea infranqueable para Moscú.
Hace poco Washington cerró la Embajada de Siria y aumentó su presencia militar en el Mediterráneo. A pesar de que en una ocasión Obama ya desistió de atacar a Siria, su fe en las armas sofisticadas podría hacerle optar por ese tipo de agresión.
Teniendo en cuenta las tensiones actuales en la región, no se puede descartar la participación de Irán e Israel en el conflicto y una expansión del mismo que podría llegar a ser mundial.
El Ártico
El Ártico no es solo un objeto de deseo por sus reservas de hidrocarburos, sino también por ser una cómoda cabeza de puente.
Precisamente este último aspecto está en el punto de mira de EE.UU. El Ártico, especialmente la parte situada bajo el hielo, es vista en los planes estratégicos militares de EE.UU. y la OTAN como un punto de partida ideal para llevar a cabo un ataque nuclear contra Rusia.
La estrategia de la OTAN prevé el emplazamiento de hasta 20 submarinos en el Ártico capaces de realizar un ataque nuclear preventivo contra blancos ubicados en el territorio de Rusia.
Cualquier actividad sospechosa de los submarinos estadounidense en esta región podría servir de ‘línea roja’ para Moscú.
Cabe destacar que últimamente Rusia ha intensificado su presencia militar en el Ártico y hasta ha llevado a cabo maniobras militares en la región.
Amenaza terrorista
EE.UU. podría redirigir la agresión de los grupos islamistas radicales próximos a Al Qaeda que operan en Afganistán hacia Rusia. A pesar de la lucha armada contra el terrorismo proclamada por EE.UU., los servicios especiales de la nación norteamericana mantienen contactos con los participantes de los grupos radicales. Normalmente se hace con el fin de prevenir atentados, pero este tipo de comunicación también podría servir para fijar otro tipo de blancos (Rusia, en este caso).
El primer atentado llevado a cabo en el territorio ruso en el que se detectase ‘una huella estadounidense’ serviría de ‘línea roja’.
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